Acabada la celebración de grado universitario llega el golpe de realidad: no hay trabajo

Acabada la celebración de grado universitario llega el golpe de realidad: no hay trabajo

Por estos días muchos celebran un título profesional de uno de sus miembros. Fiesta que puede verse opacada al salir a buscar trabajo al mercado laboral

Por: Jorge Buitrago Puentes
diciembre 17, 2024
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Acabada la celebración de grado universitario llega el golpe de realidad: no hay trabajo

Por estos días muchas familias celebran con alegría la obtención con mucho esfuerzo de un título profesional de uno de sus miembros, egresados de universidades públicas y privadas. Fiesta que se puede ver opacada al salir a buscar trabajo en el mercado laboral.

Las universidades cumplen con formar a los nuevos profesionales, pero no garantizan la obtención de un trabajo para todos sus egresados. Los nuevos profesionales buscarán las posibilidades laborales entre la empresa privada, la publica, la iniciativa privada o creación de empresa.

Todos con las esperanzas de desarrollo profesional y otros de aportes al país. El mayor empleador del país es el estado y sin duda que serán millares de profesionales los que buscaran esa posibilidad allí. Lamentablemente, la posibilidad de trabajar en el sector privado o público está mediado por la palanca, como popularmente se dice, salvo algunas excepciones en la empresa privada y en el Estado por un menor porcentaje de carrera administrativa. Palanca que para unos es un atajo, pero para la mayoría que no tiene esas habilidades, son prácticas antidemocráticas y excluyentes.

De otra parte, las universidades no capacitan a los egresados en las distintas formas de vinculación laboral con el Estado, que es el espacio por excelencia, donde todos los colombianos que cumplan requisitos puedan aspirar en igualdad de condiciones a obtener una oportunidad laboral. Al contrario, muchas universidades desde sus aulas son partícipes tacitas y cómplices del clientelismo. Sus directivos y docentes son actores de prácticas clientelistas con el fin de obtener un cargo directivo o un contrato con el estado. Se mezcla la politiquería con la academia.

Así las cosas, la enseñanza de la meritocracia como una obligación del estado democrático brilla por su ausencia y, facilita la explotación de los futuros profesionales, especialmente de millones de contratistas de prestación de servicios. Situación que ni en el gobierno del cambio ha cambiado. Al contrario, se perpetúa.

Posdata: en el libro Empleo público, factor de poder, control social y político se amplía este tema.

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