Con el nuevo presupuesto para ciencia, innovación y tecnología, el cual fue reducido para el próximo año, Colombia se sostiene como uno de los países del mundo que menos gasta e invierte en ciencia. Lo paradójico de esta disminución se da cuando revisamos el documento Nacional Política Nacional De Ciencia, Tecnología e Innovación 2016-2025, en el cual se menciona que “La investigación es pilar para las grandes trasformaciones sociales, económicas y ambientales”. Pero lo más sorprendente es que establece que la capacidad de una sociedad para producir, seleccionar, adaptar, comercializar y usar el conocimiento es crucial para lograr un crecimiento económico sostenido y mejorar los estándares de vida de la población, como fue dicho con anterioridad por el Banco Interamericano para el desarrollo.
Otro factor importante que se menciona en este documento y que se define como principal problema es que el país no ha logrado impulsar el desarrollo económico y social a través de la ciencia, tecnología e innovación, como consecuencia de los siguientes problemas específicos:
1) Baja generación de conocimiento de alto impacto.
2) Insuficientes condiciones para la cooperación entre los sectores público y privado en la identificación, demanda y apropiación del conocimiento y la tecnología.
3) Baja actividad innovadora y de emprendimiento en el aparato productivo.
4) Debilidad en las políticas para el desarrollo de la investigación y si a esto además le sumamos que somos uno de los países con el nivel más bajo de investigadores, las posibilidades de hacer ciencia, innovación y tecnología son mínimas.
Ahora, tenemos información que valida que la inversión en ciencia, tecnología e innovación lleva a un crecimiento económico, productividad y calidad de vida. Para analizar esto es importante revisar los países con alto crecimiento económico: Suecia invierte más del 4% del total de su producto interno bruto (PIB), Israel el 5%, Estados Unidos alrededor del 3%, pero el caso actual más importante ha sido China que posee una de las mayores tasas de crecimiento en las últimas décadas, donde la inversión en ciencia y desarrollo pasó de un 2.4% entre 1990-1995 hasta alcanzar un 8.4% entre 2000-2003. Este es un ejemplo notable de aumento en la inversión en ciencia y crecimiento económico, mientras nosotros el porcentaje más alto fue en 1996 con un 0,5% y actualmente es del 0,3%.
Por lo tanto, las políticas en ciencia han sido un reflejo de la economía colombiana. Esta en su modelo actual no tiene grandes diferencias con la del período colonial, donde las principales fuentes de ingreso provenían de las materias primas, las cuales se han modificado a lo largo de los años. Primero, oro, luego café y ahora petróleo, con un elemento común de nuestras exportaciones que ha sido el hecho de que, en general, reflejan la abundancia relativa en recursos primarios, además de la escasez relativa de capital físico y humano que se requiere para las extracciones de dichas materias.
Si realmente deseamos tener cambios profundos en nuestra sociedad y tener en el futuro cercano una posibilidad de cambio, se hace necesario pensar qué tipo de sociedad queremos realmente y cómo la queremos construir. La política actual de recortes en áreas de ciencia, educación, cultura y deporte lo único que demuestra es que ya no estamos en vía de desarrollo.
