Pedro Ruiz en la galería Lamazone recoge muchos apuntes de viajes y percepciones personales de la intolerancia con la naturaleza, la incapacidad humana de comprender el peligro o las injustas realidades que ya son comunes en nuestro imaginario colectivo. Con el hábito de tener la injusta realidad de muchas comunidades que nos acostumbramos a ver lo dentro de un contexto sin prejuicios ni objeciones.
Son obras que retoma de sus libretas o diarios de vida. Él los llama “Bitácora de vuelos” que recoge en 5 libros
Blanco y negro, como él es susceptible a las reacciones físicas: La cosa de infarto es un recuento de su propia experiencia; Nada que ocultar, Mi hoja de vida resultan ser como dicen el Colectivo Hierbabuena son Bitácoras de vuelos, que son en esencia, un diario visual que guarda “el testimonio del viaje creativo de Pedro Ruiz. Espacio introspectivo, entre el inconsciente y lo consciente, donde se exploran sentimientos, sensaciones, conceptos, se experimenta con formas y se desarrollan pensamientos sensibles que pueden evolucionar en proyectos o quedarse como trazos de instantes. Es una puerta de entrada al universo de variedad de posibilidades y propuestas que el artista viene construyendo y desplegando desde siempre. A lo largo de su vida, el dibujo ha sido su fiel compañero, un medio a través del cual ha explorado, comprendido, poseído y recreado su mundo. Dentro de estas páginas, se despliega un repertorio de deseos, reflexiones y diseños que, con el paso del tiempo, adquieren forma de síntomas profundos y reveladores. Dibujos al ritmo de la imaginación cotidiana, semillas de percepciones que con el tiempo maduran, aclaran rutas, transforman y enriquecen su visión del mundo”.
Retomó sus libretas de apuntes o diarios de la vida y los presenta en impresión digital sofisticada en Giclée, en papel de artista.
La verdad, hay cosas muy interesantes en los dibujos, las pinturas y en collage. No sé si me gusta la idea de recorrer el pasado. Tal vez quiere mostrar ese mundo abierto del pensar directamente con el dibujo en una inquietud espontánea.
Pedro Ruíz presenta una mágica intención de interpretar la vida cotidiana camuflada a través del humor.