Lo conocí un día que no puedo recordar, así me ha pasado con algunos de mis amigos más entrañables, parece que siempre hubieran estado ahí. El mundo gira, nos hace encontrarnos, gira de nuevo, parece que no están, pero igual aquí se quedan. Josebaena es todo eso. La noticia de su muerte el pasado viernes la recibí y aún me parece imposible esta ciudad sin su presencia.
He venido a encontrarlo entre sus libros, en los textos que intercambiamos, y en lo que él ES una y otra vez en la memoria que deja perenne en mi recuerdo y en el de muchos que durante estas horas lo hemos traído a este presente fugaz. En el periódico El Mundo, en la Biblioteca Pública Piloto, en tantos escenarios de Medellín, en los anaqueles y estantes de otras colecciones de libros están sus palabras ingeniosas y divertidas, él, el más roquero de todos, y al mismo tiempo, investigador de las vejeces de esta Medellín, vivió su vida en esta República de Gorgonia, como decía. Entre el pasado y el futuro se desvelaba su alma inquieta.
Sus sueños eran verdaderos viajes surreales, materia de muchos de sus escritos. Tenía la bellísima costumbre, me contaba, de escribirlos, de preferir los que se aparecían en la madrugada y a veces hacían luego parte de alguna de sus novelas. Un día me escribió: “Soñé que llamabas para contarme algo. Nos encontramos en un cafetería parecida a "Versalles", más grande y desolada, como una pintura de Hopper. Me dijiste que habías comprendido Algo misterioso. Tomamos un bus para recorrer la ciudad... Paramos en un edificio parecido al Coltejer. "Aquí es", dijiste. "Aquí están las dos cámaras secretas". Uno de los encargados salió para darnos dos llaves. Entramos. Inmensas galerías de cuadros de la Edad Media... Después, todo se diluye... Mis gatos bandidos me despiertan a las cuatro de la mañana... Joce”. Así era para él está ciudad y la vida, un recorrido entre divertido y misterioso, entre la nada y lo sublime.
Tuve la fortuna de trabajar con él en varios proyectos: El arte en Antioquia ayer y hoy, cronologías varias de artistas, exposiciones, fue fundamental en trabajos en los que la investigación e indagación de datos históricos era la clave, asesor de las palabras y corrector de textos, pero sobre todo, el gran placer estaba en seguirle la pista en la novela que estuviera escribiendo en cada momento. Y entre tareas y su propio quehacer, se iban desprendiendo lecturas sugeridas, puntos de vista, relatos fantásticos, juegos de palabras y visiones de la vida.
Su profunda sensibilidad y expresión literaria le llevó a escribir novelas que publicó de su propio bolsillo y con nombres de editoriales ficticias como Crucifixión rosada editores y Casa de Joseph de Baena. Algunas de ellas él mismo me las dio y he pensado que junto con otros que hemos compartido el mismo privilegio yposeemos unos libros únicos, completamente serios y burlones a la vez, porque eran muy libres. Como una muestra de ello están los créditos de La virgen luna y los siete de Urantia publicada en 1998 y en donde, entre otros, crea falsos nombres, hace alusiones a libros y películas, y crea desde el inicio un mundo paralelo que lo acompañaba en ese delirium tremens que lo hacía reírse y al mismo tiempo padecer.
Buscando entre mis cosas encontré esta sugerencia que una vez me hizo de ver la poesía entre esa visión tan personal y crítica al mismo tiempo, un bello poema que se me aparece y que es una forma más de tenerlo presente, de decirle que siempre estará y que nuevos lectores se asomarán a sus textos breves y columnas, a sus novelas, y que ahí, como él me decía un Apolo y un Dionisio también se verán, un escéptico y un místico.
Estaba revisando un breve libro que voy a editar y esto me remitió a RILKE, y luego... Te envío dos poemas de Rilke, muy bellos.
Ese fue el poeta checo por el cual abandoné la Filosofía en el 76, y me sumí en la Nada...
Rilke murió como a los 53 años, estaba cortando unas rosas en un castillo, se chuzó con una espina, esto le produjo una leucemia que lo mató... Muerte poética.
Rilke, para mí, es el más grande. Es como si Apolo y Dionisos hubieran encarnado en él, y a la vez era muy cristiano, un hijo de la Virgen...
Día de otoño
Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.
Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y pónle
al vino espeso el postrer dulzor.
No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.