Sábado 6 am.
Como parte absurda de la rutina absurda que empieza mis fines de semana reviso el horóscopo de mi “algo” (esta situación civil es una zona difusa que permite tácitamente unas cosas y prohíbe otras. Ninguna de las cuales estoy segura de cuales son) que claritico dice:
Cáncer, esta semana tendrás un affaire.
Normalmente puedo ignorar olímpicamente las cosas que me confunden o no me gustan del horóscopo, aún cuando este representa mi principal fe a falta de una religión que profesar.
Pero hoy no, porque hoy ya es el quinto día en el calendario que casi no duermo. La situación de insomnio improductivo es tal que ya voy en la modalidad “dormir sin almohada para tratar de pescar algo de sueño”. Así que con el ojo vidrioso veo que mi astróloga de cabecera de internet me confirma lo que yo en el fondo, ya sabía.
El cuento con el muchachito es el siguiente: en este momento espacio-temporal, él se encuentra en Ibiza, y para el lector que no sepa, pues yo no puedo estar más lejos de allá. Actualmente me encuentro disfrutando del mal humor barométrico de una encantadora metrópoli que se dedica a ser fea de profesión, Bogotá D fuckin C.
Él, clama tener una maluca conexión a internet, así que los (pocos) mensajes que recibo son su voz tapada por un murmullo que se compone de exactamente los siguientes sonidos:
1. Beat de electrónica
2. Una masa de idiomas
3. (Este lo sé porque es el que escucho con más nitidez) el insoportable rozamiento de tangas contra nalgas de un montón de nacionalidades cuya raza femenina siempre mide más de 1.75 Una caterva en bikini de universitarias europeas borrachas como cubas disfrutando la disolución en tequila de sus modales a menos de un metro del sabor latino de quien yo llamo “lo mío”.
De todas formas, el sujeto practica natación, así que ve en bermudas apretadas y trajes de baño al equipo que practica en la universidad, es decir, un adorable grupo compuesto de suecas, holandesas y francesas, en plena cúspide de su edad reproductiva, de pelo en cintura y ojos desesperadamente azules. Así que me he hecho a la idea de que
♪♪♪ nadiee es eternoo en el mundooo, ni teniendoo un corazóón ♪♪♪
Y si él decide que la hija del dueño de la BMW que habla 6 idiomas; con un tatuaje increíblemente detallado de una orquídea en la espalda baja; con una sonrisa encandelilla-polillas; piscina en su cuarto; una infinita herencia en yenes y un yate con su nombre, es mejor que la suscrita; de lo único que lo puedo acusar es de tener buen gusto. Y en ese hipotético y fatídico caso, ¿qué podría hacer este cuerpecito dolido?
Pues ni más ni menos que ver flotar las penas en aguardiente, ir a berrear rancheras hasta que se me acabe la voz, y tratar de interiorizar lo que un día me dijo mi peluquera: -Los hombres son como los buses mija; vienen uno detrás del otro.
Puto sábado. Puto horóscopo. He dicho.
Por @hongopolis