Carlos Eduardo Restrepo es anestesiólogo y especialista en terapia del dolor. Su testimonio fue clave para que Madre Laura pasara a ser llamada Santa Madre Laura. Hace ocho años sus días estaban contados por cuenta de una enfermedad que padecía desde los 12 años de edad y una inflamación en todos los músculos llamada polimiositis. Para ese momento se encontraba postrado en una cama y hasta le habían aplicado los Santos Óleos, porque la posibilidad de vivir eran mínimas.
Sebastián Díaz López: Doctor Carlos Restrepo, contextualícemos qué estaba sucediendo con usted antes del milagro de la Madre Laura.
Carlos Eduardo Restrepo: “Yo soy un médico anestesiólogo. En otras palabras tenía una vida normal profesionalmente hablando. Y entre ese mismo ambiente tuve una crisis de una enfermedad que tenía desde pequeño, la última crisis fue en el 2004 y fue bastante desgastante hasta tal punto que me llevó a estar incapacitado por nueve meses.
S.D.L: ¿Qué enfermedad era?
C.E.R: “La enfermedad se denomina polimiositis y hace parte de otra enfermedad que se llama Enfermedad Indiferenciada del Tejido Colectivo. En otras palabras es una enfermedad autoinmune, es decir que su sistema inmune deja de reconocer lo suyo como suyo para pasar a reconocerlo como extraño. Esta última crisis fue muscular, por así llamarlo, y me llevó a la cama por esos nueve meses”.
S.D.L: ¿Hubo escepticismo en ese momento?
C.E.R: “En la mitad de esa crisis tuve una complicación mucho más severa por una complicación extra. Se llamó mediastinitis porque se me fue por el esófago y esa infección fue en un lugar bastante estrecho, donde se encuentras el corazón, los pulmones, lo grades bazos, la tráquea e, incluso, la columna vertebral. Una infección allá de por sí es severa y tiene un alta probabilidad de complicarse y lo que tenía yo antes hacía que no tuviera un pronóstico muy bueno, porque hacía que yo no tuviera reservar con qué responder “.
S.D.L: ¿Pero usted antes conocía a la Madre Laura?
C.E.R: “Sí y no porque la conocía como conoces al Padre Marianito. Sabes que hay un beato llamado Marianito. De esa misma manera yo la conocía a ella”.
S.D.L: Antes de seguir con este tema, ¿usted es católico?
C.E.R: “Sí, yo soy católico, pero normal promedio. No voy a decir que para esa época practicaba al 100 por ciento todo lo que significa ser católico. Hubo muchos domingos en los que me negaba a ir a misa”.
S.D.L: ¿Y ahora va a misa cada ocho días?
C.E.R: “Tampoco. Pero independiente de eso yo creo que lo más importante es ser una buena persona y eso es independiente de la religiosidad o de la religión que usted tenga. Me explico, usted puede ser de una religión pero puede no tener religiosidad”.
S.D.L: El campo en el que usted está es escéptico frente a la religión y los milagros. ¿Por qué creyó?
C.E.R: “Es algo muy simple. En estos días estaba viendo un partido de la Champions. Un jugador entra, hace un gol y da gracias a Dios. Pero si ese jugador no entrena y no se cuida pues nunca va a ser ese gol. En ese sentido, el milagro es una acción extraordinaria cuando todo es completamente agreste”.
S.D.L: ¿Por qué fue la Madre Laura?
C.E.R: “No sé, esa pregunta no sé responderla. Puede que me haya encontrado yo con ella o ella me haya encontrado. La respuesta teológica fue que Dios nos puso en el camino por así decirlo”.
S.D.L: ¿Y cuándo se presentó todo este proceso de sanación?
C.E.R: “La crisis fue un año largo, del 2004 al 2005, y la complicación fue en el 2005. La recuperación fue en esos mismos meses subsiguientes”.
S.D.L: Y si no fue un milagro, sino que usted se sanó hablando desde el positivismo y el deseo de sanarse, ¿qué responde?
C.E.R: “Pues yo por más positivo o Superman que sea nunca hubiera salido como salí. El pronóstico era completamente catastrófico y el proceso de recuperación es lo que la hace más milagro”.
S.D.L: Antes de empezar esta entrevista, usted me dijo que no le hubiera gustado ser tan mediático. ¿Por qué?
C.E.R: “Lo que quería decir es que independiente de contarlo o no lo importante es que esto se sepa en términos de fe en vez de decir que le sucedió a Carlos Restrepo. Si me preguntan o no me da lo mismo en el buen sentido, porque finalmente el acto de fe y de cualquier creyente es algo muy personal. Que usted lo sepa u otros lo sepan es otra cosa completamente diferente. Lo importante es que se sepa el evento”.
S.D.L: Con base en su experiencia, ¿qué le puede decir a esas personas que no creen en los milagros?
C.E.R: “Yo pienso que uno tiene que ser muy respetuoso de la religión y de la religiosidad del otro. Lo que sí es claro es que independiente de su religión o religiosidad la esperanza no se debe perder. Yo soy católico, entones de alguna manera esa esperanza la puedo traducir en que tengo fe”.
Foto Portada: tomada de madrelaura.org
