No es casualidad que todas las semanas sea noticia el departamento del Cauca por cuenta de hechos de violencia o conflictos sociales, el más reciente ha sido la expulsión por parte de la población campesina de la policía del casco urbano, en la vereda el Mango, en el municipio de Argelia. La cual ha generado una reacción airada de parte del ministerio de defensa, la cúpula de la policía y los sectores sociales que reclaman más guerra, a quienes no les cabe la idea de un centímetro del país sin fuerza pública.
También han sido en el Cauca los actos violentos que han hecho tambalear el procesos de paz que se desarrolla en la Habana, Cuba, como el asesinato de 11 soldados en el municipio de Buenos Aires y el posterior asesinato de 26 guerrilleros de las FARC en Guapi, que han terminado con el cese de bombardeos de parte del Estado y posteriormente con el cese unilateral al fuego que había decretado las FARC.
Todos estos hechos hacen parte de la misma estructura social y política del departamento y corresponden a los sociales, económicas y culturales sin resolver y que a diario se profundizan por cuenta del narcotráfico y la militarización, pero también por causa de la desigualdad social, la concentración de la propiedad de la tierra y el profundo racismo, entre otras.
El departamento del Cauca, abarca una de las regiones más ricas del país, posee todos los ecosistemas y recursos naturales más importantes, allí se encuentra el Macizo Colombiano, donde nacen los ríos más importantes del país el Magdalena, Cauca, Patía y Caquetá, aunado a su posición estratégica que conecta el centro y sur del país con el océano pacifico. Sin embargo también ha sido una de las regiones caracterizada por los más agudos problemas sociales que surgieron desde la colonia.
Una riqueza cultural única de los pueblos indígenas y afro descendientes, contrastó con una de las elites más prepotentes y racistas del país, quienes tuvieron un pasado glorioso al ser Popayán el centro político de un departamento que abarcaba más del 50% del territorio nacional durante el siglo XIX. Hoy en día sus herederos, como la afamada senadora Paloma Valencia son representantes de esa mentalidad propia de ese siglo.
Ese mismo pasado hoy se mantiene y continúa el departamento sumido en una de las desigualdades más crónicas del país, es uno de los departamentos con mayores niveles de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas, así como de los departamentos con mayor concentración de tierras de todo el país, el Gini de tierras del departamento del Cauca, es el segundo más alto en el país y en 2009 alcanzó un valor de 0.838 (IGAC, 2012), Lo que quiere decir que sus tierras se encuentran en manos de unas pocas personas, dentro de las que se cuentan alguna de las familias más prestigiosas del departamento y el país.
Por ello no es raro que en el Cauca hayan hecho presencia todos los grupos armados, toda la gama de grupos tanto ilegales como legales, Quienes por cuenta de la degradación del conflicto armado han puesto tantas veces en medio del conflicto a la población civil, siendo la población campesina indígena y afro la mayor afectada con la guerra.
Por eso es en el Cauca donde han surgido las propuestas más innovadoras de resistencia civil, tal como la guardia indígena, ganadora del premio nacional de paz de 2004, así como las iniciativas de guardia campesina y afro que ya han comenzado a funcionar en muchas partes del país.
Lo del Mango, Argelia es una demostración más del cansancio de la población civil a la militarización. Los gobiernos de Uribe y Santos han militarizado el departamento entero, generando más problemas que soluciones, en vez de generar seguridad y protección han generado más miedo y desconfianza en la población civil.
Si en algún departamento del país es urgente el cese bilateral al fuego, es en el Cauca, allí es urgente escuchar el deseo de la población civil de vivir en paz y respetar sus actos de resistencia civil como lo fue el desalojo de fuerza pública en el Mango, Argelia; allí urge un dialogo franco y comprometido de parte de las guerrillas, los grupos paramilitares y la fuerza pública, donde se superen sus intereses mezquinos. Es urgente una voluntad real de parte del gobierno nacional en resolver los acuerdos incumplidos mil veces a los pueblos indígenas, campesinos y afro, sobre titulación de tierras comunales, la reparación a las víctimas del conflicto armado y la restitución de tierras despojadas, De lo contrario la paz tan anhelada no llegara a esta tierra cansada de tanta guerra.