A pesar de lo que afirman los expertos de las “teorías” de relaciones internacionales y los propios voceros de la ONU, nunca ha habido orden internacional. Solo imposiciones del hegemón del momento, pues las crisis y los estallidos han caracterizado la política mundial.
Vuelve a izarse el desorden mundial por las bombas y el accionar terroristas del grupo sionista que controla Israel y ha llamado, lo que está perpetrando en el Líbano, con el escabroso nombre de “Nuevo Orden”. Otro eufemismo para denominar lo contrario de lo que hacen. Solo el caos y la violencia perseverante les es afecto y capital al sionismo y al imperialismo.
Las Naciones Unidas no sirve sino al imperio. Se han convertido en una parodia de sí mismas. Antes de que los “líderes” del mundo se reunieran en NYC la semana anterior en Asamblea General; ni Gaza, ni Líbano y tampoco Palestina figuraban en la agenda de las sesiones regulares.
Pero la urgencia estadounidense fue impuesta forzosamente para proteger el "orden basado en reglas", y estaba en el primer lugar de la agenda. ¡Se votó un Pacto para el Futuro sobre los escombros y los cadáveres de Gaza, Líbano y Cisjordania!
La invalidez –y la falta de voluntad– de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad para detener el peor genocidio en la historia de la humanidad -que es transmitido en vivo y en directo-, lo han desacreditado sin posibilidad de redención. Viva el mundo multipolar que se construye desde la resistencia y la solidaridad con palestinos, libaneses, cristianos y musulmanes que están siendo masacrados.
Solo un imperio como el estadounidense, en decadencia, puede ser tan ciego como para apoyar a Netanyahu y su genocidio. Biden calificó este sábado la muerte del líder de Hezbolá como “una medida de justicia para sus muchas víctimas, incluyendo miles de civiles estadounidenses, israelíes y libaneses”.
Todos los imperios han caído. El colapso actual se vuelve inevitable cuando sus gobernantes pierden toda noción de lo absurdos, execrables y aborrecibles que se han vuelto. Las torres gemelas seguirán colapsando a nivel global.
Al anterior líder de Hezbolá, Abbas al-Musawi, también lo asesinó Israel, en 1992. Ahí Nazrallah tomó la posta, el liderazgo y Hezbolá se hizo más fuerte, también más político, hasta llegar a ser la fuerza más importante del parlamento libanés, con el Partido de Dios.
Nazrallah fue el único musulmán que ha derrotado a Israel en el campo de batalla en 2006, por eso es respetado y amado por los pueblos musulmanes y de Oriente. Con su muerte surgirán millones de Nazrallah’s en todo el mundo para acabar con el asesino sionista.
Muy seguramente Hashem Safieddine tomará el relevo y conducirá a un Hezbolá golpeado y herido a la resistencia necesaria para impedir la destrucción tanto del Líbano como de Gaza y Cisjordania.
Al mundo y a nosotros en Colombia nos cae la sentencia de Camus de que hay épocas en las que toda indiferencia es criminal. En tiempos de genocidio, la falta de presión contribuye y facilita la perpetuación de la impunidad.
Por eso más que nunca sigue vigente la movilización callejera, el boicot (BDS) a todo lo israelí desde el político, como lo hizo Colombia rompiendo relaciones diplomáticas, la cancelación de acuerdos militares y pedir el embargo de armas, hasta el cultural, deportivo y académico; y la denuncia permanente por todos los medios.
Matando a Nasrallah, Israel ha decidido abrir las puertas del infierno y todos pagaremos por ello, nos advierte desde Beirut, Jonathan Cook.
Cuando se decante el colapso de Occidente y su genocidio y se retiren todos los escombros de Gaza, Líbano y Cisjordania, se descubrirán, entre ellos, los restos del Pacto para el Futuro de la ONU y de su “Orden internacional basado en reglas”. El mundo de los de abajo avanza.
*Analista internacional con énfasis en China, Asia Occidental y Central.