Hoy volví a Bulevar Niza, en la Avenida Suba con Calle 127, después de varios años. Mientras esperaba a mi esposa, decidí darme un paseo sin prisas por este lugar que fue tan importante en mi juventud. Es curioso cómo, cuando no hay afán, los detalles cobran vida: cada rincón parece contar una historia, susurrar recuerdos de un tiempo que ya no existe.
En los 90, Bulevar Niza era un ícono, con su diseño en ladrillo clásico, elegante y moderno, y sus pasillos adornados con plantas que caían en cascada. La rueda de Chicago aún está en la zona de juegos, renovada pero firme, un vestigio del pasado que sobrevivió a los cambios. Sin embargo, ese Bulevar que conocí ha desaparecido, y en su lugar hay un espacio completamente renovado, lleno de vida para las nuevas generaciones.
Recuerdo cómo, junto a mi hermano y amigos del colegio, escapábamos algunos viernes al Videoplay en el tercer piso. Era el rincón perfecto para olvidarnos de las responsabilidades y entregarnos a los videojuegos. También estaba el cine, donde vimos clásicos como Corazón Valiente, Jumanji y Mi Pobre Angelito. Cada visita era una aventura, una excusa para compartir risas y emociones que aún atesoro.
Por fuera, el árbol de luces y los gigantes tubos de ventilación siguen siendo parte del paisaje, recordándonos el pasado. Por dentro, la remodelación que comenzó en 2012 y culminó en 2016 transformó el espacio, dejando atrás almacenes como Buzos Shetland, Videoplay, Calzado Olafo, CAFAM y Discos Bambuco. Aunque me alegré de ver que Panamericana y Arturo Calle continúan, no pude evitar un toque de nostalgia por lo que ya no está.
No soy alguien que disfrute frecuentar centros comerciales; prefiero la tranquilidad de la naturaleza. Pero hoy, al recorrer Bulevar, me sentí como en una máquina del tiempo, viajando a los 90, a esos días de tardes con familia y amigos, donde todo parecía más simple.
Bulevar Niza es ahora un espacio vibrante, renovado, lleno de energía para quienes lo habitan hoy. Sin embargo, sigue siendo un refugio especial para quienes lo recordamos como era antes. Porque a veces, entre la prisa del día a día, se nos olvida que solo cuando nos detenemos y caminamos sin afán, los lugares revelan sus historias. Y este, sin duda, es un lugar lleno de historias que vale la pena recordar.
Gracias, Bulevar Niza, por ese paseo entre recuerdos y renovaciones.