El 13 de septiembre pasado el portal Infobae Colombia tituló: “Galán –Carlos Fernando, alcalde de Bogotá– reveló el ínfimo valor que paga Coca-Cola al año por usar el agua de La Calera, vale menos que un semestre de universidad”.
En la nota se denunció la existencia de “una concesión de agua que la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) otorgó hace alrededor de 40 años… Los técnicos me dijeron que eso no nos impacta en San Rafael, no nos impacta en el agua que sale de ahí. No tiene nada que ver con el sistema que tenemos en Bogotá… El alcalde dijo a Blu Radio que Coca-Cola paga $11 millones de pesos al año por el agua que gasta en su planta en La Calera. Mientras que, si Coca-Cola tuviera una planta en Bogotá, tendría que pagar 70 veces más de lo que actualmente paga”.
En la misma nota se reproduce la versión que dio el alcalde de La Calera, Juan Carlos Hernández Arévalo, a El Dorado Noticias: “… estamos en proceso de radicar un oficio a la CAR para participar en la revisión de la concesión”, señalando que “la decisión final sobre su renovación la toma exclusivamente la autoridad ambiental. Por lo que hemos solicitado información técnica y datos estadísticos sobre la captación de agua… Miramos ejemplos internacionales como el de Chile, donde se exige la desalinización del agua marina para procesos industriales”.
De igual forma, el 24 de septiembre de 2024, Mauricio Zamora, concejal de Cali, denunció la concesión que tiene la multinacional Coca-Cola para extraer las aguas subterráneas de esa ciudad, denominándolo como “El negociazo de Coca Cola: Acapara miles de metros cúbicos de agua subterránea, paga solo $50 millones anuales y produce bebidas que le generan medio billón de pesos en ventas”. Sin inventariar el total de concesiones en Colombia, que incluyen las entregadas a las empresas de servicios públicos privatizadas, son dos ejemplos de la forma como las multinacionales están acaparando el agua en el planeta.
Por su parte, la Casa de Nariño informó este 20 de octubre: “El Gobierno del Cambio da apertura al evento mundial más importante de la biodiversidad: La 16° Conferencia de las Partes (COP), Paz con la Naturaleza, que se realizará en Cali entre el 20 de octubre y el primero de noviembre de 2024. La COP es el órgano rector del Convenio sobre la Diversidad Biológica, un tratado internacional adoptado en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992.
Su objetivo es establecer agendas, compromisos y acciones, para conservar la diversidad biológica. La agenda de la COP16 de Cali se desarrollará en dos espacios, uno en la Zona Azul, en el Centro de Convenciones del Pacífico, que es el lugar oficial del evento, y otro en la Zona Verde, en el Bulevar del Río de Cali, un espacio para la participación de la sociedad civil”.
En la página oficial de la COP16 se detalla que la “Zona Azul es el espacio formal de conferencias y negociaciones gestionado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). En este lugar se realizan todas las sesiones oficiales, reuniones, eventos paralelos y conferencias de prensa celebradas durante la COP16”.
Pues bien, en la Zona Azul de la COP16 no se va a tratar un tema tan vital para el mundo como es el acaparamiento del agua por parte de multinacionales y poderosos, en desmedro de la población, a pesar de que UNICEF reveló que en el mundo mueren al día 1000 niños –¡365 mil al año! – por la falta de agua potable. ¡No será ficción la guerra del agua!