Lo que algunas mujeres buscan en un quirófano, a Ricardo Domínguez se lo regaló la naturaleza. Sus finos pómulos, barbilla puntiaguda y nariz delicada son facciones que corresponden con el ideal de belleza femenino y sumadas a su más de 1.80 de estatura, huesos largos y talle delgado, hacen dudar a quien le mira sobre su sexo. Sin embargo, sus manos y su cuello dan cuenta de una masculinidad presente, con lo cual se crea toda una ambigüedad al ver ambos sexos reflejados en el mismo cuerpo. Él no es un modelo trans porque no ha pasado de un sexo al otro, sino andrógino, pues se mantiene en el espacio entre ambos géneros. Es el primer modelo de América Latina (y por ende, de Colombia) que puede caracterizarse como hombre o como mujer, siguiendo así la tendencia impuesta por Andrej Pejic en la escena mundial.
La androginia lo llevó hasta Europa y desde entonces no le ha faltado trabajo. Recién había llegado a Francia cuando ya estaba entre las modelos de las pasarelas de la semana de la moda en París. Luego vino su presencia en revistas de Zurich, Dinamarca y Suecia, así como una campaña del fotógrafo Ruven Afanador, para Custo Barcelona. En menos de un año ha recorrido Europa haciendo editoriales para revistas y participando en desfiles. Se instaló en Mataró, un suburbio de Barcelona, y estudia un método de teatro que le permite crear un personaje partiendo de la meditación para realizar su sueño de ser actor.
Aunque es caleño de nacimiento, su carrera en el modelaje empezó en el parque de El Poblado de Medellín. El sitio es visitado por gente relacionada con la industria de la moda y ahí surgieron las primeras propuestas para modelar en desfiles universitarios. En aquellos primeros años modeló como hombre, y aunque su apariencia andrógina le ha acompañado durante toda la vida, fue desde hace cuatro años que empezó a usarla en su oficio.
Sin embargo, su gran sueño es ser actor, y a través del modelaje explota el arte de la interpretación. Cuando está sobre una pasarela o frente a una cámara, Ricardo Dominguez asume el libreto del personaje e intenta vivirlo de lleno. Ha observado a las mujeres, sus movimientos lentos, la mirada suave, la entonación de la voz y todo esto lo ha incorporado en su trabajo de modelo; si tiene los labios pintados de rojo o usa una gorra, no los luce, sino que vive cada elemento.
Su orientación sexual no condiciona la androginia que asume solo por compromisos profesionales. No está ligado ni a lo hetero ni a lo homo; a él le atrae la belleza humana en todas sus formas. No tiene que preocuparse en hacer pesas en un gimnasio porque los músculos gruesos arruinarían su esbelta figura. Tampoco sigue un estricto régimen alimenticio pues la delgadez que le exige la industria es natural en él. El mayor cuidado que lleva en su dieta es la restricción de ciertos alimentos que pueden dañar su piel. Aunque Andrej Pejic ya no es Andrej sino Andreja (su cambio de sexo fue un hecho en 2014), Ricardo no ha pensado jamás en hacer lo mismo pues se siente muy bien como hombre. Asume el rol femenino únicamente para cuestiones laborales, pues en su vida cotidiana se le puede ver sin maquillaje luciendo pantalones, como cualquier otro.
