Juventud y vivienda en Colombia, desafíos para las nuevas generaciones

Juventud y vivienda en Colombia, desafíos para las nuevas generaciones

La realidad económica y social del país ha convertido el sueño de una casa propia en un reto cada vez más difícil de alcanzar por diversas barreras...

Por: Paula Ramirez
noviembre 18, 2024
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Juventud y vivienda en Colombia, desafíos para las nuevas generaciones

La realidad económica y social del país, ha convertido el sueño de una casa propia en un reto cada vez más difícil de alcanzar por barreras como el acceso a créditos hipotecarios a causa de la alta informalidad laboral, una baja estabilidad económica y una limitada capacidad de ahorro que hace difícil acceder a créditos; los altos costos de la vivienda, que provoca que las ayudas existentes no sean suficientes para cubrir la diferencia entre el subsidio y el precio real del mercado y la desigualdad regional, especialmente en áreas rurales y de menor desarrollo, en donde la oferta de vivienda es limitada y la infraestructura de apoyo es menor.

Lo profundo de esta problemática: Las barreras económicas y sociales, un círculo vicioso

Los empleos formales y estables, son un requisito para acceder a créditos hipotecarios y a su vez, son cada vez más escasos para la juventud. De acuerdo con el DANE, a julio del 2024, existen más de 25.000 jóvenes desempleados más que en el año anterior, lo que fortalece la informalidad laboral en Colombia, especialmente entre los menores de 30 años, lo que reduce su capacidad de ahorro y los excluye de muchos esquemas de financiamiento tradicionales.

A esto se suma el aumento en los costos de las viviendas, que en los últimos años han crecido a un ritmo superior al de los salarios. Los jóvenes, que se encuentran en etapas iniciales de sus carreras laborales, enfrentan una gran desventaja en el mercado inmobiliario, ya que el salario mínimo no es suficiente para soportar las exigencias de ahorro y capacidad de pago de una cuota inicial. Esto perpetúa un círculo vicioso: sin un empleo formal, no hay crédito; sin crédito, no hay acceso a vivienda. 

Las políticas públicas: entre buenas intenciones y ejecución insuficiente

A pesar de que existen programas y políticas públicas para facilitar el acceso a la vivienda, estas iniciativas enfrentan múltiples barreras estructurales que limitan su efectividad, especialmente para los jóvenes de bajos ingresos y comunidades vulnerables. 

El Gobierno colombiano ha implementado diversos programas de subsidios y apoyos, como el programa “Mi Casa Ya” y subsidios a la tasa de interés, con el que 4.800 familias este año han adquirido este subsidio de acuerdo con información entregada por el Ministerio de Vivienda, aunque esta cifra es relevante, se puede ver afectada por la alerta que lanzó la Procuraduría, debido a que 17.000 familias estarían en riesgo de quedarse sin este subsidio por falta de recursos. 

En ciudades como Bogotá o Medellín, donde el precio del suelo ha disparado los valores de la vivienda, los subsidios quedan cortos para cubrir la diferencia entre los precios del mercado y la capacidad de pago de los jóvenes. En contraste, en zonas rurales y regiones afectadas por el conflicto armado, la oferta de vivienda formal es casi inexistente, lo que hace que los subsidios sean irrelevantes sin una infraestructura adecuada.

Propuestas de solución: pensando en una generación que merece más

Es urgente fomentar políticas que impulsen la formalización del empleo juvenil, mejorar los salarios y crear un entorno económico que permita a los jóvenes dejar soñar con una vivienda propia y convertir esto en una realidad.

Además es importante la priorización de incentivos empresariales para la formalización laboral con un único objetivo: Facilitar la formalización de empleos para los jóvenes, que podría mejorar su acceso a créditos hipotecarios con políticas de empleo juvenil y estímulos a empresas que contraten a jóvenes formalmente.

En cuanto a las políticas de vivienda, es fundamental que los programas se diseñen con una visión territorial diferenciada, adaptándose a las necesidades y capacidades de cada región del país. Además, el Estado debe trabajar de la mano con el sector privado para aumentar la oferta de vivienda asequible y fomentar el uso de tecnologías de construcción que reduzcan costos sin sacrificar la calidad, integrando visiones innovadoras, sostenibles y amigables con el ambiente.

En esta línea el mejoramiento y diversificación de los programas de subsidios, no son un tema menor. Adaptar los subsidios a las condiciones de cada región, con apoyos diferenciados que consideren las realidades locales, podría hacer más efectiva la ayuda gubernamental.

El acceso a la vivienda, un reto de todos

Es hora de que el Estado, el sector privado y la sociedad en general reconozcan la importancia de garantizar condiciones dignas y accesibles para que las nuevas generaciones puedan construir su futuro. La vivienda no es solo una necesidad básica ni debe ser un privilegio, sino un derecho que se garantice de manera efectiva a través de políticas inclusivas y realistas.

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