La que acaba de vivir Gustavo Petro es quizás la peor semana que ha enfrentado desde que asumió la Presidencia de la República.
El martes, la Procuraduría impuso una inhabilitación de diez años para ejercer cargos públicos al excanciller Álvaro Leyva; el miércoles un juez absolvió al hermano del expresidente Álvaro Uribe por su presunta vinculación con el grupo de los 12 apóstoles; ese mismo día, la Corte Suprema de Justicia le jaló las orejas al gobernante por andar nombrando gestor de paz a cuando bandido se le ocurre.
Y para cerrar esta semana infausta, el jueves el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, nombró Secretario de Estado, lo que equivale al ministro de Relaciones Exteriores, a Marco Rubio, declarado enemigo de Petro y de las dictaduras de izquierda, tan cercanas al mandatario colombiano.
La sanción de la Procuraduría a Leyva se quedó incluso corta, dado el tamaño de la estupidez que este cometió. Es increíble que una persona con tanta experiencia en el sector público perpetre semejante chapucería.
A los que llegaron tarde les recuerdo qué ocurrió: la Cancillería abrió un concurso para adjudicar la elaboración de los pasaportes de los colombianos y al final del mismo se presentó un solo oferente, pero que reunía las condiciones que se exigían.
La ley es clara en que si a una licitación solo se presenta un interesado, pero este cumple con los términos fijados en la misma, hay que adjudicarla. Sin embargo, parece que a Leyva los señores de Thomas and Greg, los que se ganaron la licitación, le caen gordos y entonces decidió declarar desierto el concurso. (en realidad a quién no le simpatiza T&G es a Petro)
Ante esa insólita decisión, y al no tener plan B, La Cancillería colombiana estuvo a punto de quedarse sin quien elaborara nuestros pasaportes. Para evitar esa hecatombe, al Gobierno no le quedó otro camino que llamar a Thomas and Greg, la única empresa en el país que cuenta con la tecnología requerida para fabricar ese tipo de documentos, y renovarle por un año el contrato que tenían. Y hace poco debieron prorrogarlo por otro año.
Mejor dicho, Leyva no le quiso adjudicar el contrato a la única empresa que tenía el know how para hacer los pasaportes y después tuvo que salir corriendo a pedirle a esa empresa que siguiera produciendo esos documentos. ¿Así o más estúpido? Además del riesgo que se corrió, es una estupidez que nos va a salir muy costosa porque T&G interpuso una demanda multimillonarias que de seguro ganará.
No habían pasado dos días de que se anunciara la sanción a Leyva cuando a Petro le cayó otro bombazo: un juez absolvió a Santiago Uribe de los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado, por los cuales fue a juicio.
A Uribe se le sindicaba de ser el auspiciador del grupo de los 12 apósteles que sembró el terror en Antioquia y Córdoba. Pero, el juez consideró que no había pruebas suficientes para condenar al hermano del expresidente Uribe.
A Petro ese fallo le cayó muy mal, porque el petrismo había convertido ese proceso en una causa política para afectar al exmandatario antioqueño. Y por eso se apresuró a descalificarlo en su escenario preferido, la red social X.
“La impunidad no nos lleva si no a más violencia”, fue el trino que puso el presidente como respuesta a ese fallo. ¡Qué cinismo el de una persona que horas antes de esta decisión judicial decidió nombrar gestores de paz a los más tenebrosos capos de las Autodefensas Unidas de Colombia! Eso sí es impunidad.
Al punto de que la Corte Suprema de Justicia le jaló las orejas y afirmó que ese tipo de decisiones carecen “de proporcionalidad en relación con los derechos de las víctimas y los fines de justicia”.
Lo cierto es que Petro quedó notificado, por si todavía no lo estaba, de que en este país aún existe la separación de poderes y de que hay una legislación que se debe respetar.
Por ello, no puede declarar licitaciones desiertas porque los que se las ganan no son de sus afectos, tiene que respetar los fallos de los jueces y no puede ir nombrando gestores de paz a los peores asesinos.
No se había repuesto el presidente de estos golpes cuando desde Estados Unidos le cayó un misil: la noticia de que Marco Rubio, acérrimo crítico suyo fue nombrado Secretario de Estado.
La repulsa que Petro le causa a Rubio quedó clara cuando aquel fue elegido presidente: el designado secretario de Estado afirmó entonces que “ahora nos enfrentamos a una Colombia que será dirigida por alguien de extrema izquierda, un exguerrillero con un enfoque hostil hacia Estados Unidos”.
Trump parece haber mandado un mensaje claro: América Latina sí va a estar en su agenda. Y eso debe tener preocupados a los dictadores de izquierda del continente, tan afines al presidente colombiano
Al contrario de quienes están convencidos de que la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos implica un viraje de 180 grados en la relación de esa potencia con su “patio trasero”, yo he tenido la convicción de que en ese vínculo muy poco va a cambiar, por la sencilla razón de que nosotros no somos prioridad para el nuevo gobierno gringo.
Pero el nombramiento de Rubio me ha puesto a pensar, porque, con esa designación Trump parece haber mandado un mensaje claro: América Latina sí va a estar en su agenda. Y eso debe tener muy preocupados a los dictadores de izquierda del continente, tan afines al presidente colombiano.
Claro que en el caso de Colombia, Trump y Rubio tendrán que actuar con máximo sigilo. Al petrismo no se le puede entregar la bandera de la lucha contra el “imperialismo yanki” que, a pesar de lo trasnochada, sigue siendo efectiva.
Lo cierto es que en la semana que terminó Petro debió haber doblado su dosis de Milanta, porque digerir ese cóctel de Procuraduría, justicia, Corte Suprema y Rubio no le debe resultar nada sencillo.