La relación entre María Lorena Gutiérrez y Néstor Humberto Martínez, los dos ministros más poderosos de Santos, nunca fue buena. Se peleaba milímetro a milímetro el poder en el Palacio de Nariño, pero tenían en común la enemistad de distintos ministros, creándose incluso bandos. La salida de Martínez acelerada por sus movidas en el Congreso, muchas de ellas inconsultas, sobre todo en el trámite de la ley de equilibrio de poderes le despejó el camino para la acumulación de poder a María Lorena: tendrá el control sobre cinco consejerías: Equidad, Mujer, Transparencia, Colombia Joven y Discapacidad e inclusión. Los cien funcionarios que dependían de Martínez pasarán a depender de su despacho como ministra consejera del sector privado y ahora ministra (E) de la Presidencia.
Ella es el último filtro en el tema contractual, en los nombramientos de personal de Palacio y es el canal para que los demás ministros y altos funcionarios accedan al Presidente, una confianza construida por la cercanía con Santos desde la Fundación Buen gobierno.