Hoy permítanme transcribir textualmente el prefacio de mi libro La Misión del Alma. Lo hago por el firme convencimiento de que los seres humanos tenemos por naturaleza el llamado a mejorar, a expresar nuestras más grandes cualidades. Esta es una forma de hacerlo y por tanto extiendo mi invitación a ello.
Es mi convicción firme y verdadera, que cada ser humano posee un Don, un Talento, una Habilidad que es especial para él y para el ambiente donde vive y se desenvuelve.
Don-talento-habilidad, es especial, siempre para su núcleo más cercano, su familia, compañeros y amigos. Otras veces se amplía el círculo y es especial para la comunidad cercana, su barrio, su ciudad. En algunas otras, alcanza a influir el país, el continente o el planeta entero.
En cada uno de estos ambientes, todos y cada uno de nosotros, somos irrepetibles e irremplazables. Nadie ni nada puede sustituir- nos en la misión que llevamos a cabo a través del Don-Talento- Habilidad. Somos los únicos capaces de producir los efectos específicos que nos son dados. Así como el amor de los padres no es sustituible, tampoco lo es el amor de nuestros actos.
Existe una red que nos conecta, queramos o no. Y el don, talento, habilidad está para mostrarnos y mostrar a los demás, lo que sucede cuando actuamos con amor. Ya que los Dones, Talentos, Habilidades son imposibles de manifestar sin el catalizador que es el amor. Sus efectos son siempre constructivos.
Nuestra misión es descubrir, ser conscientes, desarrollar y poner al servicio nuestros Dones, Talentos, Habilidades, sea en el ambiente que sea o con el alcance que tenga. Una calle barrida con amor tendrá la misma magnitud de amor que la decisión gerencial, la educación al hijo o el apoyo a la pareja. En el amor no existe el “más o menos”, el “mejor o peor”. El efecto del amor es producir amor incondicional, no se mide ni cuantifica, sólo se siente y se transmite de nuevo, cual haz de luz que sale del sol, que sale en toda dirección y que a todos cobija por igual.
Reconocer el don, talento o habilidad como propio, con sello personal, sin ser una imitación o emulación, es parte de nuestra misión.
Sólo nos servimos del ejemplo de los dones, talentos y habilidades de los demás, para escoger cómo actuar y para reconocer luego nuestro sello distintivo. Querer ser igual a otra persona, nos aleja del sentido profundo de nuestra existencia. Vivimos para ser nosotros mismos en interacción con todo el planeta y el universo. No es- tamos aislados, estamos profundamente conectados.
Olvidar, relegar y no aplicar los Dones, Talentos, Habilidades, con- duce al cabo del tiempo a la depresión, la angustia, el temor, la tristeza o cualquier sentimiento negativo que nos acompañe por un tiempo.
Al no aplicar los Dones, Talentos, Habilidades, nuestro ser interior lo siente como una traición, como un abandono y reacciona con sentimientos negativos. Es su forma de avisarnos que es hora de reto- mar el rumbo correcto.
Lo anterior sucede con un hecho temporal o con aquello que hemos escogido a largo plazo, sucede dentro de las relaciones humanas con la familia, el trabajo y la comunidad.
Podemos aprender a usar los sentimientos negativos para reconocer aquella circunstancia, actitud o vivencia que nos ha obligado a hacer a un lado el don. Hacemos lo necesario para solucionarlo y aplicar- nos nuevamente a poner en marcha los Dones, Talentos, Habilidades.
Los sentimientos positivos son un excelente indicativo de que estamos aplicando correctamente el don.
Sin importar los hechos que sucedan, duros o fáciles, agradables o desagradables, mientras estemos conectados con nuestro don, él nos hará actuar en la vía del amor.
Nuestra misión en la vida o sea el aporte mayor que hacemos, está íntimamente ligada a los dones, talentos y habilidades que poseemos. Cuando los demás nos los reconocen, ya que nos consideran buenos, excelentes, expertos en una actividad, es porque existe un don, talento o habilidad en marcha.
El impacto en la vida, la tuya y la de los demás, dependerá del amor puesto en el ejercicio de la misión, en la aplicación de los Dones, Talentos, Habilidades. No depende de a que tanta gente llegue, no depende de la difusión. El impacto está íntimamente ligado al mensaje que proviene desde tu corazón.
Una vez abierta la puerta, descubierta la misión, sólo queda seguirla, quedo, calmo, firme y silencioso. La transparencia de tus actos se da.
Aquellos actos que han tenido impacto profundo en algún ser, que han despertado su alma, que lo han liberado de un sufrimiento, son actos en los que el don y la misión se han visto expresados. Sólo tienes que mirar el acto, para descubrir el talento con el que lo hiciste y tu misión se revelará.
Las acciones son la realidad puesta en movimiento. Sin ellas, los sueños, sueños quedan. Sin acciones, los pensamientos rocas serán. Sin acciones, las emociones dejaran de teñir con su colorido a la creación. Sin acciones, tú no existirías.
Los actos, las acciones son inspiración divina. Cumples tu misión cuando ejecutas actos y esos actos repercuten positivamente en los sentimientos de tus compañeros de existencia. Has aplicado tus dones, talentos y habilidades.
Finalmente, si estás motivado a leer el libro, lo puedes descargar gratis en: www.medicointerior.com, ingresando por: Encuentros con el alma. Una única recomendación, este libro no es de lectura informativa, ni continua. Debe ser leído frase a frase o por párrafos, con profunda reflexión.
Carlos Toro