uno
Afuera llueve. Adentro el frío quema. Si de algo estamos hechos, además de todo, es de decepción. Todo lo que puedas quebrar se rompe. Somos máquinas de fallar, constantemente. Siempre hay alguien dispuesto a buscar entre tus movimientos el paso que, desde su punto de vista, implica que has perdido el compás. Siempre hay alguien que dice ponerse en los zapatos del otro pero anda por ahí con el egoísmo y la soberbia propias que tienen los guapos al caminar.
dos
En cuatro, cinco, semanas he asistido a cuatro misas de luto. Difícilmente recuerdo una temporada de difuntos así. De muertes naturales tan continuas, digo. Aquí no hay balas ni accidentes intempestivos. La gente muere, es solo eso. A veces vas a los entierros por los muertos, otras veces vas por los vivos. De vuelta de cada uno de esos instantes la fragilidad te golpea en la cara y vas por la calle con tu vulnerabilidad expuesta. Te acuestas a dormir con esa sensación de que despertar al día siguiente no es una certeza. Lo sé, está en la piel. Lo único constante es la tristeza.
tres
Duele el cuello, parte posterior, lado derecho. Mico, le dicen. Orangután se siente. Duele la cintura, lumbago tal vez. Tensión o estrés acusa el doctor. Duele el arco metacarpiano, cuesta a veces pulsar las letras sobre el teclado o dar un clic, incluso duele estrechar una mano. Duelen los primeros minutos de cada día cuando te acercas al aroma del primer café y la respuesta del cuerpo son náuseas. Duele la cabeza que sostienes sobre los hombros con inyecciones y pastillas que adormecen la migraña un instante pero que no aclaran ningún pensamiento, porque hay días que duele pensar. El oficio de algunos es el de ser pararrayos para que otros trabajen sin noción de la tormenta, como si siempre fuera verano.
cuatro
Las malas noticias siguen allí. Están esperando el momento indicado, o sea el peor momento, para ser anunciadas. Las malas noticias son el tsunami imperceptible que no ves venir hasta que se ha convertido ya en ola de cinco metros o más. Las malas noticias son la promesa a punto de cumplirse de llevarse por delante la playa de tu serenidad. Solo quedarán destrozos. Ten cuidado mañana cuando sintonices el noticiero otra vez.
cinco
Las sonrisas cada vez se valoran más, las sinceras quiero decir. No las sonrisas que nacen de un chiste que deja mal parado a alguien que aún busca dónde sentarse. No las sonrisas posadas de foto para el perfil de Facebook. No. La sonrisa que está en alza es la escasa que por eso mismo es una joya: esa sonrisa que se da con ojos, labios, abrazo y piel. La más genuina de las sonrisas no nace por obligación o impostura y esa sinceridad se siente como un abrazo. Como un abrazo necesario. Por eso están en alza las sonrisas. Tal vez no solo era love como dice la canción. All we need is una sonrisa sincera por favor.
seis
Si llueve extrañas la última tarde calentita. Si hace sol entonces nos vamos a ahogar en este calor. El viento de izquierda se sentiría mejor si viniera de frente y te despeinara un poco. Te gustan tanto esos zapatos nuevos pero tal vez debiste haberte comprado los otros que dejaste en el anaquel. De alguna manera no importa qué pidas en el menú que te ofrecen seguro está más sabroso el plato del comensal de al lado, piensas. La insatisfacción es la dieta de todos los días. Y engorda. No lo olvides.
@lluevelove