Acaban de otorgar el Nobel de economía a Acemoglu, Robinson y Jonhson, por sus postulados sobre la importancia de las instituciones en el desarrollo socioeconómico y su efecto en la acción “extractiva” de algunos territorios, los prósperos explotadores, en contra de otros explotados y condenados a ser “pobres”, sustentado en un fascinante recorrido por la historia y la geografía del libro POR QUÉ FRACASAN LOS PAÍSES (2012).
En LA MISERIA EN COLOMBIA (2015), James Robinson planteó como las “extractivas instituciones colombianas roban a las personas los incentivos y oportunidades para invertir en capital humano y físico y las demás cosas que generan prosperidad”, generando la persistente prosperidad del altiplano, el cercano centro extractor, y la pobreza de las costas, las alejadas periferias explotadas, y las mucho más pobres “periferias de las periferias”, en nuestro caso los sures del Caribe y del Pacífico.
No obstante, tan ilustres planteamientos para Colombia no trascienden pues cuando se intenta modificar ese malévolo modelo, es incomprensible y ardorosamente defendido por el status quo político, mediático y académico. Este último el más decepcionante.
Dos interesantes proyectos legislativos radicados en el Congreso buscan modificar la actual extracción fiscal, política y administrativa de los nortes sobre los empobrecidos sures del caribe y del pacífico, mediante la creación de los nuevos departamentos Surcaribe-Aguachica y Litoral Pacífico-Buenaventura.
Y enseguida fueron agresivamente atacados por los grupos políticos de las capitales, los extractores, que movieron sus maquinarias para hundir los proyectos y una agresiva campaña mediática acusando de guerrilleros, paramilitares y corruptos a los inermes ciudadanos y académicos que lideramos la propuesta de nuevos departamentos y advirtiendo a los alcaldes no apoyar el proyecto. Ellos, los políticos corruptos y aliados de la delincuencia, advirtiendo de corrupción y delincuencia. Y todo con la cómplice indiferencia del gobierno Petro que prometió el nuevo departamento pero aún es muy tibio en su defensa, y de los gremios académicos a los que solo parecen importarle los pobres territorios para sus artículos indexados.
Extracción fiscal, política y administrativa de los sures Caribe y Pacífico
LA “EXTRACCIÓN FISCAL” de capitales como Cartagena y Santa Marta de los municipios más pobres es evidente, primero al recibir mayores transferencias de las que su nivel de pobreza NBI amerita gracias a los altos niveles de pobreza NBI de sus sures; segundo quitando recursos a esos territorios más pobres que reciben menos de lo que merecen legalmente; y tercero esas capitales mediante esa trampa del NBI también “extraen” recursos a la bolsa nacional contrariando la función redistributiva del estado. Y, de ñapa, deciden la administración de los recursos extraídos, perpetuando el circulo fiscal perverso: más pobreza del territorio pobre, más recursos que recibe y administra el rico, más pobreza del pobre…
Y hay extracciones fiscales más directas. Un municipio como Hatillo de Loba, con pobreza NBI de 50.5%, en 2023 giró de sus recursos propios $3.685 millones al hospital y la universidad de la rica Cartagena, cuyo NBI de 12.5% es cuatro veces menos que el de Hatillo de Loba. Consideren que por impuesto predial Hatillo apenas recaudó $23 millones anuales. Los pobres subsidiando al rico o ¡el principio constitucional de subsidiariedad aplicado al revés!
LA “EXTRACCIÓN” ADMINISTRATIVA se evidencia en la ejecución del gasto de funcionamiento de las Gobernaciones con jugosos flujos monetarios en salarios y compras para las economías de las capitales, incluidos los costosos contratos de transporte aéreo de $3 mil millones en Cartagena para que los encopetados funcionarios capitalinos viajen a las lejanas e inhóspitas periferias, que son las generadoras de los impuestos con que se pagan esos gastos: el perverso círculo administrativo por un modelo territorial ineficiente
Y las capitales “EXTRAEN” PODER POLÍTICO de sus sures que no tienen posibilidades autónomas de acceso a cargos de elección popular departamental. Un Concejal de El Peñón-Bolívar, con el 0.5% del censo electoral de Bolívar no tiene oportunidad frente a la capital Cartagena que arrasa a todos con el 64% del censo electoral departamental, un dominante poder de decisión electoral-PDE que se multiplica con el dinero para comprar la corrupción electoral obtenido en el gobierno, el cual decide quien se elige Gobernador, Diputado o Representante a la Cámara. El perverso círculo electoral en el que las periferias son excluidas.
Con esa ventaja, la familia Blel de Cartagena, manchada por una condena por paramilitarismo, ya trazó la línea de sucesión de la Gobernación de Bolívar del hijo Vicentico Blel a su ficha el actual Gobernador Yamil Arana, y que continuaría en 2028 con la hija Nadia Blel.
Tal vez por ello el Gobernador Yamil Arana atacó furiosamente la propuesta del nuevo departamento Surcaribe-Aguachica, al ver amenazado sus planes sobre un territorio al que se refiere como si fuese de su propiedad personal, advirtiendo a alcaldes y haciendo firmar a los demás Gobernadores y la Federación de departamentos un dudoso “concepto” con falsedades tales como inventarse unos requisitos para capitales que no existen en la ley 2082/21.
Y hasta se atrevió a decirle al gobierno nacional que “le dieran el dinero que se iban a gastar en el nuevo departamento para hacerles el mismo las obras”. Así, como una burla y sin ningún pudor lo dijo quien hoy es investigado por corrupción en los proyectos del OCAD-PAZ y un apellido “Arana” con antecedentes de corrupción en Magangué su tierra, municipio azotado por la pobreza y políticos aliados con los grupos violentos.
Es la reacción y el actuar de la clase política “extractiva” descrita por Robinson y compañía, que explica la persistencia espacial de los clústeres de pobreza de los sures del Caribe y del Pacífico (Pérez, 2005), los dos nuevos y sustentados departamentos que hoy piden la solidaridad de la gente buena de Colombia para romper los perversos círculos fiscales, administrativos y electorales con que los tienen sometidos sus extractivos nortes. Como reclamó Fals: Si no son estas metas factibles y deseables para un pueblo como el nuestro, ¿entonces cuáles otras?