La violencia vicaria, es un término que ha ganado relevancia en los últimos años y se refiere a la forma de maltrato en la que uno de los progenitores utiliza a los hijos como medio para causar daño emocional al otro, generalmente en el contexto de rupturas de pareja o conflictos de custodia. Aunque tradicionalmente se ha visibilizado como un problema que afecta mayormente a las mujeres, la violencia vicaria hacia los hombres es una realidad cada vez más evidente en Colombia, aunque poco reconocida y aún menos denunciada.
¿Qué es la violencia vicaria y cómo afecta a los hombres?
La violencia vicaria implica el uso de los hijos como un instrumento de control y daño emocional hacia el otro progenitor. En el caso de los hombres, esto puede traducirse en la manipulación de los niños para generar rechazo hacia el padre, restringir el contacto con los hijos o deslegitimar su rol parental. Esta forma de violencia tiene un fuerte impacto emocional y psicológico, no solo para el padre que es víctima, sino también para los niños, que se ven inmersos en una situación de conflicto constante.
El uso de denuncias falsas en las que frecuentemente se ven involucradas denuncias de maltrato físico hacia hijos o exparejas, la obstaculización de las visitas y el alejamiento forzado son algunas de las manifestaciones más comunes de la violencia vicaria hacia los hombres en Colombia. Estas prácticas no solo buscan causar sufrimiento al padre, sino también limitar su relación con los hijos, afectando su rol como figura paterna.
¿Qué busca la violencia vicaria?
El objetivo de la violencia vicaria es dañar emocionalmente al padre a través de los hijos, utilizando el vínculo afectivo que los une como un arma para castigar, manipular o ejercer control. Esta dinámica genera en los hombres un sentimiento de impotencia y frustración, al ver que sus esfuerzos por mantener un vínculo cercano con sus hijos se ven sistemáticamente bloqueados.
En Colombia, los medios de comunicación en su gran mayoría presentan titulares en el que indican esta violencia, como una situación únicamente hacia mujeres e hijos, pero lo cierto es que a junio 8 de 2024 han sido reportados al SIVIGILA del INS, 66.621 casos de violencia de género, de estos el 75,6% se han presentado en mujeres, es decir 50.374 casos y un 24,4% se han presentado en hombres, lo que se traduce en 16.247 casos denunciados. También hay un preocupante registro de 8.203 casos, el 12,3% en menores de 0 a 4 años.
Como ejemplo de lo anterior, Diego Pardo Cuéllar conversó con La W tras ser absuelto de las acusaciones de abuso contra su hija interpuestas hace casi una década por su exesposa, en las que era acusado de abuso sexual hacia su hija, quien para ese momento tenía 4 años de edad.
La problemática habría iniciado por problemas entre la pareja que terminaron por la presunta manipulación de Margarita Herrera, exesposa de Cuéllar, hacia la menor de edad, quien hoy tiene 13 años y vive fuera del país y que terminó siendo descubierto por la Fiscalía.
La justicia ha solicitado la absolución del caso, reafirmado en cuatro ocasiones su inocencia en organismos que van desde el Tribunal Superior de Bogotá hasta la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema, mientras que la madre y su familia continúan interponiendo recursos y apelaciones.
Es importante destacar que este no sería el primer caso de este tipo en el país, pues se ha puesto la lupa sobre el tema y aparentemente este es un mecanismo recurrente cuando se presentan discordias matrimoniales, buscando acusar al hombre de abusos o violencia, para alejarlo legalmente de los hijos.
¿Por qué no se denuncia la violencia vicaria hacia los hombres en Colombia?
La denuncia de la violencia vicaria hacia los hombres en Colombia enfrenta varios obstáculos. Uno de los principales es el estigma social. La percepción de que la violencia intrafamiliar es un problema que afecta principalmente a las mujeres lleva a que, en muchos casos, las instituciones y la sociedad no tomen en serio las denuncias presentadas por los hombres, que se acompañan de estereotipos de género en torno a la fortaleza emocional y la resistencia de los hombres dificultando que ellos se reconozcan como víctimas y busquen ayuda.
Además, la legislación en Colombia no contempla específicamente la violencia vicaria hacia los hombres, lo que deja a muchas víctimas sin un marco legal adecuado para defenderse. En este sentido, es crucial que el proyecto de ley que busca castigar judicialmente a los padres que utilicen o dañen a sus hijos para coaccionar o vengarse de su pareja, tenga en firme una realidad: los hombres también son víctimas.
Llamado a la visibilización y apoyo
Para combatir la violencia vicaria hacia los hombres en Colombia, es crucial que las instituciones reconozcan la existencia de esta forma de violencia y que se tomen medidas para garantizar la igualdad de derechos en los procesos de custodia y visitas. Asimismo, es fundamental que se promueva un cambio cultural que permita a los hombres expresar su sufrimiento sin temor a ser juzgados o minimizados.
La violencia vicaria, en cualquiera de sus formas, tiene consecuencias devastadoras para los padres y para los niños. Es momento de reconocer que todos merecen protección y apoyo, independientemente de su género. La violencia vicaria hacia los hombres es un problema real, y su visibilización es el primer paso hacia la construcción de una sociedad más justa y equitativa para todos.