Desde Villa de Leyva, ilustre municipio de Boyacá, el 4 de este mes, en el marco del Festival de las Ideas organizado por el Grupo Prisa, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, anunció lo que el Gobierno ha llamado las bases de un Acuerdo Mínimo contra la Violencia y por la Democracia, publicado mediante comunicado del mismo día en la página oficial de la Casa de Nariño. Titula el documento: “Gobierno presenta los 5 puntos de la propuesta de Acuerdo Nacional” y al interior de la nota explica que: “La iniciativa del Gobierno Nacional, con el nombre de Acuerdo Mínimo contra la Violencia y la Democracia, contiene cinco puntos en los que busca llegar a consensos entre distintos sectores ciudadanos, económicos, políticos y sociales”.
Según el Gobierno de Gustavo Petro, “la búsqueda del Acuerdo Mínimo parte del principio de que cualquier conversación debe darse en el marco de la Constitución de 1991, en un ambiente seguro y respeto para la deliberación”, y el ministro Cristo complementó: “Se trata de un proceso incluyente y participativo que buscará una metodología de construcción de consensos y acuerdos y convocará a las instancias de diálogo institucional y sectores representativos”. Según el texto: “las bases del Acuerdo Mínimo Nacional son: 1. Seguridad y erradicación de la violencia del ejercicio de la política… 2. Respeto a las reglas electorales y al calendario electoral… 3. Transformación territorial de los municipios más afectados por el conflicto… 4. Crecimiento económico con equidad – Transformación de la economía… Y 5. Compromiso con la deliberación argumentada y el trámite en el Congreso de las reformas sociales…”, los cinco puntos tienen las explicaciones del Gobierno de Petro.
La propuesta tiene en su primeros tres puntos una posibilidad de coincidencia con los sectores democráticos, puesto que son garantías que no se están ofreciendo y con lo cual se rompe el Estado social de derecho, pero los dos siguientes referidos a la economía y los derechos sociales, algunos fundamentales, así como el dejar por fuera la defensa de la soberanía y autonomía nacionales, junto a la lucha contra la corrupción, aleja cualquier posibilidad de acuerdo con el resto de sectores que además defienden su autonomía e independencia. Como está concebida la propuesta permitirá al petrismo unificarse con los sectores tradicionales, politiqueros y clientelistas, que corren detrás para abrazarlo ¡cual tabla de salvación!, pues son las mismas propuestas del capital financiero internacional para mantener sus grandes utilidades.
Los demócratas se sienten impedidos de participar en otro “Frente Nacional”, que no contempla aspectos principales, que son la médula de la democracia, como la defensa de la soberanía y la autodeterminación nacionales, cuyo contenido implica no solo la integridad territorial, sino además la derogación del modelo económico neoliberal, cuyo impacto es el causante de la miseria, pobreza, desempleo y arrasamiento de la producción nacional.
Al contrario, ese “Acuerdo sobre lo Secundario” permitiría seguir con la tragedia del Tratado de Libre Comercio con los EEUU, con el cual se renunció a tener una producción nacional propia y aceptar las imposiciones del capital financiero transnacional. O sea, el presidente Petro llegó a la Casa de Nariño a destruir la espada de Bolívar y la lucha independentista de los héroes nacionales. Pero, además, renuncia a la lucha contra la corrupción, con lo cual busca salvar a sus adalides, al igual que la clase corrupta. Los extremos se juntan: ¡Petrismo igual a Uribismo!