La producción de aceite de palma tuvo el año pasado una contracción del 1,2%, y el primer trimestre de este 2024 se produjo 12,5% menos en comparación con el mismo periodo de 2023, como consecuencia de las condiciones climáticas ocasionadas por el fenómeno de El Niño, según lo indicado por Fedepalma. Las altas temperaturas, características en este periodo, ocasionaron que las palmas den menos fruto y que estos crecieran con menos aceite.
Pero, desafortunadamente, los eventos climáticos persistirán y el fenómeno de La Niña también trae retos para el sector, esta vez por las bajas temperaturas y posibles inundaciones, que alterarían la calidad de los cultivos y la producción de aceite en el país.
Si bien, de manera inmediata, no se puede controlar el cambio climático, si es posible activar acciones desde el sector palmero para mitigar el impacto que los fenómenos ambientales y climáticos tienen en los cultivos. Al respecto, Andrés Useche, director de la Región Andina de Yara, explica que, mejorar la calidad de la fertilización es una de las medidas más inmediatas y determinantes para lograr que los cultivos sean más fuertes y resistentes a las condiciones ambientales desfavorables.
Detalla que, “cuando se hace una fertilización balanceada en el cultivo de la palma, que implica descubrir los requerimientos del cultivo en los diferentes nutrientes, se logra mitigar, de manera importante, el impacto ambiental. Un cultivo bien nutrido va a disminuir el impacto sobre la producción y también en la incidencia de enfermedades”.
Para el experto, el nitrato amónico, considerado la fuente más eficiente en campo por ser altamente aprovechado por la planta y que emite menos gases de efecto invernadero, le da al cultivo una eficiencia de entre el 40 y 50 % respecto a la urea.
Además del uso de nitrato amónico, los requerimientos de potasio son fundamentales en el cultivo de la palma, pues le entrega un balance que permite sinergia para tomar diferentes nutrientes. Es justo en este punto donde Yara Colombia ha robustecido sus esfuerzos, pues, además de ofrecer fertilizantes con baja huella de carbono, entrega a los cultivos un mix de nutrientes primarios y secundarios que hacen que la palma tenga una mejor fertilización. “Los fertilizantes para el cultivo de palma de aceite deben contar con fuentes eficientes, es decir, con la cantidad de nutrientes que cubran los requerimientos nutricionales de los cultivos y ser productos que, ojalá, tengan una huella de carbono reducida”.
Otro aspecto importante que hay que tener en cuenta para lograr una fertilización adecuada en el sector palmero es conocer sobre la variedad de palmas que hay en Colombia. “Con un profundo conocimiento de las necesidades materiales actuales del país, Yara se dedica a desarrollar y proporcionar planes de fertilización que se ajusten a las diferentes etapas y exigencias de los diversos cultivos. Este enfoque personalizado garantiza que los productores cuenten con las herramientas necesarias para maximizar la productividad y sostenibilidad de sus cosechas,” aseguró Andrés Useche.
Definitivamente mejorar las prácticas de fertilización es la clave para que, frente a coyunturas climáticas, los cultivos de palma se vean mínimamente afectados, tanto en calidad de cosecha como producción por hectárea.
El compromiso de Yara con el campo colombiano va más allá de la entrega de productos de alta calidad. La compañía trabaja incansablemente para impulsar la prosperidad en el sector agrícola, proporcionando no solo soluciones nutricionales, sino también apoyo técnico y capacitación a los agricultores.
Estos esfuerzos están orientados a fortalecer la economía rural y asegurar la sostenibilidad a largo plazo, promoviendo una agricultura más eficiente y competitiva que beneficie a toda la cadena de valor. Con cada acción, Yara reafirma su dedicación a transformar la agricultura colombiana y a contribuir al bienestar de las comunidades rurales mediante la entrega de los requerimientos nutricionales específicos que demanda la agricultura del país.