Con motivo de la Conferencia Nacional del PCC, a realizados el 8 y 9 de octubre del presente año sobre la actualización del Programa y el ajuste de los Estatutos, me parece oportuno poner en consideración los siguientes comentarios que hacen relación a la actualización programática, ahora que los partidos, movimientos y coaliciones políticas se disponen a iniciar la campaña para elecciones al Congreso y a la presidencia de la República en el 2022.
¿Cuál es el objetivo principal del PCC de conformidad con la teoría del Marxismo Leninismo?
Contestar esta pregunta en forma clara y precisa permite saber en dónde estamos y para dónde vamos, comprender cuál es la misión fundamental del PCC en este momento de la coyuntura mundial, regional y nacional, teniendo claro el norte del objetivo principal sin dejarse desviar por las tormentas y los avatares que azotan el horizonte político de la actualidad.
Tener un punto de vista político de clase, un método dialectico de análisis, un conocimiento de la historia, y una comprensión del movimiento político practico, nos da las herramientas teóricas y políticas para esclarecer cuál es el enemigo fundamental y cuáles son sus aparatos políticos e ideológicos de dominación contra el movimiento popular.
Permite establecer las fuerzas sociales y políticas interesadas en la toma del poder para hacer los cambios estructurales fundamentales que lleven a la construcción de la nueva sociedad.
Posibilita establecer la correlación de fuerzas y por lo tanto las alianzas tácticas y estratégicas para la conquista del poder, tratando de asegurar la hegemonía política y cultural que debe llevar la clase obrera y los trabajadores conscientes, y demás sectores de las capas medias dentro de la coalición democrática.
Resolver la pregunta del objetivo principal del PCC, conduce a considerar la posibilidad de diferentes vías y formas de lucha hacia la toma del poder de conformidad con la experiencia histórica del pueblo colombiano.
Determina poner en primer plano la educación y la organización de la clase obrera y de los trabajadores para la conquista del poder a través de la alianza de los obreros y de los campesinos y de las capas medias, que constituyen el 90 por ciento de la población, contra la minoría plutocrática, agente del imperialismo, de los grandes capitalistas financieros, terratenientes y latifundistas, que dominan con su dictadura de clase, las palancas del poder económico, político y social de las minorías que han gobernado a Colombia.
De la respuesta se deriva la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo económico y cultural de conformidad con el nuevo poder de los trabajadores y obviamente se concluye el tipo de programa para agitar y proyectar en la opinión pública, no solamente durante las campañas electorales sino también durante el ejercicio del poder, y de los desarrollos permanentes de la situación política, que le permitan caracterizarse como una fuerza revolucionaria y democrática alternativa a los partidos burgueses de la oligarquía y del imperialismo.
Por todo lo anterior el objetivo principal es la toma del poder para la construcción de una nueva sociedad socialista democrática y popular en nuestro país.
Obviamente, el desarrollo de este postulado tiene sus manifestaciones político prácticas para que deje de ser una mera declaración teórica.
Se trata de construir los lineamientos del nuevo poder popular para la construcción del socialismo en las condiciones económicas, políticas, sociales, culturales e históricas de nuestra formación socioeconómica actual, en medio de la crisis estructural del modo de producción capitalista y de la crisis coyuntural del modelo de acumulación neoliberal, agravada por la pandemia del covid-19.
Este nuevo poder democrático debe de estar fundamentado en una nueva economía y una nueva cultura que debemos concretar en las diferentes formas de propiedad estatal, social, cooperativa, mixta y privada, con sus correspondientes relaciones en un mercado planificado y democrático, y por supuesto con las nuevas relaciones políticas, institucionales y culturales.
Los lineamientos del nuevo poder democrático popular tienen que ver también con las reformas estructurales e institucionales que le den sangre, músculos y nervios al nuevo proyecto político de unidad democrática, entre las cuales podríamos mencionar las siguientes:
1- la reforma rural integral; 2-el manejo del Banco de la República para la distribución del crédito en forma democrática entre la micro, pequeña y mediana empresa y para el control de los capitales financieros de las multinacionales; 3- un Plan Nacional de Desarrollo orientado a la industrialización del país en beneficio de la mayorías, donde domine la producción social, estatal, cooperativo y mixta, teniendo en cuenta la alta tecnología de las economías de escala en los principales renglones para el consumo nacional y para la exportación; 4-la reforma democrática de las fuerzas armadas y de los cuerpos de seguridad del Estado; 5-la reforma electoral, 6- la reforma en el sistema de salud, educación, y justicia; 7-la proyección del comercio exterior; 8-la reforma tributaria estructural progresiva y equitativa que grave a los grandes capitales y a los latifundistas improductivos; 9-el desarrollo del arte y la cultura democráticos y populares; 10- la soberanía nacional en su manifestación económica, política, financiera y militar. Y 11- la integración latinoamericana como un solo Estado plurinacional.El Estado socialista, democrático y popular, tendrá en cuenta los planes y programas para el desarrollo de las ciudades democráticas y humanistas, teniendo en cuenta los planes de vivienda de urbanismo y de hábitat en favor de las mayorías ciudadanas y para el disfrute de los todos los trabajadores.
Desplegará el desarrollo de las regiones combatiendo el centralismo absorbente, promoviendo un nuevo desarrollo regional teniendo en cuenta la vocación económica de las provincias y de las respectivas áreas metropolitanas.
Dará cumplimiento a los acuerdos de La Habana sobre los cultivadores de coca y demás plantas de uso ilícito, con programas agroindustriales y minero energéticos rentables para las comunidades respectivas y con la organización comunitaria y su respectiva capacitación tecnológica.
Promoverá el diálogo con el ELN, con las Disidencias de las Farc, y desmontará los grupos paramilitares al margen de la ley, con el fin de llegar a una paz completa y democrática.
Tendrá como objetivo la producción estatal de vacunas contra el Covid-19 y demás derivaciones de la pandemia, con el fin de llegar a la inmunidad de rebaño con la prevención, la toma de muestras, control y aislamiento de los pacientes afectados, con la subvención económica por parte del Estado.
Dará especial atención a la depredación del medio ambiente controlando eficazmente la contaminación de la fauna, la flora y agua, así como de la tala del bosque, de la minería ilegal y de la ganadería extensiva.
El Estado socialista, democrático y popular, dará especial prioridad a la organización de los trabajadores en sindicatos nacionales por ramas industriales, tanto del campo como de la ciudad, y en cooperativas de las diversas ramas de la economía, con el fin de llegar a una sola central unitaria de trabajadores y a una red nacional de cooperativas populares de productores y de bienes y servicios.
El nuevo poder socialista, democrático y popular, tendrá como base social el pluralismo social y político, con la hegemonía de los trabajadores y sus organizaciones gremiales en los puestos claves del poder del Estado, con períodos definidos por la constitución en el nuevo Estado social de derecho.
Bienestar, trabajo digno, educación en la ciencia y la tecnología, el arte y la cultura, y en los valores del humanismo y la solidaridad, serán los principios rectores del nuevo Estado socialista democrático y popular.
Solo con un partido comunista revolucionario con influencia de masas, con un frente amplio pluralista democrático y popular, con unas fuerzas armadas democráticas y con un programa de gobierno democrático y científico, se puede asegurar la construcción de una nueva sociedad, pues la historia ha comprobado que la burguesía, agente del imperialismo y de las trasnacionales, es incapaz de asegurar una salida democrática y popular a la crisis nacional.
Una cosa es el programa táctico de la coalición electoral del Pacto Histórico y otra el programa revolucionario del PCC. Una cosa es la lucha por las reformas desde el punto de vista de la burguesía, y otra muy distinta es la lucha por las reformas desde el punto de vista revolucionario comunista; desde este punto de vista, las reformas sirven para avanzar en la organización y en la conciencia de clase de los trabajadores hacia la conquista de un nuevo poder, un nuevo Estado, una nueva economía, y una nueva cultura, a favor de las grandes mayorías nacionales.
El gobierno del Pacto Histórico podría ser la oportunidad para construir los espacios democráticos y las herramientas políticas para que el pueblo y los trabajadores puedan adelantar sus luchas orientadas a la construcción de una nueva democracia socialista.