Frente a la incertidumbre y las incoherencias del gobierno de Gustavo Petro, se puede adoptar la paciencia y la resiliencia crítica como respuesta estoica, consciente y práctica.
El estoicismo, nacido en el siglo III a.C., ha demostrado ser una filosofía útil y relevante para enfrentar tiempos de crisis e incertidumbre. Su fundador fue Zenón de Citio y sus seguidores fueron Epicteto con la ética práctica y el autocontrol; Séneca trató la virtud, moderación y serenidad y Marco Aurelio con reflexiones sobre la virtud y el liderazgo ético. Estos pensadores llevaron el estoicismo desde Grecia hasta Roma, convirtiéndolo en una filosofía que sigue siendo relevante hoy en día.
En medio de las incoherencias, promesas incumplidas, escándalos de corrupción y decisiones cuestionables del gobierno de Gustavo Petro, se encuentra en esta corriente filosófica una herramienta para mantener la serenidad, la racionalidad y el compromiso ético como ciudadano.
Los estoicos promueven la participación en la sociedad. Séneca escribió: “Nacemos para el bien común.” Por eso, asumo la responsabilidad de participar en iniciativas ciudadanas, denunciar injusticias y promover el diálogo informado, sin caer en el pesimismo paralizante. En este sentido, el estoicismo no es una filosofía de resignación, sino una invitación a actuar con virtud y propósito. En medio de un panorama político y económico tan desafiante, la virtud radica en enfrentar las adversidades con dignidad y en buscar soluciones, por pequeñas que sean, desde nuestra esfera de influencia.
Un gobierno marcado por el caos y los escándalos
El gobierno de Gustavo Petro ha estado rodeado de desbordantes polémicas, muchas de ellas asociadas a corrupción, mala gestión y decisiones incoherentes. Entre los ejemplos más notables están el caso de la UNGRD, Nicolás Petro Burgos, Nicolás Alcocer Petro, embajadas ocupadas por aliados políticos: León Fredy Muñoz (Embajador en Nicaragua), el misógino Daniel Mendoza (declinó como embajador en Tailandia), protección a figuras cuestionadas como Armando Benedetti, derroche y crecimiento en los gastos de funcionamiento del orden del 20%, irrespeto a las altas cortes, desplantes, incumplimientos protocolarios, etc.
El estoicismo me recuerda que, aunque estas situaciones generan frustración, no debo perder el control sobre mis emociones. Como Epicteto dijo: “El hombre sabio no se angustia por lo que no puede cambiar”. En lugar de sucumbir a la frustración, recurro al principio estoico de la dicotomía del control, que enseña a distinguir entre lo que puedo y no puedo cambiar. En palabras de Epicteto: “No te turbes por lo que no está en tu poder.”
Un panorama económico preocupante
La economía colombiana atraviesa momentos críticos. Los indicadores más recientes reflejan un país que lucha por mantenerse a flote en medio de políticas económicas inconsistentes.
Inflación: Según el Dane, la inflación cerrará el año en un 9,4 %, afectando principalmente a los hogares más vulnerables. Este fenómeno ha erosionado el poder adquisitivo de las familias, especialmente en bienes de primera necesidad como alimentos, que han registrado incrementos superiores al promedio.
Déficit fiscal: Las decisiones relacionadas con la transición energética, como el cese de exploraciones petroleras, han generado incertidumbre en los mercados. Con el petróleo representando el 40% de las exportaciones nacionales y el 12 % de los ingresos fiscales, esta medida, aunque necesaria para una transición ecológica, carece de un plan alternativo claro, lo que pone en riesgo las finanzas públicas.
Ante este panorama, el estoicismo me invita a prepararme para escenarios adversos mediante la práctica de la visualización negativa, que implica imaginar las peores consecuencias posibles y desarrollar resiliencia emocional para enfrentarlas. Marco Aurelio lo resumió con sabiduría: “Elige no ser herido y no lo serás.”
Promesas incumplidas y decisiones incoherentes
Durante la campaña presidencial de Gustavo Petro, varias promesas resultaron controvertidas o consideradas poco realistas debido a su aparente desconexión con la viabilidad económica, técnica o temporal de su implementación.
Paz con el ELN en tres meses, tren elevado de Buenaventura a Barranquilla, construcción de universidades del agua, disminución de la pobreza extrema a la mitad en cuatro años, cero exploración petrolera, transición energética inmediata, reemplazar las EPS en el sistema de salud en un año, sustituir importaciones en cuatro años, reducción drástica de las tarifas de energía, legalización total de las drogas para enfrentar el narcotráfico, ingreso básico universal y la Paz Total entre otras promesas inviables o no cumplidas, muchas de ellas cantinflescas.
En palabras de Séneca: “Nada nos pertenece, excepto nuestro tiempo, que usamos mal en lamentos inútiles.” En lugar de enfocarme en la frustración que generan estas incoherencias, elijo aprovechar mi tiempo contribuyendo al cambio desde mi entorno.
En palabras del estoico romano Marco Aurelio: “No pierdas más tiempo discutiendo cómo debería ser un buen hombre. Sé uno.” Ante la realidad del país, elijo mantener la calma, la racionalidad y el compromiso activo con mi entorno , confiando en que el cambio comienza con pequeñas acciones y decisiones individuales. Como ciudadano, en lugar de permitir que las circunstancias externas dicten mi bienestar, elijo practicar la virtud, mantener el control emocional y actuar con responsabilidad social, confiando en que estas acciones, aunque pequeñas, pueden contribuir a un futuro más justo y equilibrado para mi país.
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