“Mientras aún le quede luz a la estrella, nada estará perdido, nada.” (Paul Celan)
Después de haber leído el libro "EL ESPÍRITU DE LA ESPERANZA" - Byung-Chul Han. Contra la Sociedad del Miedo”, ¿Será que los apocalipsis están de moda, o ya estamos en él?, vamos por un futuro tétrico, hemos perdido la esperanza. Buen argumento para decir que nos angustia el futuro, además solo estamos por la supervivencia, lentamente la muerte se avecina o pareciera que estamos huyendo de la muerte.
La esperanza está arraigada en el futuro, pero al mismo tiempo nos lleva a ese clima del miedo, miedo al gobierno, a los sistemas, a la democracia, a los gobernantes, a las soluciones mal intencionadas, a las bajas tazas de natalidad o como si fuera poco “las cifras sobre el descenso vertical del número de nacimientos en Colombia puede significar para los historiadores del futuro el punto de giro de un país que cambió la esperanza por el pesimismo” (Álvarez Gardeazabal), o quizás todo sea distinto, cuando vamos hacia un embrutecimiento cosa que pone en riesgo la democracia; o basta ver el populismo no solo de derecha y de izquierda para comprender que lo único que hacen es sembrar el odio y la insolidaridad, auspiciando más ese ambiente depresivo, angustiante y resentido que observamos en el actuar de los colombianos.
El pensamiento narcisista no solo del gobernante de turno, sino de aquellos que lo siguen generan una sociedad en competencia constante, otra parte que se aísla y otra que muere por la presión por rendir lo que no puede, casos como empresas estatales, o reformas legislativas que a nadie protegen, sino que por el contrario favorecen a otros.
Lentamente vamos llegando al régimen del miedo en donde son especialista los regímenes de izquierda, dirigentes criticados por la falta de visión, imponiendo su ideología retrograda y antipopular, esquilmando nuevamente las arcas del Estado desangrado, buscando a través del miedo, en nuestro caso: miedo a cómo va a quedar o dejar a Colombia, pues es bien sabido que el “miedo es una herramienta de dominio”, casos como el estalinismo, Venezuela y Maduro, es decir, ejemplos hay muchos y sobran, generando personas dóciles, fáciles de extorsionar, determinando con ello un clima de odio y angustia, un linchamiento a la forma como pensamos, terminando con un conformismo y cerrando la puerta a lo distinto y como si fuera poco a lo nuevo.
Cuántos de los miembros de nuestra sociedad sienten que ese miedo les ha coartado su libertad, y es que la libertad no solo es de locomoción, también lo es de podernos expresar, de poder leer noticias actualizadas, de ver con claridad el horizonte narrativo, pero entonces dónde viene la esperanza que nos señala el camino, esa esperanza que nos quite el miedo, que nos construya un horizonte de sentido o algo como “abrir los ojos al futuro” para edificar una sociedad donde predomine la esperanza (Álvarez Terán) contraponiéndose a ese estado de ánimo que domina al individuo sin que este pueda centrarse sobre sí-mismo y erradicar la angustia que le genera el seguir sobreviviendo.
Una jadeante sociedad es la que nos queda, es como si un enfermo tratara de escapar por todos los medios de la muerte, así está nuestro país, muriendo poco a poco y lentamente, tratando de reconstruir lo que se ha perdido como si estuviéramos veinte o treinta años atrás, llevando a ese resentimiento embrutecedor, ya que la democracia es incompatible con el miedo y que prospera en una atmósfera de un régimen totalitarista y dictatorial.
Ahora bien, no podemos someternos al poder y a la vida que reduce al sobrevivir; y es que la esperanza nace precisamente de esa desesperación, y entre más fuerte sea esta, más fuerte será la esperanza, y ahí es donde es importante lo que se deduce de lo expresado por Byung Chul Han, quien hace una distinción entre pensar con esperanza y ser optimista. Pues está convencido que todo saldrá bien en ese tiempo cerrado que desconoce el futuro.
“La esperanza hace posible instalarse en un hogar. Promete un hogar, una patria. Tiende un puente sobre lo intransitable, sobre el abismo. Quien espera pisa piso firme”. (Byung Chul Han)