El gobierno del Cambio pasó sus dos primeros años, y los avances en materia de paz están rezagados, como en el mismo punto de inicio. Lo que se ha avanzado es muy poco. Pero para analizar este corolario es necesario tener en cuenta los nuevos escenarios del conflicto armado en Colombia, sobre todo cuando en muchos se ha perdido la vocación de grupos rebeldes y pasaron a convertirse en bandas criminales. Solo unos pocos conservan el carácter político de rebelión en contra del Estado.
En ese orden de ideas es sumamente complicado hacer una Paz Total, como lo planteó el presidente Gustavo Petro. Los intereses ya son diversos y adelantar diálogos con diferentes propósitos es muy complicado. Las estructuras delincuenciales que están embebidas en el narcotráfico no van a tener mayor interés en diálogos ni negociaciones; a ellas les va interesar los diálogos con el propósito de dilatar la acción militar del Estado, porque llegar a acuerdos con el Gobierno no les resultaría representativo cuando lo de ellos es la ilegalidad.
En lo que tiene que ver con el ELN, es la organización armada rebelde más grande con componente político y de mayor interacción con los voceros del gobierno, pero también es muy complejo con este grupo armado. Si nos remontamos a la historia, fue fundado en 1964, y desde un principio ha tenido una posición bastante radical, con muchos escenarios de diálogo: en México, Alemania, Caracas, La Habana, Quito. Es decir, con esta guerrilla se han manejado diversos espacios internacionales, se han hecho muchas discusiones y ha corrido mucha tinta.
El ELN es la guerrilla más radical de la historia de Colombia. Se creía que con la creación de la Constitución Política de Colombia las cosas iban a pasar a un grado de mayor entendimiento, pero continuaron por la misma línea. El ELN se dedicó por mucho tiempo al ataque a la infraestructura petrolera causando inmensos daños ambientales, paros armados estremecedores, secuestros masivos como el de la iglesia La María, en el sur de Cali. Elementos que hacen ver su beligerancia.
Pero los tiempos han cambiado, y en vez de ser una guerrilla de más diálogo y concertación, hay más distanciamiento. El ELN no ha sabido aprovechar los momentos importantes que se presentan para hacer una salida de la vida militar a la vida civil decorosa. Precisamente, tenemos un gobierno de izquierda con el que debería haber mejor entendimiento y entrar dar el paso a la vida civil; porque muchos ya no justificamos la lucha armada en estos tiempos en que en Latinoamérica se han dado grandes cambios políticos.
El ELN está muy molesto con los diálogos regionales que viene adelantando el gobernador de Nariño, Luis Alfonso escobar, con Los Comuneros del Sur; pues, el Comando Central (Coce) no los ha autorizado. Y téngase de presente que son los diálogos más avanzados.
Se tiene conocimiento de avances en las conversaciones con el EMC de las Farc, diferentes a las de Iván Mordisco, a quien le interesa la guerra total y que tiene aterrorizado el Cauca. Lo propio ocurre con las disidencias de las Farc, conocidas como la Nueva Marquetalia de Iván Márquez, quienes sí están interesadas en los avances en los diálogos de paz. Nada que ver con los paramilitares del Clan del Golfo y los paramilitares de la Sierra Nevada de Santa Marta. Estos no han mostrado interés en participar sino en el lucrativo negocio de las economías ilegales.
Estamos en el periodo del Gobierno del Cambio, un gobierno de izquierda; es el momento oportuno de sellar la paz duradera, si es que hay una verdadera interpretación de lo que significa el momento político.
