Aunque graduado de ingeniería en la Universidad de los Andes, la verdadera obsesión de Manuel Rodríguez Becerra es la defensa del medioambiente. Ha eso ha dedicado su vida y fue él quien puso los ladrillos para armar el Ministerio de Ambiente que nació en el último año del gobierno de Cesar Gaviria, su condiscípulo en los Andes.
Como director del Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente –Inderena-, la institución que antecedió al Ministerio, participó en la famosa Cumbre para la tierra de Rio de Janeiro en junio de 1992, en la que participaron líderes ambientales de 172 países (con 108 jefes de Estado) y 2.400 representantes de organizaciones no gubernamentales en la que se construyó una agenda y se trazaron las metas que año a año se revisan en las Cops mundiales –la última de Dubái fue la 28-.
En Rio nació también la COP de la Biodiversidad que, por azar, se celebra este año en Cali, Colombia, que convocó a una gran representación de 160 países con un gran ausente, Estados Unidos. Fue precisamente el Ministro de Ambiente chino quien le entregó la posta a la ministra Susana Muhamad para que presidiera la COP que nació hace 30 años.
Manuel Rodríguez estuvo allí y se sabe de memoria aquello que se acordó, pero también los incumplimientos. Poco se ha avanzado frente a las alarmas que se prendieron por el inminente calentamiento global y las amenazas de la destrucción de la vida en el planeta por las prácticas destructoras de los seres humanos.
Lo verdaderamente nuevo es que las alarmas de entonces se convirtieron en realidad y catástrofes como la pandemia del Covid y fenómenos naturales devastadores ya no se pueden ocultar.
Juan Manuel Ospina: Manuel, nadie mejor que usted para hablar de la COP16 de Cali. ¿Qué significa esta Conferencia global? ¿Cuáles son los puntos críticos en los que se espera avanzar?
Manuel Rodríguez: Se esperan resultados ambiciosos, pero esperamos lograr avanzar. Se está tratando de hacer un acuerdo sobre el acceso a las bases de datos digitalizadas sobre los recursos genéticos y su utilización. Aquello que tendrían que pagar las empresas que los aprovechen y hagan algún invento, como el caso de las biofarmacéuticas que estarían en la obligación de entregar un porcentaje de sus ingresos o de las utilidades.
Se ha hablado del 1%, otros piensan que debe ser más alto y que los recursos vayan a un fondo global y se inviertan efectivamente en la protección de la biodiversidad que está con un gran déficit financiero. Con una decisión de éstas, la protección de la biodiversidad podría tener su propia renta. Se estima que pueden requerirse $ 200 mil millones de dólares anuales, que en términos del producto interno bruto mundial tampoco es una cifra imposible.
Un país como Colombia o Brasil con gran riqueza de biodiversidad pueden tener una porción grande del ponqué.
Otro tema que se está negociando es el reconocimiento a las comunidades indígenas y locales en sus conocimientos tradicionales que han conducido a una innovación. Durante cientos de años las comunidades han utilizado plantas y fauna para fines curativos y claramente allí hay descubrimiento.
JMO: Y conocimiento, que han aprovechado otros, la industria farmacéutica, por ejemplo.
MR: Lo que se ha se ha encontrado es que, en la mayor parte de los casos, esos descubrimientos de las comunidades indígenas son susceptibles de unas innovaciones adicionales para producir medicamentos y eso no se reconoce. Las farmacéuticas capturan ese conocimiento. Un estudio muestra que la legislación norteamericana favorece el robo a las comunidades indígenas y permite robarse literalmente ese conocimiento milenario y mantenerse blindadas.
Ponerse de acuerdo en estos temas sería un gran resultado de esta COP16.
JMO: Pero lo más grave es que el mayor contaminante que es Estados Unidos no está sentado ahí, en la COP en Cali.
MR: Pero hay un tema tan importante como el de la platica directa para proteger la biodiversidad y es el de los incentivos económicos perversos en el aprovechamiento de los recursos naturales.
JMO: Danos un ejemplo para entender bien el concepto.
MR: Hay un buen ejemplo que es el de los bosques. En el año 2000 se hizo un acuerdo en la Asamblea de Naciones Unidas en el que los bancos se comprometieron a no fomentar actividades que propiciaran la deforestación del bosque tropical. Hasta ahí perfecto.
El observatorio de la organización Forest finance ha encontrado que entre el 2014 y el 2023 se financiaron en los bosques tropicales actividades relacionadas con el cultivo de soya, de palma de aceite y la ganadería y eso es igual a deforestar. Una financiación que asciende a los 50 mil millones de dólares al año
Con el mar sucede algo parecido. El mar lo estamos vaciando.
JMO: Todos estamos de acuerdo en el diagnóstico y las medidas, pero sigue faltando voluntad, voluntad política en serio.
MR: Pero los hechos están acelerando las cosas. Amenazas reales como la pandemia del Covid que fue fruto de la deforestación de una provincia de la China que llevó a que proliferaran los murciélagos que están llenos de virus letales para la humanidad reflejan la situación crítica en la que estamos.
JMO: Es una película de terror en la que pueden aparecer incluso virus más complicados, más devastadores.
MR: Los temores de una hambruna mundial, virus letales, que si tocan los límites de la ciencia ficción van mostrando que la cosa va en serio.
JMO: Estamos ante un nuevo escenario mundial en el que estas amenazas por todos lados dejan de ser un discurso y empiezan a ser reales, a golpear brutalmente (…)
MR: No se me puede pasar algo de la COP16. Hay que hacerle un gran reconocimiento a la ministra Muhamad y al gobierno por haber convertido la COP16 en la más grande que ha habido en el mundo en términos de asistencia, los foros, los cientos de actividades que programaron hicieron en Cali algo extraordinario. Yo creo que es la mayor campaña educativa que se ha hecho sobre el medio ambiente en Colombia en toda su historia y eso tiene un gran valor (…)
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