La idea de paz inicia por diferenciar su contexto interno o externo en un conflicto. La paz interna se entenderá entonces como la ausencia de un conflicto interno; es decir, un conflicto que surge entre conductas o acciones del mismo sujeto. Ahora bien, la paz externa se identifica con la ausencia de un conflicto externo; ejemplificando, aquel conflicto acontecido entre personas o múltiples grupos.
El factor interno o externo de la paz nos conduce a discernir sobre una paz interna enfocada a lo moral; y una paz externa concerniente al derecho. Desde la filosofía de los valores, la paz interior es primordial para el desarrollo de la paz exterior, pues actúa como condicionante para lograr la paz entre individuos o agrupaciones.
Si bien la paz es un término opuesto a guerra, la primera puede definirse negativamente como ausencia de guerra, o en su defecto, no guerra. Raymond Aron la define, como la “suspensión más o menos continua de las formas de violencia que surgen de las enemistades entre unidades políticas” . En cuanto a la calificación del termino guerra, su interpretación denota un conflicto armado entre dos o más estados. Por su parte, Hobbes la concibe como “un período de tiempo en que la voluntad de enfrentarse con violencia se manifiesta suficientemente con las palabras y los hechos” .
Así las cosas, el concepto de paz está supeditado a la definición de guerra. En primer lugar, la paz es determinante para el orden en las relaciones internas de un Estado; mientras que la guerra se apoya en el desorden para predominar en las relaciones internacionales. La guerra ocurre al “enfrentarse grupos políticos independientes cuya solución se encomienda a la violencia organizada” . El conflicto deja entrever que las necesidades o intereses de un individuo o grupo sólo es posible satisfacerlas en perjuicio de otro individuo o grupo. Estos antagonismos pueden darse por un bien escaso, competencia, ofensa, diferencia, etc. En ese sentido, la guerra puede clasificarse en cuatro alternativas: a) guerra externa entre estado soberanos; b) guerra en el interior de un estado o guerra civil; c) guerra colonial o imperialista y d) guerra de liberación nacional.
Dentro de ésta perspectiva de guerra, un grupo político personaliza “una asociación para el mantenimiento o la búsqueda del máximo poder posible entre y sobre hombres que cohabitan; ese máximo poder se encamina a disponer de forma exclusiva de la fuerza física para obtener sometimiento a las órdenes impartidas”. En cuanto a la violencia, ésta representa “el uso de la fuerza física intencionalmente dirigida a lograr el efecto deseado por el sujeto activo no consentida por parte del sujeto pasivo” .
En contraste, la paz es percibida “como el estado en que se encuentran grupos políticos entre los cuales no existe una relación de conflicto caracterizada por el ejercicio de una violencia duradera y organizada” . De allí, que exista la probabilidad que dos grupos políticos estén en conflicto y no exista guerra; pues el estado de paz no excluye el conflicto, que sólo se evidencia cuando hay violencia duradera y organizada. También puede proceder, que dos grupos políticos no se consideren en guerra si al revisar sus relaciones se observan casos de violencia aislada.
Con todo y eso, la paz desde la visión técnico-jurídica, es declarada desde un sentido positivo cuando se le considera como un estado específico, previsto y reglamentado por el derecho internacional; un estado determinado luego que dos estados cesan las hostilidades y regulan sus relaciones futuras. Guerra y paz en sentido positivo reflejan que no hay más guerra pero tampoco hay aún paz; en otros términos, un interludio revelado en una tregua o un armisticio. Valga acotar, que paz positiva analizada desde lo teológico y filosófico, puede considerarse como portadora de un valor vital para la sociedad como lo representa la justicia.
El valor de la paz consiste en que al alcanzarla plena y perennemente, la humanidad debe entrar a resolver la problemática de la justicia social, la libertad, el hambre, la superpoblación, entre otros tópicos que afectan al mundo coetáneo.
La antítesis guerra como valor negativo y paz como valor positivo, coincide con el enfoque Hobbesiano que imbuye pensar “el estado de naturaleza como un estado de guerra censurado como mal absoluto y la sociedad civil como estado de paz que consiente el bien absoluto”. No obstante, este juicio político encara dos tipos de premisas. La primera propone que no todas las guerras son injustas y no todas las paces son justas; la segunda considera que guerra y paz no son valores absolutos, toda vez que una guerra puede ser buena si su propósito es benévolo, y la paz es buena si su producto es beneficioso.
Llegado a este punto, una guerra sólo es comprensible en la medida que pretenda recuperar la situación de poder y liderazgo existente antes de un conflicto y establezca un nuevo orden internacional, valga decir, una guerra de liberación nacional o revolucionaria. En sentido contrario, una guerra es injusta si resulta agresiva e imperialista.
Respecto a la paz justa, será aquella que actúa proporcionalmente al agravio; procurando la simetría entre delito y castigo, así como el equilibrio en medio de vulneraciones y reparaciones de derechos. Contradictoriamente, una paz injusta refleja para los derrotados castigos, perdida del territorio, perjuicios y sometimiento en consecuencia a la vindicta de los vencedores y no por intenciones de recuperar el orden infringido.
En ambas circunstancias, es impertinente considerar si una guerra o paz es justa e injusta, debido a la ausencia de un juez imparcial del nivel nacional o internacional; por tanto, el éxito se convierte en la pauta en un primer instante para definir tal coyuntura. Sin embargo, cada actor político analiza si es justa la guerra iniciada e injusta la paz tolerada.
Es justo decir que la guerra y la paz son valores instrumentales, considerando la guerra como mal necesario y la paz como bien insuficiente. Tal afirmación, se basa en el ideario que la guerra ha incidido en el progreso de la humanidad; moralmente, el hombre manifiesta virtudes y sacrificios patrióticos; socialmente, la guerra posibilidad la unión de los pueblos; y técnicamente, la guerra es un reto que la sociedad debe hacerle frente para garantizar su conservación.
De contera, la paz insuficiente no asegura la felicidad y prosperidad del género humano, sino que es una condición para materializar otros valores, como el bien común, la justicia, la libertad, la libre convivencia y la reducción de la violencia. En síntesis, la paz simboliza un imaginario al que la humanidad es proclive; entretanto, la guerra se le aprecia como un medio para lograr un determinado ideal incapaz de ser pretendido por sí mismo. Estas teorizaciones, son indudablemente las que tenemos que conocer los colombianos para poder comprender el engranaje de las presentes y futuras negociones de paz.
i Aron, R. (1984), Paix et guerre entre les nations, s.l., Calmann-Lévy.
ii Hobbes, T. (2000), De Cive, [en línea], disponible en: http://www.unilibrary.com/ebooks/Hobbes,%20Thomas%20-%20De%20Cive.pdf, recuperado: 07 de junio de 2015.
iii Bobbio, N. (2009), “La idea de la paz y el pacifismo”, en El problema de la guerra y las vías de la paz, s.l., Gedisa Editorial, pp. 157-185.
iv Ibíd.
v Ibídem.
