Fotomontaje: Pedro Miguel Covo Camacho
Aterrada con la desproporción del adefesio que se alza donde quedó la antigua y muy romántica Plaza de Toros de La Serrezuela, que amenazante sobresale por encima de las murallas, y que no tiene ninguna proporción con el bien que se “pretende salvaguardar”, el adefesio de La Serrezuela, así no se haya levantado otra voz en la ciudad para criticarlo, agrede la zona y la desvaloriza como Bien de Interés Cultural, de Ámbito Nacional, lo que traduce en nuestro patrimonio arquitectónico, que deberíamos cuidar, porque es lo que hace la diferencia entre Cartagena y cualquier otra ciudad turística del mundo.
La tal salvación del inmueble, fue un simple pretexto para realizar un proyecto netamente comercial que violó la norma vigente en materia de alturas, usos y respeto a la zona de influencia de un Bien de Interés Cultural, con la muy atrevida y poco escrupulosa anuencia de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de la Cultura y del IPCC de Cartagena. Se acabó la hermosa proporción de la calle del Jardín con sus casas bajas.
Y qué decir de los bloques de vidrio que se avistarán, sobresaliendo por encima de la muralla, desde la avenida Pedro de Heredia, serán el testimonio vergonzoso de la venalidad de las autoridades encargadas de velar por la integridad del patrimonio arquitectónico.
Este caso es mucho más grave que el del Edificio ANDIAN, pues cuando aquel fue construido no existían normas de conservación. Los cartageneros tendremos que agachar la cabeza cuando se nos pregunte: ¿Cómo fue posible que ustedes dejaran construir ese adefesio? Pero quien puede ante el poderoso caballero Don Dinero que compra cualquier conciencia que se le cruce.
Pediría a la Personería Distrital, a la Procuraduría General de la Nación, y a la Fiscalía General de la Nación, que investiguen, porque si se comprueba que la aprobación violó las normas vigentes, aún estamos a tiempo de demoler este horrible esperpento.
El centro de Cartagena de Indias HAY QUE RESPETARLO:
Estupefacta he quedado con el ambicioso proyecto de La Serrezuela, donde quedaba, y lo digo en pasado y no en presente, porque se ha permitido, seguramente con cierta laxitud, que el paso del tiempo la destruya para poder usar su valioso terreno en algo muy rentable como un gran centro comercial en la ciudad amurallada de Cartagena.
¡Pero qué proyecto! Maravilloso como todo lo que diseña el reconocido arquitecto Alvaro Barrera, pero ilegal y violando todas las normas previstas para este inmueble, como bien de interés cultural de la nación, y ni hablar del POT de Cartagena vigente.
Me dicen que de nada valió la intervención de la propia Alcaldía, pues en este preciso caso el alcalde Dionisio Vélez ha estado a la altura. No obstante que la secretaria de Planeación de Cartagena, la doctora Dolly González, mujer de gran carácter y profunda conocedora del tema, declaró basada en un serio estudio de la Universidad de los Andes, que el proyecto era inconveniente por la congestión que traerá a la zona, pero más pudo el funesto poder de un personaje de ingrata recordación para la preservación de Cartagena, afortunadamente y recientemente declarado insubsistente, aunque hizo el daño antes de irse,desde su gélido escritorio de Bogotá, como en los viejos tiempos, y como una vez dijera el célebre Tuerto López, “importándole un bledo la opinión…” aprobó La Serrezuela antes de irse.
La Serrezuela es ilegal, porque al lado de los Bienes de Interés Cultural, no se pueden construir cinco pisos, que además rebasa con creces la altura de la muralla que está exactamente al lado, es demasiado agresivo para el sitio en que está ubicado. Hay quienes condicionan lo legal a lo estético, que es muy discutible por ser subjetivo. Este proyecto que podría parecer hermoso en cualquier otro sitio, está ubicado donde habría, de acuerdo con la ley mas no con la voluntad de ciertos inversionistas que todo lo piden, pero se deberían mantener algunos parámetros.
Los Bienes de Interés Cultural solo permiten ser ampliados cuando no haya otra forma de garantizar la sostenibilidad del propio inmueble; pero mientras la ley se refiere a viviendas, jamás podría pensarse que se autorizara construir cinco pisos para uso comercial.
El proyecto se lanzó el pasado 29 de abril con la lamentable presencia de la flor y nata de la sociedad cartagenera, quienes seguramente no midieron el daño irreparable que hace este adefesio a la futura sostenibilidad del centro histórico.
A pesar de que la ministra de la Cultura dijo en una oportunidad sobre este proyecto y lo digo porque no fue tan en privado, que no haría estudios previos sobre este proyecto, porque después la procesarían por detrimento patrimonial, y que además ya estaba aburrida de defender el patrimonio que los cartageneros no habían sabido defender. Sin embargo en esta oportunidad, muchas voces autorizadas y hasta el alcalde se opusieron, pero el bien ido todopoderoso le dio la bendición a La Serrezuela por encima de todas las críticas.
Al oído de todos mis coterráneos y del alcalde: Allí cabe una acción judicial, que se podría emprender hoy mismo, una acción popular, una de las tres consagradas en la Constitución del 91, que ampara los derechos colectivos que son de segunda generación, y el patrimonio cultural es de toda la comunidad.
Adicionalmente, la Corte Constitucional ha dicho que el desarrollo de la infraestructura no puede atropellar los monumentos existentes, que son el patrimonio histórico de las ciudades.
Allí están los insumos fundamentales para detener este adefesio, así como el irrespeto de los señores Cohen y del resto de los inversionistas, para con Cartagena.
En este link pueden apreciar video promocional en el que irrespetuosamente hasta usan a García Márquez para promocionarlo, quien se debe estar removiendo en su tumba.
