Hablar sobre las violencias basadas en género (VBG) es cada vez menos extraño. También el que se hayan ido construyendo rutas de atención, protocolos y guías como la que este 28 de noviembre lanza el Ministerio de las culturas, las artes y los saberes a través del Centro Nacional de las Artes, bajo el título ¡Abriendo el telón! Guía para la prevención, atención y reparación de violencias basadas en género en el sector de las artes escénicas y artes vivas[1].
Celebramos esta iniciativa institucional así como el enfoque tan innovador, aunque en realidad no debería ser motivo de alegría. Porque, ¿qué pasa cuando en una sociedad, a manera de reivindicación, se escribe, publica y divulga información que alerta sobre las agresiones normalizadas hacia la integridad física, mental y emocional de la mitad de la población?
Las personas con identidades de género diversas y las mujeres hemos aprendido a vivir con miedo. Es una realidad. Hemos padecido e interiorizado violencias de todo tipo que seguimos permitiendo y, por lo tanto, reproduciendo muchas veces sin darnos cuenta. Pero eso tiene que cambiar. Y está cambiando. Para que siga siendo así es necesario que los hombres se impliquen y nos acompañen en esta cruzada, no regalándonos flores o piropos, más bien siendo conscientes de que los privilegios con que nacieron solo por el hecho de no ser mujeres reflejan una profunda anomalía. ¿Qué le pasa a un sistema social cuando otorga poder a un género para que lo ejerza sobre el otro en vez de propiciar la colaboración y el cuidado mutuo?
Mientras ellos empiezan a despertar y a hacerse preguntas incómodas nosotras vamos tejiendo redes para estar más cerca las unas de las otras, para abrazar nuestra vulnerabilidad y, a la vez, potenciar la fuerza compartida. Sentirnos y sabernos juntas nos infunde valor para seguir, para insistir y no desfallecer. Nos debemos a nosotras mismas.
Y nos debemos, también, a las generaciones que vienen delante, a las que nos precedieron. Nuestra valentía, hoy, es un símbolo de libertad con el que, al mismo tiempo que rompemos las cadenas, honramos la memoria de las ancestras que nacieron, vivieron y murieron atrapadas en sistemas opresivos. A ellas les cortaron las alas; las tildaron de locas, de brujas, de frígidas e histéricas. A las mujeres de nuestros linajes las despojaron y las quemaron vivas (en sentido literal y metafórico). ¡Nunca más! ¡Ni una menos! No sin levantar la voz y los puños, juntas, hasta el final.
Calladitas, en realidad, nos vemos más feítas, más frustraditas y más tristecitas. Y aunque en muchos contextos se corran inmensos peligros por hablar, a la larga, guardar silencio puede ser más riesgoso porque nos encadena a círculos de violencias insoportables e inadmisibles que conducen a la muerte en vida. Aguantar no es lo mismo que resistir. Aguantas cuando estás derrotada. Resistes cuando te pones en primer lugar, y con uñas, garras y dientes defiendes, como puedes, tu dignidad.
Y, ¿con qué mecanismos podemos resistir? Por ejemplo, con los que están en esta guía. Leyéndola podrás ponerle nombre a muchas de las violencias que, estoy segura, tú y yo hemos padecido, y también tu madre y mi abuela, en infinidad de ocasiones, sin saberlo. La violencia física, la económica, la sexual, la simbólica, la psicológica no deben asumirse como parte de la cultura, de las costumbres o de los entornos laborales. Más bien son síntomas de las dolencias de un sistema que ya no deberíamos estar dispuestas a sostener.
En la enfermedad está la vacuna. Necesitamos encontrar esa dosis que genere en la sociedad anticuerpos contra el sexismo y las violencias que nos alejan de la plenitud y del bienestar colectivos. Falta mucho, sí. Pero cuando empezamos a hablar, a escribir, a divulgar nuestras experiencias, por más tristes que sean, seguimos ensanchando el camino que ya recorrieron varias décadas atrás mujeres valientes, cansadas de callar y de aceptar lo inaceptable. El tiempo es ahora. Nuestro tiempo llegó. Está aquí. Y hoy estamos más juntas que nunca.¡Ni un paso atrás!
*Artista e historiadora cartagenera, doctora en Creatividad Aplicada. Viceministra de los Patrimonios, las memorias y la gobernanza cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
**Descarga en https://eneldelia.gov.co/guia-abriendo-el-telon// a partir del 28 de noviembre de 2024.