Hay días en que pienso, en contra de lo que suelo creer, que los medios de comunicación debieran mostrarnos las imágenes de nuestra guerra -las de los muertos, las de los heridos, las de la destrucción, la de los dolientes- con menos escrúpulos, más de frente. Que nos permitieran ver cómo es una pierna despedazada por una mina, cómo queda un pecho cuando la atraviesa una bala de fusil, cómo se ve un cuerpo cuando lo vuela una bomba de 500 lbs, qué queda en la mirada de un niño que mira los ojos en la cabeza ahumada de su papá después de que un cilindro o un mortero –hechizo o made in USA- lo transformara en cadáver.
O tal vez debieran contarnos como quedan las mentes de las personas que han ejecutado esas acciones sin morir en el trance, para saber qué sienten ellos de haber matado a un semejante, de haber oprimido el botón para lanzar la bomba o de haber jalado del gatillo que convirtió a otro en un vómito de sangre. Tal vez si nos contaran de qué se llenan sus sueños por las noches, si supiéramos qué color tiene la muerte de otro humano tendríamos una idea pequeña de cuan lejana es para los combatientes esa idea romántica que nos han vendido los que se benefician de que dos desconocidos se quieran matar. [1]
A veces también creo que es que la guerra cruda y dura ocurre muy lejos de las cámaras de los noticieros, muy lejos de la gente tipo “los buenos somos más”. Tal vez si las bombas cayeran en nuestra casa, si la violada por una tropa fuera mi hija, si la otra niña que murió por una mina en el Cauca fuera mi sobrina, si el Glifosato llegara a nuestro apartamento, si el francotirador o el avión fantasma acechara por tu barrio, si el daño colateral fuera mi mamá y lo calcinado no fuera la cosecha y el perro de un campesino sino la empresa en la que trabajas y la mascota que te recibe cuando vuelves por la noche, tal vez entenderíamos.
Si por lo menos fuera tu hijo, ese que alimentaste y cuidaste, el que está tirado en una zanja escurriendo sangre en el piso en medio del humo, para que un parte de guerra lo incluya en las cifras del triunfo o la derrota, podrías, podríamos entender.
Tal vez ahí tendríamos como no pedir, sino exigir, de una buena vez el cese al fuego. Si eso pasara, tal vez así tendríamos como no creernos eso de que hay unos muertos en combate que debes llorar y otros que debes aplaudir emocionado.
Pero no entendemos. O tal vez sí entendemos pero preferimos imaginar que es un partido de fútbol y que este mes vamos 11 a 26. 0 26 a 11, perdiendo o ganando según nos parezca. Tal vez preferimos mirar a otra parte, así no haya otra parte adonde no nos encuentre el desastre moral de esta guerra, que ayer, mientras celebraba en partes oficiales el día de la afrocolombianidad –hasta el ministerio de Defensa lo puso en sus páginas[2]- levantaba a plomo vivo a 26 en Guapi, en el Pacífico, seguramente afros, todos colombianos. Ah, y rescatamos a un menor herido.
Se felicitaba el presidente por las cifras[3]: “Se capturaron 37 fusiles, una ametralladora M60, 11 pistolas, un radio ICOM, un GPS, un disco duro, 3 computadores, una tablet.” También se construyeron 26 tumbas nuevas. Tumbas como las que se hicieron para los 11 soldados de hace un mes.
El fin de semana hubo un rio crecido en Salgar, Antioquia. Un río que pasó por el que era su camino natural pero encontró a su paso al pueblo instalado en su cauce. Con 80 muertos en la morgue y los que se sumen, se preguntaba el país por qué no se habían hecho planes para prevenir la tragedia. Las administraciones desde siempre permitieron que su gente se instalara en sus orillas, no instalaron las alertas necesarias para estas situaciones y el resultado estaba a la vista.
80 muertos que se llevó el rio, que no sabe sino hacer lo que hacen los ríos. Como la guerra, que no sabe hacer sino lo que hace la guerra. Pero con una diferencia, que es casi una similitud: los ríos no piensan, solo la gravedad, la geología y la ley de fluidos los afecta y si nos mata es porque nos le ponemos al paso. La guerra es también un rio, y también nos le ponemos al paso, unos para incitarla, otros para ejecutarla y todos, los que lo sabemos y los que no, para morirla. Para morirla en un plomazo los más afortunados. Para morirla toda la vida en carne viva sus víctimas directas, que no olvidarán ni en la piel, ni en el recuerdo la guerra que recibieron o que dieron. Para morirla sin saberlo, los más cínicos, que creemos en la comodidad de nuestra estúpido mundo de plástico, que la guerra no nos alcanzará más allá del televisor, las banderitas y la ideología, que no nos la encontraremos en una esquina en forma de violencia cotidiana, que nos la llevamos adentro del alma y que nos carcome. No en vano dicen los comunicados del Ejército “Estamos en el corazón de los colombianos y ahí nos vamos a quedar.”[4]
La guerra es una tragedia. Pero una tragedia criminal. La hacemos nosotros, también en parte con nuestra ignorancia, pero con nuestro aplauso, con nuestra ignorante intención. ¿sabe alguien si entre los muertos de Salgar se encuentra, de casualidad, alguna tropa guerrillera que acampara a las márgenes del río?¿habría que aplaudir al río por matar guerrilleros y llorar si mató soldados?¿por qué aplaudimos o lloramos un mismo acto, un mismo desastre?
Ayer también vi un video de unos policías que a orillas de La Liboriana, la quebrada de Salgar, corrían para salvar a un perro que se llevaba la corriente.[5] No se pensaban ni por un instante que era “un simple perro”, que ni siquiera era su mascota. Era la vida en peligro, la de un animal. Otro ser vivo, otro animal, sintió un “click” dentro suyo y se conectó con él y se dispuso a salvarlo. Hasta respiración artificial terminó por darle. La vida sintiendo empatía por la vida. Sin más. ¿es tan difícil de entender?
@NelsonCardena
[1] https://www.youtube.com/watch?v=fss2akJi_Ko
[2]http://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs//pccshrcontent/Recursos%20MDN/Banner/20150521/racismo.jpg
[3] https://twitter.com/RadNalCo/status/601755075309117441
[4] http://www.mindefensa.gov.co/irj/portal/Mindefensa/contenido/noticiamdn?idXml=/pccdesign/PortalMDN/Espanol/NoticiasFecha/Noticias/Shared%20Content/Plantillas/wpc_plantillaNoticias_1432307606860&date=22042015&guest_user=Guest_MDN
[5] http://www.elheraldo.co/nacional/policia-rescata-un-perro-que-era-llevado-por-la-creciente-en-salgar-196083