Los agazapados del paro camionero
Opinión

Los agazapados del paro camionero

La crisis del transporte de carga no está en el precio del combustible sino en los que manipulan la carga del país, los Goliat que estaban detrás del paro

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septiembre 12, 2024
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Más allá de la relativa reivindicación de los derechos de la clase obrera del sector del transporte de carga, el reciente paro camionero reveló que, tras las arengas y reclamaciones, realmente se hallaban agazapados, los generadores de carga y grandes empresarios que solazados disfrutaron del espectáculo: pequeños propietarios y conductores que se levantaron popularmente en contra del gobierno que eligieron.

Cuando la conmoción y la propaganda mezquina alcanzó su nivel más alto, todo empezó a caer por su propio peso. Mientras el gobierno explicaba una y otra vez que el subsidio de los combustibles se había convertido en una ficción insostenible, los pequeños y humildes “David”, empezaron a lanzarnos una realidad de apuño con la que nos mostraban que, el fruto de su trabajo transportando bienes y personas, terminaba siempre convertido en una miseria por cuenta de los intermediarios, los “patrones”, los “Goliat” del sector, esos que, precisamente, estaban agazapados.

Cuando la tramoya y el libreto instalado fueron solubles, todos vimos con claridad que la crisis en el sector se originó por el abuso, el atropello y la humillación a la que deben someterse los dueños y conductores de los vehículos de carga que necesitan trabajar para sobrevivir, a ellos, no les queda más que someterse a los caprichos de quienes monopolizan el servicio o la carga, intermediarios o generadores de carga.

Cuando un conductor de camión quiere trabajar, busca empresas que le den la oportunidad de viajar por el país llevando bienes, cosas, equipos o cualquier elemento de un punto a otro. Cada trayecto se paga y a ese valor se le llama flete. Del flete, el personaje que le consigue el “camello” al transportador, le pide comisión, esa se convierte en corrupción privada cuando ese “personaje” trabaja directamente para la empresa que genera la carga, una mordida, el conocido CVY, (¿cómo voy yo?)

Una vez prestado el servicio por el transportador, la empresa generadora de carga cobra el flete al dueño de la carga, y de ese monto que es del transportador contratado, la empresa descuenta por derecha el costo de seguros, administración, impuestos, imprevistos, cuatro por mil y cuanto merequetengue le apetezca al contratante para ganar ventajosamente sobre el pobre hombre que transita en esas moles de metal con ruedas por las carreteras y caminos de Colombia.

Cuando aquel trasnochado y agotado conductor exige su justo pago, tras prestar su servicio contra reloj, sin importar las inclemencias del clima, el esfuerzo físico o emocional que se exija para cumplir con la entrega resulta que las empresas le demoran el pago entre uno y tres meses.

Si el transportador quiere o necesita que le paguen más rápido, entonces le restan adicionalmente un “pronto pago”. Una especie de castigo o comisión que se descuenta adicionalmente del flete por traerle a valor presente, el dinero que le pagarían en un par de meses.  

Muchas veces, las empresas generadoras de carga cobran y reciben el valor de los fletes mucho antes del plazo que le establecen a los transportadores para pagarles, es decir, con el sacrificio y las trasnochadas de los conductores y transportistas, las empresas mejoran el flujo de caja.

Algunas empresas generadoras de carga, incluso, han integrado la cadena de costos del negocio para ser más rentables y sacarle jugo a todo, así las cosas, aprovechan su poder y obligan al transportador a consumir combustibles y lubricantes de las estaciones de servicio automotriz que son de su propiedad.


Las empresas de transporte o las generadoras de carga hoy en día intervienen en la distribución de combustibles, el principal insumo requerido por un automotor


Las empresas de transporte o las generadoras de carga hoy en día intervienen en la distribución de combustibles, el principal insumo requerido por un automotor. Muchas veces, los transportadores no les compran directamente a las estaciones de servicio en las carreteras, a pesar de que sí vemos sus vehículos consumiendo en esas estaciones de servicio.

En  realidad, esa transacción de compra venta del producto no sucede allí, en la estación de servicio, ese negocio de compra lo hacen directamente las empresas y generadores de carga con el agente distribuidor mayorista, así, el combustible que consume el vehículo de carga contratado, recibe un importante descuento y plazo de pago, pero esa bonificación especial, la  recibe el generador o la empresa de carga, no el dueño del camión, al que sí le descuentan del flete y como anticipo, el valor full del combustible, reitero, no en todos los casos, pero sucede.

Además de lo anterior, dice la ley, el consumidor final de los combustibles líquidos derivados del petróleo, es decir el transportador, el dueño del camión o tractomula, pueden compensar el impuesto al carbono que viene implícito en el precio del combustible, con la adquisición de bonos de carbono.

Se supone que el consumidor final de combustible puede obtener ese bono y entregarlo para que el responsable final del pago de ese impuesto, lo descuente del valor del combustible, pero, señores, ese menor valor tampoco se lo trasladan al dueño del vehículo o a la estación de servicio.

Así las cosas, sin meterme a opinar sobre las tarifas de carga que es otra problemática, considero que la crisis, no está en el precio del combustible sino en los que manejan la carga del país, los agazapados en el paro.

@HombreJurista

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