Cuál es mi credo (o en quién creer)

Cuál es mi credo (o en quién creer)

La palabra credo proviene del latín significando “yo creo”, pero a su vez proviene del verbo “credere” que se traduce como “creer”

Por: DIEGO MARIO ZULUAGA OSORIO
agosto 22, 2024
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Cuál es mi credo (o en quién creer)

"Al final yo sí pienso que es responsabilidad de cada uno encontrar en qué creer y entregarse a ello con todas sus fuerzas: sin imposiciones, sin culpa, sin instrucciones predeterminadas y rancias, sin intermediarios". (Sara Jaramillo)

La palabra credo proviene del latín significando “yo creo”, pero a su vez proviene del verbo “credere” que se traduce como “creer”.  De ahí que es propio de las convicciones, opiniones y principios del individuo, es decir las acciones de este, aunque también puede referirse al dogma religioso.

Ahora bien, cuántos hemos pedido en nuestras oraciones, visita a los templos para sus misas, cosas que fueron concedidas y otras tantas que no, inclusive esperamos milagros que no se cumplieron y aún algunos siguen esperando; hasta pensamos en la salvación eterna.

Leyendo a Faulkner encontré: “¿Piensas que nuestros destinos son tan importantes como para que los dioses se ocupen tanto de ellos?”, a raíz de esto comencé una búsqueda acerca de creer en Dios sin encontrar respuesta y fue cuando entonces pensé en lo sobrenatural, en las teorías de pensadores, de nuestros ancestros e indígenas, pero la duda seguía estando allí, en quién creer para seguir su credo.

El fin de la historia sería: que no hay nada más aparte de esta vida, esto es: nacer, crecer, reproducirse y morir; leí sobre horóscopos, cartas astrales, sobre el yage para ampliar la acción integral, física, mental y espiritual, la influencia de las piedras preciosas, adivinos y seguía con la misma duda existencial, aunque no sería mejor delegar mi destino a ese ser superior de los que unos hablan, esperar que se me haga el milagrito o aceptar la imposibilidad humana en la que se ha convertido el mundo y sus sociedades.

            Estando en esa búsqueda encontré este pasaje de Somerset Mauhgam: “Mi dios personal no estaba apartado del mundo sino inmerso en él”, comprendí entonces que de tanto verlo, ya no lo veía, que ese dios no estaba en lo sobrenatural sino en lo natural del ser humano. Lo natural del hombre es creer en sí mismo, luchar por sus ideales y hacerlos realidad, encontrar ese sentido que se ha perdido por aquello del capitalismo y su consumismo, de la irrealidad conceptual en la que dirigimos la existencia o la angustia existencial derivada de los fenómenos sociales y políticos que nos generan los gobernantes y sus ideologías, la falsa economía y sus repuntes financieros etc.

            Llegué a la conclusión que como lo dice Sara Jaramillo en la nota inicial, que era mi responsabilidad encontrar en quién creer y desarrollar su credo, para entregarme con todas mis fuerzas, sin imposiciones, sin culpas y sin intermediarios a hallar esa fuerza interior que me mueve, que mueve al universo, esa energía cósmica dirían otros para creer en cómo se inició la tierra y el hombre; cómo surgieron el viento, el mar y el sol pero también en la riqueza del ser humano y sus relaciones o tal vez desde admirar lo pequeño para admirar lo grande.

            Para cerrar lo expresado, cada uno lleva su dios en el lugar que le quiera dar, bien en el corazón o en lo sobrenatural, o también en el conocimiento de esa realidad objetiva sea esta cierta o no; en esa creencia  verdadera en cuanto a sí es la hora o no de cambiar de credo o de dogma, o dejar a un lado a ese dios y continuar la existencia pero las creencias y “las esperanzas van más lejos que cualquier cosa lógicamente demostrable” en palabras de Bertrand Russell en la evolución de mi pensamiento filosófico.

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