Los Polo Polo: vergüenza de la política

Los Polo Polo: vergüenza de la política

¿Forma parte de la estrategia del uribismo que figuras como Miranda, Juvinao, Polo Polo y otros se disfracen de defensores de la izquierda para atraer electores?

Por: Carlos Alberto Agudelo Arcila
diciembre 02, 2024
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Los Polo Polo: vergüenza de la política

Al referirme a un autoproclamado defensor de la verdad, Miguel Abraham Polo Polo, cuya conducta vociferante convierte el Congreso en un espectáculo grotesco, investigué el origen de la palabra “senador”. Este término proviene del latín senator, derivado de senex, el cual significa “viejo” o “anciano”. En la antigua Roma, el título se reservaba a hombres sabios cuya experiencia y juicio les permitían gobernar con dignidad.

Hoy, sin embargo, somos testigos de cómo individuos con actitudes propias de Polo Polo logran ocupar los espacios reservados para verdaderos representantes del pueblo. Al observar este recinto con mirada crítica, se revela la triste realidad de ciertos integrantes, quienes, mediante componendas politiqueras tejidas en sus regiones o en la esfera nacional, buscan instalarse en lugares donde la dignidad debería ser obligatoria, no la bellaquería, artimaña de bajeza usada para alcanzar el poder. En ese escenario, perpetúan un manejo desastroso, hundiendo al país en el atraso, mientras abandonan o manipulan medidas urgentes destinadas a resolver los problemas sociales de los sectores más desfavorecidos.

El contraste entre la grandeza de los pensadores romanos y la mediocridad crónica de un sector significativo del Congreso resulta demoledor. Figuras como Polo Polo personifican la hipocresía y el desprecio por la inteligencia. Su presencia en este recinto es una vergüenza nacional, una manifestación palpable de cómo el pueblo ha sido sometido a las mentes vacías y manipuladoras de sus opresores.

Este personaje, desvinculado de sus raíces y de un linaje marcado por la herida abierta de la pobreza, alcanzó su elección como senador bajo las banderas de la izquierda. Olvidó los años cuando, con vehemencia, arremetía contra su principal rival, el líder de la secta del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez. Con el paso del tiempo, su pensamiento progresista se diluyó, dando paso a una abstracción ideológica de tintes rastreros. Sus intereses personales prevalecieron hasta llevarlo a los brazos de la satrapía imperial de María Fernanda Cabal, y, por ende, a su caterva uribista, sumida en la pérfida esencia de su mundillo político fascista.  

Negar las ejecuciones extrajudiciales emula los gritos repetitivos de un pájaro amaestrado, propagando agravios sin pudor, sin sentir vergüenza ante la propia bajeza y cinismo. Esta actitud implica sucumbir a un compadrazgo político visceral. Arrojar a la basura las botas simbólicas de las madres de víctimas del genocidio militar, perpetrado por el primer expresidente expresidiario de nuestra nación, equivale a aceptar una concepción programada de sentimientos perversos. Se dejó adiestrar, o mejor dicho, alienar por los mismos victimarios del pueblo. ¡Qué indignidad! ¡Qué incapacidad de sentir el dolor ajeno, de analizar con objetividad el entorno! ¡Qué deshumanización!

El ámbito político de la ultraderecha colombiana se reproduce en figuras como esta, una réplica del espécimen ruin. Los dueños del poder se asumen herederos de un linaje monárquico, emperadores de un reino intocable donde solo ingresan los servidores para cumplir oficios varios: esclavos, bufones destinados a divertir a los miembros de esa élite hermética. En ese contexto, emergen sujetos como Polo Polo, relegados al último nivel de la jerarquía, una evidencia más de la descomposición de ese régimen.

Lo destacado, y por qué no decirlo, risible, es cómo estos hombres se creen parte de la élite hermética, convencidos de haber sido aceptados en el círculo exclusivo, cuando su única llegada es a la galería de los lacayos, lejos del lugar donde los jerarcas de la corrupción ejercen su dominio absoluto.

Reflexionemos sobre las siguientes preguntas:

  1. ¿Por qué, tras ser elegidos, muchos supuestos políticos del progresismo terminan alineándose casi de inmediato con grupos neoliberales?
  2. ¿Forma parte de la estrategia del uribismo que figuras como Katherine Miranda, Catherine Juvinao, Miguel Abraham Polo Polo y otros se disfracen de defensores de la izquierda para atraer electores?
  3. ¿Se avergüenzan algunos miembros del Centro Democrático de su líder natural, Álvaro Uribe, cuando en elecciones pasadas negaban ser uribistas?
  4. ¿Siente deshonra el presunto criminal Álvaro Uribe Vélez al recomendar a sus seguidores negar pertenecer al uribismo, la corriente que corre por sus venas?
  5. ¿Sufren los enemigos del presidente Gustavo Petro de una ceguera premeditada al negar los logros a favor de la clase vulnerable de Colombia?
  6. ¿Ha llegado el odio hacia el actual presidente colombiano al punto de endiosar aún más al imputado Álvaro Uribe Vélez?
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