Colombia: "potencia" vial de la vida

Colombia: "potencia" vial de la vida

Señores gobernantes, señores congresistas, ustedes que no son “de a pie” hagan de Colombia una Potencia Vial de la Vida, sin comillas

Por: Enrique López Pinilla
octubre 04, 2024
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Colombia:

En estos días en que todos aquellos que ven, oyen, leen o se enteran de eso que llaman noticias, supieron que algo estaba pasando con la adopción por decreto del presupuesto nacional, me puse a pensar sí en alguna parte de las preguntas del censo pasado o de la encuesta para meterse al Sisbén o al menos en lo que toca responder antes de instalar una aplicación de esas que sirven para pasar plata y pagar servicios, se le explica a la gente qué es eso del presupuesto nacional.

Como para entender cuál es el problema que las noticias trataron, con poquísimo éxito, de informar me di a la tarea de hablar con unas cuantas personas, de esas de verdad, de las que llaman eufemísticamente “de a pie” a ver sí entendían el asunto.

La conclusión de este servidor fue que la gente “de a pie”, esa en la que se pretende formar una opinión desde los medios para que pueda decirse que “la opinión pública” piensa esto o aquello, no tiene idea de qué es el presupuesto nacional, mucho menos de las implicaciones de adoptarlo por decreto. La inmensa mayoría, es decir todos con quien hablé, estaban seguros que, el presupuesto nacional es billete en el banco listo para repartir a diestra y siniestra por el gobierno.

Pues resulta que no. Sin pretensiones de experto en hacienda pública o cosa por el estilo, este ciudadano “de a pie”, entiende que el presupuesto público es una cosa bien distinta a las disponibilidades presupuestales que afectan recursos ciertos con situación de fondos. Esto del presupuesto nacional es una retahíla imposible de entender para el común de la gente a quienes, con intensión a veces buena y otras no tanto, se les quiere “formar” una opinión.

Pero la cosa es relativamente simple, sí se toma como analogía el presupuesto nacional con el cupo de crédito de la tarjeta. Un cupo que el banco otorgó luego de pedir certificaciones laborales y de otros ingresos, además de algunos otros papeles y recomendaciones que dan constancia que somos buena paga, para así poder calcular cuánto pueden prestar en función a cuanto podríamos pagar sin quedarle mal y evitar así embargos o situaciones de esas terribles que le pasan a uno cuando se cuelga en los pagos.

Entonces lo que está pasando, o mejor que sucedió ya, es que el gobierno no tiene garantizados los ingresos para atender la totalidad de gastos que pretende hacer el año entrante y presentó como reales los ingresos de una reforma tributaria que aún no presenta al Congreso y que difícilmente será aprobada.

Por eso los congresistas dicen que el presupuesto está desfinanciado y es verdad, es como si ustedes o yo vamos al banco a pedir un crédito grande, diciendo que nos va a entrar una herencia y por eso estamos seguros que seremos capaces de pagar las cuotas. ¿Qué diría el banco? ¿Qué dirían Ustedes? ¡Pues que no! Negarían el crédito hasta que entre aquella herencia y ahí si con mucho gusto hacen el préstamo.

Entonces la cosa es más o menos así: el Congreso de la República -que en esta historia es el banco-, le devolvió al gobierno -que en la historia es el que solicita el crédito- los papeles para que ajuste su solicitud bajando el monto de lo que pide, pues como no tiene todos esos ingresos para responder, mejor no le prestan todo lo que pide.

Sin embargo, verdad es que la Constitución le permite al gobierno adoptar el presupuesto nacional por decreto, o sea le abre una puerta para programar los gastos del Estado sin que el Congreso lo apruebe, y ver sí con la bondad de Dios y la virgencita, esa herencia entra a tiempo evitando que el país se quede colgado en las promesas de inversión, frente a tanta necesidad que tienen las regiones y los recursos que se van a atender los programas sociales que a tanta gente beneficia. En fin, algo así es la película.

Ahora sí a lo que vinimos: a hablar de seguridad vial.

Más allá de repetir y repetir que la situación relacionada con la fatalidad vial es un problema de salud pública en Colombia, uno que incluso hace hoy en día imposible encontrar a alguien que, en su entorno familiar, laboral, o de barrio, no conozca a alguien quien no haya estado involucrado en un incidente vial (de esos que la gente mal llama accidentes).

Más allá del deterioro económico que para el país significa la violencia vial, pegándole al PIB en casi un 4%, que en plata blanca significa que la muerte vial en Colombia supera en costo al valor del recaudo de cinco reformas tributarias como la que el gobierno pretende hacer pasar este año por el Congreso. 

Más allá de la perversa realidad pensional que la fatalidad vial configura al llevarse tempranamente a los jóvenes que trabajan y aportan al sistema, dejando sin plata para pensiones futuras a los que ya estamos más cerca del más allá que del acá; más allá de todo eso, la idea que quiere dejar rondando este artículo es la de usar la plata que le quita la fatalidad vial a la economía como un estímulo tributario para las empresas.

De esa fatalidad vial que supera las 6.000 víctimas mortales y triplica la de lesionados permanentes al año, por qué no tomar lo bueno ? Sí, hay algo bueno. Lo bueno que significa haber entendido que Colombia muere en las calles a diario sin que los esfuerzos económicos del Estado y de los empresarios consigan hacerla flaquear. Es posible tomar esa voluntad de hacer algo y esa conciencia del problema vial que es una realidad y volverla negocio.

Fomentar en las empresas la autorregulación y la vigilancia en materia de seguridad vial con un discurso nuevo, uno que los empresarios entienden mejor, el del billete. Solo por un segundo imaginemos una casilla en el formulario de la DIAN para declarar renta en donde como deducción (para pagar menos impuesto) se pudieran materializar los logros que cada empresa haya conseguido mejorando sus indicadores de seguridad vial cada año, ese sería realmente un cambio !

Este es un mensaje para los dirigentes de este país, para sus gobernantes y sus congresistas. Hagan de la seguridad vial un negocio para las empresas, para el sector transporte a quien solo le paran bolas cuando hacen paros o bloqueos.

Dejen de pelear por el costo de los fletes, por el precio del combustible, y comiencen a concertar beneficios e incentivos tributarios para aquellas empresas que logren cuidar la vida en la vía haciendo que Colombia sea por fin una Nación donde pensamos distinto, pero estamos de acuerdo en lo fundamental, es cuestión de voluntad, ganas y creatividad fiscal.

Señores gobernantes, señores congresistas, ustedes que no son “de a pie” hagan de Colombia una Potencia Vial de la Vida, sin comillas.

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