Las certificaciones ISO, específicamente las normas ISO 9001, ISO 14001 y OHSAS 18001 (actualmente actualizada a la ISO 45001), se han promovido como herramientas esenciales para la gestión de la calidad, la gestión ambiental y la seguridad y salud en el trabajo.
Sin embargo, un análisis crítico sugiere que el impacto real de estas normas en la productividad y el crecimiento económico de las organizaciones es nulo, evidenciando que son principalmente un discurso capitalista que favorece a las consultoras y entes certificadores, en lugar de generar un cambio estructural y positivo en la eficiencia operativa o en la sostenibilidad organizacional.
Estas certificaciones se han transformado en un mercado altamente lucrativo, en el que los principales beneficiados son las entidades certificadoras y las consultoras que ofrecen asesoría para la implementación de los sistemas de gestión. El proceso de certificación se ha convertido en un símbolo de legitimidad empresarial para acceder a contratos y alianzas estratégicas, especialmente en mercados internacionales, sin que necesariamente se traduzca en un cambio real en las prácticas operativas (Bourke & Roper, 2016). Las empresas persiguen la certificación principalmente debido a presiones externas y a la búsqueda de una ventaja competitiva temporal, más que por un verdadero compromiso con la mejora continua. De esta forma, se genera un ciclo de certificación donde el cumplimiento formal prima sobre la implementación sustancial de mejoras (Corbett & Kirsch, 2001).
El discurso de la mejora continua, que subyace a normas como la ISO 9001 y la ISO 14001, ha demostrado ser en gran medida un mito en la práctica empresarial. Estudios empíricos señalan que, aunque las empresas certificadas pueden mejorar su imagen corporativa y aumentar la confianza de los clientes, no existe evidencia concluyente de que la certificación se traduzca en mejoras significativas en la eficiencia operacional o en una reducción de costos (Heras-Saizarbitoria & Boiral, 2013). En la práctica, muchas organizaciones implementan estas normas únicamente para cumplir con auditorías externas, centrándose en simular conformidad para obtener el certificado en lugar de mejorar realmente sus procesos internos (Boiral, 2003).
La situación es aún más crítica en el caso de la ISO 14001, que se centra en la gestión ambiental. Lejos de ser un verdadero motor para un cambio ambiental sostenible, la implementación de esta norma a menudo se utiliza como una herramienta de marketing para proyectar una imagen de responsabilidad ecológica, sin que haya un compromiso auténtico con la sostenibilidad (Searcy, 2016). De esta manera, las empresas logran la certificación cumpliendo con los requisitos mínimos, pero rara vez adoptan medidas adicionales que realmente impacten en la reducción de su huella ambiental.
Un problema estructural de las certificaciones ISO radica en que se han transformado en un sistema "pay to play", es decir, un mercado donde las empresas pueden obtener la certificación si están dispuestas a pagar por ello, independientemente de si cumplen genuinamente con los estándares (Boiral & Roy, 2007). Esto se ve exacerbado por la falta de rigurosidad en los procesos de auditoría, donde los auditores a menudo actúan con benevolencia hacia las empresas que los contratan, ya que su sustento financiero depende de la renovación periódica de los certificados (Alvarez et al., 2010). Así, el proceso se convierte en un conjunto de formalidades y papeleo que no refleja mejoras reales en la gestión.
A nivel económico, los beneficios prometidos de las certificaciones ISO, tales como la mejora en la productividad y la eficiencia, son altamente cuestionables. Las evidencias sugieren que las organizaciones, especialmente las pequeñas y medianas empresas, enfrentan costos elevados para la implementación y el mantenimiento de estas certificaciones, lo que puede resultar en una asignación ineficiente de recursos que podría haber sido utilizada para fomentar la innovación o el desarrollo tecnológico (Tari et al., 2012). En muchos casos, los costos superan los beneficios tangibles, generando un impacto negativo en el crecimiento económico de estas empresas.
Desde un enfoque más amplio, las certificaciones ISO también pueden interpretarse como una forma de neocolonialismo económico. Al ser promovidas y desarrolladas principalmente por países desarrollados, estas normas imponen estándares que pueden no ser aplicables ni relevantes para las organizaciones en economías emergentes. Esto perpetúa una dinámica en la que las empresas en países en desarrollo deben adaptar sus procesos a estándares internacionales que no necesariamente consideran las particularidades locales (Wong et al., 2009). Así, las certificaciones ISO actúan como barreras comerciales que limitan la participación de estas economías en el mercado global, bajo el pretexto de la estandarización de calidad.
Para terminar, las certificaciones ISO han sido instrumentalizadas más como un instrumento de legitimación empresarial que como una verdadera herramienta para la mejora organizacional. En lugar de generar un valor real para las empresas, se han convertido en un lucrativo negocio para consultoras y entidades certificadoras, manteniendo un discurso capitalista que prioriza la apariencia de control sobre el impacto real en la eficiencia y la sostenibilidad. Las empresas que invierten en estas certificaciones a menudo lo hacen para satisfacer las demandas del mercado, pero rara vez ven un retorno tangible en términos de productividad o crecimiento económico. Esto sugiere que las normas ISO, lejos de ser catalizadores de mejora, son más bien un compendio de formalidades que refuerzan las desigualdades en el mercado global.
Referencias
- Alvarez, G., Garayar, A., & Barac, J. (2010). Auditors’ leniency in ISO certification processes: Evidence from Latin America. International Journal of Auditing, 14(1), 56-73.
- Boiral, O. (2003). ISO 9000: Outside the iron cage. Organization Science, 14(6), 720-737.
- Boiral, O., & Roy, M.-J. (2007). ISO 9000 certification and performance of SMEs: A profitable investment? International Journal of Quality & Reliability Management, 24(2), 187-204.
- Heras-Saizarbitoria, I., & Boiral, O. (2013). ISO 9001 and ISO 14001: Towards a research agenda on management system standards. International Journal of Management Reviews, 15(1), 47-65.
- Wong, W. P., Tseng, M. L., & Tan, K. H. (2009). A business process management capabilities perspective on organization performance: Are there signs of convergence? International Journal of Production Economics, 122(1), 27-43.