No desperdiciar ni un grano de arroz y evitar que 25.000 toneladas de comida apta para el consumo humano lleguen a la basura cada año, es la misión casi imposible que han asumido los directores de 24 bancos de alimentos existentes en 23 ciudades de Colombia y agrupados en Abaco, organización privada liderada por Claudia Rivera, directora de Sostenibilidad del Grupo Nutresa desde la presidencia de la Junta Directiva.
A diferencia de los bancos tradicionales y con el apoyo de 1.692 donantes, los Bancos de Alimentos dividen los pesos y multiplican los panes para que 3.464 organizaciones sin ánimo de lucro logren mejorar la alimentación de más de 2 millones de personas en condiciones de vulnerabilidad atendidas en 188 municipios del país.
Todas estas entidades sin ánimo de lucro, que hoy trabajan en equipo bajo lemas como hambre cero o futuro sin hambre, surgieron por idea de Juan José Llano, un antioqueño caritativo a cuyo funeral el 4 de agosto de 1998, asistieron decenas de personas agradecidas porque en algún momento, las apoyó bridándoles alimentos.
Cómo nació y de quién fue la idea del primer Banco de Alimentos
En ese momento, no existía ni pasaba por la mente de algún colombiano, el concepto de Banco de Alimentos que con el tiempo le fueron imprimiendo Pedro Nel Giraldo, Silvia Elena Llano y herederos a la Fundación Saciar creada en Medellín en 1999.
La Fundación Saciar ha quedado en la historia como el primer Banco de Alimentos del país, pero no ha sido el único, pues la Iglesia Católica acogió y multiplicó el modelo a través de 9 Arquidiócesis (Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Ibagué, Manizales, Medellín y Villavicencio) y 9 Diócesis (Cúcuta, Cartago, Pasto, Pereira, Neiva, Montería Sincelejo, Santa Marta y La Guajira) que entregan alimentos y hacen parte de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco).
En la Junta Directiva de Abaco, junto a Claudia Rivera del Grupo Nutresa trabajan otros ‘banqueros de alimentos’ como Carlos Enrique Cavellier, presidente de la Junta Directiva de Alquería, Soraya Montoya, directora de la Fundación Saldarriaga Concha; Silvia Llano, cofundadora y miembro de la Junta de la Fundación Saciar; el obispo de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo; los presbíteros Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social; Daniel Saldarriaga, director del Banco de Alimentos de Bogotá; Harold Tejada, director del Banco de Alimentos de Santa Marta y Jaime Matute, consultor internacional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El director de Abaco, Juan Carlos Buitrago, estima que se desperdician 9,7 millones de toneladas de comida al año en Colombia, cantidad con la que se podría alimentar por un año a Bogotá u ocho veces La Guajira.
Así las cosas y pese a los esfuerzos en la tarea diaria de los Bancos de Alimentos, lo que se recupera, que es mucho, representa solo el 0,25 % de lo que se bota. El mayor porcentaje de desperdicios (40 %) son residuos de la producción agropecuaria; le sigue lo que se pierde en el proceso de poscosecha, manejo y almacenamiento de productos (23 %); en el retail (21 %) y en los hogares (16 %).
Para mitigar ese desperdicio, la red de Bancos de Alimentos rescata excedentes alimenticios del sector agropecuario, las industria, el comercio, los hoteles, restaurantes y las personas naturales y lo distribuyen con apoyo de 14.710 voluntarios, 533 colaboradores, 1.615 donantes y 12 empresas aliadas que con trabajo en equipo mueven diariamente 263 toneladas de productos
Para promover la recolección, donación de alimentos aptos para el consumo humano en las entidades constituidas como sin ánimo de lucro del régimen tributario especial y alcanzar el objetivo de “hambre cero”, recientemente el Congreso de la República aprobó la Ley 2380 de julio 15 de 2024 y otorgó algunos beneficios a la hora de pagar impuestos.
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