El 2 de diciembre se cumplieron 31 años de la muerte de Pablo Escobar, y, precisamente, el más destacado periodista de investigación sobre temas del narcotráfico que ha existido en Colombia, Fabio Castillo, contó detalles inéditos sobre esa vida clandestina y al borde de la muerte que tuvo que llevar luego de que el delincuente colocara precio a su cabeza.
El entonces director de la Unidad Investigativa de El Espectador dialogó en exclusiva con el podcast Alerta Crónica con Héctor Sarasti sobre su famoso libro “Los Jinetes de la Cocaína” y contó detalles desconocidos de esa brutal cacería que ordenó el capo de capos una vez se enteró de que iba a publicar ese documento periodístico que, por primera vez, colocaba sobre la mesa el negocio del narcotráfico con pelos y señales y a sus protagonistas.
”Hij… te voy a matar”, le advirtió por teléfono Escobar cuando lo llamó. Era diciembre de 1987 y comenzaba la dramática odisea que lo llevo, primero, a vivir en una zona de tolerancia de Bogotá para ocultarse de las balas de los sicarios mandados por “El Patrón”, y, luego, al exilio durante muchos años. Lo insólito es que aún debe mantener un bajo perfil por el temor de una retaliación por las publicaciones que marcaron un hito en la historia del periodismo colombiano.
“Un señor del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) esa época me dijo que había una opción de que me fuera a vivir a un sitio insospechado, en la calle 20 con la carrera 9, de Bogotá. Llegaba por la noche y veía 400 mujeres que ‘tenían el cinturón más grande que la falda’, ellas eran las que me cuidaban y por eso nunca me pasó nada”.
Habla Castillo de su jefe, el director del periódico, Guillermo Cano Isaza: “Era un ser absolutamente afable, de una nobleza inmensa, nunca lo dejaba a uno cometer un error, él siempre estaba pensando en el interés periodístico.
“Después de su asesinato quedé totalmente clandestino, solo habían 4 o 5 personas que sabían donde vivía yo. No aceptaba llamadas por teléfono, si alguien me llamaba tenía que dejarme el nombre y el número y yo respondía cuando pudiera. Al principio uno se reía, después la cuestión es aburrida”.
El periodista tampoco olvida cuando el propio presidente de una aerolínea colombiana lo llamó y preocupado le dijo: yo a usted no lo dejo matar, tome estos tiquetes, usted a la cualquier empresa de aviación que llegue en el mundo los muestra el tiquete y se vuela…”.
Esta y toda una serie de historias contó Castillo al podcast Alerta Crónica.