Muchos celebramos en nuestro país la fiesta de Halloween el 31 de octubre y la seguimos el fin de semana del 01,02 y 03 de noviembre.
Según Fenalco, un 73 % de los colombianos involucraron a los niños en el túnel dulce “veneno” de lo inesperado, para que se gozaran la rumba embrujada. Mi conclusión es: ¿Acaso Colombia entera a diario no vive con su propia máscara? Con la que transita, padece y hace historia como en un cuento de hadas y fantasías luciendo el antifaz que más le convenga, sin vergüenza alguna ni pudor, muchos haciendo el mal y la trampa. Eso sí, bien hecha, hasta con ingenio y creatividad agregándole alta dosis de terror. Y si le dan chance, lo repite, sin quitarse la careta, y es que la realidad habla por sí sola.
Según la Procuraduría general de la nación, entre enero y septiembre de 2024, 375 menores han sido asesinados en el país, según INDEPAZ, han sido 148 los líderes sociales también en lo que va del presente año, igualmente fuentes oficiales aseguran que, en el 2024 entre enero y septiembre, se han registrado 671 feminicidios. ¿entonces que más teatro del terror podemos estar viviendo en nuestro país?
Pero toda la magia y el “encanto” de esta celebración acomodada e importada borra toda nuestra realidad, aumenta nuestra amnesia mental tanto así que, de acuerdo con estudios de Fenalco entregados en las últimas horas, el 42% de los encuestados celebraron el Halloween e invirtieron entre 100 y 200 mil pesos en disfraces, accesorios y decoración. El 27% en dulces, el 26% en disfraces y el 18% en decoración para el hogar. Además, atérrense, el 38 % de los encuestados planeó en estas celebraciones disfrazar a sus mascotas.
¿De qué te vas a disfrazar? es siempre la pregunta y miramos hacia el cielo haciendo una pausa respondiendo con lo que para nosotros es la mejor opción, bastaría con decir, de lo que somos y hacemos en una sociedad que no quiere quitarse el velo.
Hay un respiro positivo y que tiene protagonismo en Cartagena, se trata de Ángeles Somos, un movimiento liderado por damas de la ciudad heroica y protagonizado por niños y adolescentes en donde cada 01 de nov llevan a Cabo su celebración auténtica: Sin disfraces, ni dulces, ni cánticos de penumbra .
El diario El Universal en una hermosa crónica define en uno de sus apartes esta bella tradición auténtica de parte de la población infantil cartagenera.
"Cada 1 de noviembre un popular estribillo toma protagonismo en todos los barrios, contagiando a niños, jóvenes y adultos al ritmo de Ángeles Somos, del cielo venimos, pidiendo limosnas pa’ nosotros mismos. Yuca, papa, ñame, plátano, arroz, verduras, mazorca, carne y otros alimentos son fundamentales para llevar a cabo esta tradicional actividad de manera satisfactoria, teniendo en cuenta que el propósito final es disfrutar y deleitarse con un exquisito sancocho, que se realiza en diversos barrios populares de la ciudad, anunciando así la llegada de las fiestas novembrinas. "
Pero, Colombia vive en su gran mayoría en lo político, social, cultural, educativo, deportivo, etc. disfrazada, asolapada, siempre de carnaval muchas veces circense. Nos definen como una comunidad en su mayoría de perfil hipócrita, con sonrisa falsa a la conveniencia, muchos enmascarados encubriendo verdades, buscando la puñalada trapera y que no miran nunca a los ojos, otros protagonistas del máximo terror, el miedo alimentando las angustias.
El coro herido que muchos pequeños no saben su origen o porqué lo hacen del triki triki Halloween, quiero dulces para mí, todo por la recompensa de endulzar al máximo el hígado, en Estados Unidos recientemente el Consejo Nacional de Seguridad, aseguro que el 19% de las muertes de niños en la noche de brujas ha sido por asfixia a causa de caramelos, chicles, etc.
Pero todos, incluyendo nosotros padres de familia con la complicidad de los centros docentes en la noche del 31 de octubre desfilamos como en la mejor Pasarella, al mejor postor, ignorando que nuestro disfraz más auténtico, común y elaborado en casa, permanece en el alma de nuestro país producto del tape tape y de todos los fenómenos de la decadencia y corrupción.