La Bogotá Humana está enferma

La Bogotá Humana está enferma

'Está sumida en el desorden, la ineficiencia y la improvisación'

Por: Alejandro Becerra Palacios
junio 26, 2015
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La Bogotá Humana está enferma
Foto: tomada de publimetro.co

Siempre había imaginado que las condiciones necesarias para que una conducta sea replicada, seguida y respetada estaba en nosotros mismos y en la conducta que presentasemos frente a la misma. Me basaba en varias cosas que he ido leyendo con los años, y aún así quedé sorprendido cuando tomé un seminario de economía de la conducta durante el verano pasado. El profesor proveniente de una universidad americana, es una eminencia en su campo, y lo que me dejó toda su cátedra es lo que me incita a escribir este pequeño artículo.

En un curso que yo hubiera deseado fuera más largo, el doctor tocó temas ligados a variaciones de comportamiento: cómo generar e incentivar conducta altruista y social en grupos de personas y cómo factores externos a nosotros mismos pueden perjudicar las decisiones que tomamos, la forma como planeamos para el futuro y cómo entendemos el presente. Todo esto siendo dictado en la Bogotá que está viviendo uno de los caos más grandes que le haya visto yo a una administración pública capitalina.

Bogotá, que es una ciudad alegre, escondida entre cordilleras, imponente en su sábana, dominada por Monserrate al oriente y por el Tablazo al occidente; estaba sumida en el desorden, la ineficiencia y la improvisación... pero esto no es lo más grave: lo más grave es que personalmente a esto no le veo una salida cercana.

La Bogotá de hoy en día han dicho que es humana; y esto lo podría ligar yo a que es una Bogotá llena de fallas y equivocaciones como lo somos los seres humanos. La Bogotá humana es aquella en la cual nuestra excusa para llegar tarde a cualquier lugar es el exceso de tráfico que azota las horas pico. La Bogotá humana es aquella en la que, por falta de un sistema de transporte público adecuado, amplio, seguro y eficiente, los Bogotanos estamos condenados a comprar un carro más y por ende congestionar más nuestras calles. La Bogotá humana es aquella en la cual la se tomó la decisión de dividir una carrera ineficiente en dos sentidos contrarios. La Bogotá humana es aquella donde preferimos saltarnos los bloqueos del Transmilenio para no pagar y en la cual nos tratamos como si los demás con quienes convivimos no fueran personas como nosotros. La Bogotá humana es el mayor ejemplo de cómo una ciudad entera pierde su humanidad y se convierte en un estado de naturaleza.

En Bogotá el orden es seguir los caóticos patrones de comportamiento del tumulto de personas que van en sentido contrario al mío. En Bogotá le tenemos el mismo miedo a la ineficiencia del alcalde, de la Policía, de la Secretaria de Transporte, que a la delincuencia común y los funcionarios corruptos que muchas veces nos gobiernan.

En Bogotá la autoridad es inexistente y el poder de negociación lo hemos perdido los ciudadanos. Bogotá no es humana simplemente porque actuemos de manera bienintencionada a la hora de generar inclusión e inversión social: Bogotá se vuelve humana cuando yo (como punto de referencia) actúo de manera que permito que este conglomerado de personas sea habitable por humanos y cuando coopero para que todos los factores externos a mí repliquen este comportamiento y este tipo de dínamica. Es por esto que con nuestra propia conducta tenemos que devolverle la humanidad a Bogotá, porque en esto el alcalde Petro nos ha fallado. Tenemos que demostrarnos unos a otros que existen razones para que nos respetemos. Tenemos que dar ejemplo a nuestros conciudadanos que han caído en el estado de naturaleza. Tenemos que enseñarnos unos a otros el por qué nuestra ciudad ni funciona como creemos que las demás metropolis del mundo. Tenemos que hacernos oír para que la autoridad legalmente establecida por el estado social de derecho en el que vivimos defienda nuestros derechos, nuestra integridad y el equilibrio democrático de la nación colombiana que tenemos la oportunidad de ser.

Nos quejamos del hampa, pero actuamos como hampones. Nos quejamos de la guerra, pero queremos nuestro país militarizado. Nos quejamos de la inequidad y amasamos riquezas exorbitadas. Nos quejamos y nos burlamos de la poca educación de nuestra gente y muchas veces ni nosotros mismos estudiamos para ser mejores. ¿Cómo sería de distinta Bogotá si actúasemos dando ejemplo a quienes conviven con nosotros? ¿Sería un poco más humana y menos animal? Tendemos a creer que en los países de primer mundo las cosas funcionan 'mejor' porque estos son desarrollados, pero eso no es así. En el primer mundo, cuando las cosas funcionan, es porque el grueso de los ciudadanos actúa de forma como espera que se comporten los que lo rodean. En el primer mundo se respetan las costumbres y las normas sociales porque esperamos que los que habitan con nosotros lo hagan también. En Bogotá y en Colombia muchas veces no las respetamos porque vemos un beneficio mayor en no hacerlo, y de este modo quien sí respeta esa normatividad que alguna vez nos creamos para poner límites; es el bobo del paseo. El cambio del país empieza en cada uno de nosotros, y sí le suena a frase de cajón puede que ya sea hora de que empiece a replantear la forma cómo usted está actuando.

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