Con la sorpresiva renuncia del presidente de la Fifa, Maradona debe estar feliz, después de aullar durante años, como lobo solitario, pregonando que la institución era una mafia y Blatter y Grondona (q.e.p.d.), los ‘padrinos’ que reemplazaron al brasileño Joao Havelange, Debe haber depuesto temporalmente su posición anti-yanqui al ordenar la Fiscalía de Estados Unidos detener en Suiza a siete dirigentes de Concacaf y Conmebol, solicitándolos en extradición, por aceptar millonarios sobornos, para designar sedes de campeonatos mundiales en Suráfrica, Brasil, Rusia y Catar y regionales como la Copa América, a iniciarse en Chile. Para este evento a inaugurarse el 10 de junio circularon cerca de 20 millones de dólares por debajo de la mesa, para los dirigentes ceder derechos de transmisión por televisión a la empresa brasileña Traffic que se asoció con la argentina Torneos y Competencias y Full Play, creando la firma Datisa para repartirse la torta y la Copa América extra a celebrarse en los Estados Unidos, en 2016.
Sin duda la renuncia de Blatter permitirá una gran purga en la Fifa, que desde el mandato de ‘Vitocorleone’ Havelange, se convirtió en una cerrada multinacional privada que amenazaba con desafiliar a federaciones nacionales de gobiernos que osaran investigarlas y pedirles cuentas.
Para el presidente de Rusia, Putin, la investigación liderada por la Fiscalía norteamericana es una injerencia atrevida de un país que se considera el amo del mundo. Para comentarista deportivo Jorge Hernán Peláez y el abogado Carlos Puche, representante del sindicato de futbolistas profesionales de Colombia en la investigación también hay influencia de la geopolítica y de poderosos grupos económicos, pues después del mundial de los Estados Unidos, en 1994, en este país se dieron cuenta de la magnitud del negocio alrededor del fútbol y los diversos campeonatos mundiales, continentales y de clubes patrocinados por ricas multinacionales y poderosas cadenas de televisión e internet. “los gringos quieren apoderarse del negocio y hacerlo a su manera”, dice Puche y “de paso darle un golpe político a Rusia, a la que sancionaron por la invasión a Ucrania y sus relaciones con Siria, Irak y Venezuela y al que no invitaron a la reciente reunión del G-8, que agrupa a los países más poderosos del planeta”.
“Al poner en evidencia que las sedes de Rusia y Catar, fueron compradas pagando sobornos a presidentes de numerosas federaciones de América, África, Asia, Europa y Oceanía, buscan pretextos para quitarles las sedes, que perdió Inglaterra con Rusia para el 2018 y de la Catar que perdieron los Estados Unidos, para el 2022. En el caso de Rusia otra alternativa es boicotear el campeonato al no asistir las mejores selecciones de Europa”, según expresó Peláez, en el programa Hastag, dirigido por Laura Gil, en Canal Capital.
Citybank, J.P. Morgan de los Estados Unidos, y otros de Brasil, Islas Cayman, Vírgenes y Bahamas, figuran entre importantes bancos implicados durante dos décadas, en el lavado de 150 millones de dólares en sobornos. De estos, según el periodista Iván Mejía de Radio Caracol, el Presidente de la Fedefutbol colombiana, Luis Bedoya, recibió 1.500.000 dólares, que consignó en cuenta de la Federación, como adelanto a la participación en la Copa América de Chile y no en su beneficio personal, aunque su colega Hernán Peláez, afirma que Bedoya debe explicaciones por su relación con Full Play, en la organización de partidos amistosos con Kuwait y Emiratos Árabes.
Dirigentes del fútbol internacional y los Comités Olímpicos llevan una vida de reyes modernos, viajando en primera clase generosamente viaticados por todo el mundo; hospedándose en lujosos hoteles; asistiendo a recepciones donde beben y comen exquisiteces en compañía de hermosas y complacientes damas; disfrutan en tribunas VIP a las mejores selecciones y equipos del mundo; y cuando hay que otorgar sedes de torneos internacionales y derechos de transmisión por TV, reciben sobornos en cuentas secretas en bancos norteamericanos, suizos y de paraísos fiscales, cuyos nombres han sido parcialmente divulgados por investigadores del FBI que desentrañaron la corrupción en la Fifa.
Con la mayoría de dirigentes de las 209 federaciones nacionales de fútbol implicados en los sobornos, lavado de dinero, conspiración y otros delitos, era muy difícil que prescindieran de Blatter al que reeligieron; pero el descredito y la presión de la Uefa y multinacionales patrocinadoras lo obligaron a renunciar. En el mundo hay 78 países con fútbol profesional que subsidian a 132 y a sus dirigentes de pequeños países del Caribe, África, Asia y Oceanía, donde Blatter fue rey gracias a las migajas que repartió.
Coletilla: Que este escándalo sirva para depurar la Fifa y entes similares que hay en el planeta, continentes, países, departamentos y municipios en donde rigen sin mayor control las diferentes disciplinas deportivas, que en escalas decrecientes administran recursos públicos y tienen negocios poco claros con empresas privadas.