Hace 20 años que Pelé no sale a ninguna parte. A los supermercados van sus secretarios personales a llenar la canasta de antojos para saciar los caprichos del Rey . Dicen que la razón por la cual siempre se equivoca en sus vaticinios futboleros es porque hace rato no ve partidos. A sus 75 años, Edson Arantes do Nascimento está seco por dentro.
Las únicas veces que abandona su apartamento en la playa de Carvoeiro en Portugal es cuando la FIFA se lo ordena. Entonces vuelve a aparecer su amplia y blanca sonrisa y según el país en donde esté proclama un nuevo favorito para ser el próximo campeón mundial. Detrás suyos, invisibles, hay dos asesores guionizando todo lo que tiene que decir el brasilero. Entonces salen declaraciones como ésta que dio hace unas semanas, en donde expresa claramente su apoyo a la continuidad del actual presidente de la organización "Seré claro, respaldo a Sepp Blatter porque Blatter tiene más experiencia, lleva mucho tiempo allí, por supuesto, en la vida hay que tener cambios, pero respaldaré a Blatter, creo que todavía tiene la oportunidad de tener una buena administración".
A diferencia de Maradona, Pelé nunca está del lado del futbolista. Hace poco propuso, por orden de la FIFA, rebajar los salarios de los jugadores. En el pasado mundial consideró justa la exagerada sanción a Luis Suarez por morder a un defensa italiano, además de quedarse en silencio cada vez que los futbolistas se quejan de la sobrecarga de partidos que impone la televisión yde calificar de “Banal” los reclamos de Dani Alves porque la afición del Villarreal lo llamaba simio y le tiraba bananas a la cancha.
Mientras tanto Pelé sigue dándole vueltas al mundo siendo un abanderado de la FIFA a costa de cualquier cosa, incluso de la economía de su propio país. En el pasado mundial Edson Arantes se transformó en su principal defensor. Poco le importó la inflación que sufrió Brasil por los costos excesivos que significó la construcción de estadios que hoy lucen como ballenas encalladas en medio del Amazonas y los desalojos que efectuó la policía a los habitantes que vivían en sus alrededores para darle una imagen al mundo de un Brasil próspero y libre de pobres. Su imagen sonriente de esclavo obediente fue usada por la FIFA para darle un parte de tranquilidad a los brasileros que no se cansaron de salir a protestar en las calles mientras duró el mundial.
Blatter se precia de la amistad que tiene con Pelé. El año pasado, cuando estaba convaleciente de una operación de cálculos renales, Pep lo visitó en su casa y le escribió un mensaje en donde lo llamaba amigo mío. Pelé, apenas reapareció ante la opinión pública, aprovechó para meter una cuña: “La gente tiene que entender que es muy difícil manejar la FIFA y que el único indicado es Joseph”
Ha cambio de ese apoyo incondicional, la FIFA se ha encargado de ocultar el lado oscuro del Rey del fútbol. En el 2006, por ejemplo, no asistió al funeral de su hija Sandra, quien a los 42 años murió de un cáncer de mama sin que el ex futbolista reconociera su paternidad. Pelé, un ferviente católico, se sentía avergonzado de que ella fuera una pastora evangélica. Su hijo Edinho, ex portero del Santos, fue condenado a 33 años de cárcel por narcotráfico y lavado de activos. La vida turbia del joven fue asociada al abandono y el maltrato que le propinó su padre.
Ahora, que se va develando la verdad, la imagen políticamente correcta de Pelé se desmorona. Simpatizar con la FIFA y con su presidente, es coquetear con el crimen.