“Deja que mi dulce palabra penetre a tu alma como esta canción/ deja que en cada madrugada llegue a tu ventana a hablar del amor / No importa que diga la gente que un hombre prudente perdió la razón / No temas, que yo soy consciente / y si llego a veces, ya sabes quién soy”.-
Confieso que soy de los que a veces pasa por alto a los autores de esas bellas letras que hoy componen la discografía del buen vallenato, - el clásico, el que pasará a la eternidad por las historias que cuenta -, y a pesar de que el tema “Déjame llorar”, interpretado por Diomedes Díaz Maestre, hace parte de mi propio cuento personal con la Bella, jamás se me pasó por alto que algún día, en una de las tantas calles y vericuetos de mi pueblo, El Bagre, me iría a encontrar con el padre de esa hermosa canción, según el gusto de quien esto escribe.- Sucedió el pasado viernes 12 de julio, cuando en esta cabecera del Bajo Cauca antioqueño se realizaba la versión número XXIII del Festival de Acordeoneros y Compositores, en homenaje a Vicente Knight Urrutia.-
El creador de aquellas letras se llama Reinaldo Díaz Araújo, mejor conocido como el “Chuto” Díaz, quien a pesar de haber nacido en Aguas Blancas, Cesar, se considera badillero ciento por ciento, ya que su llegada al mundo se produjo por esas circunstancias extrañas de la vida, debido a que su padre ejercía sus actividades en una finca algodonera en aquella población, y a los tres meses de nacido regresaron a su natal Badillo, en el mismo departamento.- Sus padres se llaman Andrés Abelino Díaz Julio, de Repelón, Atlántico, y Lucila Mercedes Araújo Bolaño, también badillera.- Él cuenta que su niñez la pasó en Badillo, el mismo por donde pasa el río que inmortalizó para siempre el genio inolvidable de Octavio de Jesús Daza Daza, y no se le olvida cuando montaba en burro y se trepaba con su tropilla de amigos a los árboles de la región, así como las tardes que disfrutaba con una bola de trapo que hacía las veces de balón de fútbol.-
Fueron sus tíos, algunos amigos cercanos y uno que otro familiar el que lo llevaron a acercarse a las faenas agrícolas para sembrar arroz, yuca y demás cultivos de los llamados de pancoger.-
Mientras cursaba sus estudios de bachillerato, en el Colegio Julio César Turbay en la ciudad de Valledupar, conoció a varios de los que con los años serían referentes del folclor, como Omar Geles Suárez, QEPD, Farid Ortiz Marín y Rafael Rivadeneira, entre otros.- A pesar de su trajinar y de sus constantes viajes para cumplir los compromisos con los que se gana la vida para los tres golpes diarios, comparte las horas con su esposa Yarima Rangel Hernández, nacida en el Alto de la Vuelta.- Con ella tiene tres hijos: Reinaldo Jr, Liseth Carolina y Matías David, el menor.- El primero de ellos, además de haber obtenido el título de Economista, es acordeonero y lo acompaña en sus giras, como en este caso a El Bagre; la otra es abogada y de su retoño aún se desconoce cuál será su futuro porque apenas llega a los diez años de edad.-
Desde la tarima, en la madrugada del viernes ya referido, tuvo la gentileza de contarle al público bagreño algunos episodios de su vida, como que su primera canción la tituló ‘Mi abuela’, porque se inspiró en ella por haber sido muy especial con él.- Lo crió desde muy niño, y en ella relata apartes de gran creación y hermosura, solo que permanece inédita.- Contó que en una oportunidad estuvo a punto de grabarla Alberto el ‘Beto’ Zabaleta, pero por las mismas vainas de la vida, aquello no se pudo concretar y dijo que con ella participó en el festival de la Leyenda Vallenata y clasificó entre las cinco mejores de aquel año.-
Dijo que su primer encuentro con el Cacique de la Junta, como también llaman a Diomedes Díaz Maestre, se dio en el trajinar de sus viajes entre su casa en Badillo y la ciudad de los santos Reyes de Valledupar, gracias a un amigo en común llamado Capindo Zabaleta, hermano de Ildelciro, quien se lo presentó por allá en un remoto día del año de gracia de 1987, justo cuando volvía a reencontrarse con uno de los mejores acordeoneros que ha dado la tierra vallenata: Juan Humberto ‘Juancho’ Rois Zúñiga, cuando grabaron el álbum ‘Ganó el Folclor’.- El encuentro se hizo realidad en una parranda que tenía el Cacique en su finca, a la cual Diomedes invitó a ‘Chuto’ a cantar y éste, ni corto ni perezoso, se colgó su guitarra al pecho, a la bandolera, y le presentó varias de sus canciones.-
Recuerda que la primera que interpretó y que de una le causo un impactó a quien en ese tiempo era considerado, de lejos, el primer artista de la música vallenata, fue ‘Déjame llorar’, que más tarde se convirtió en un éxito sin discusión alguna, al punto de que todavía se escucha, o por lo menos lo hago de vez en cuando y de cuando en vez.-
La cosa no se quedó allí y el Cacique, aparte de ‘Déjame llorar’, le grabó cuatro más: ‘Eras mi vida’, ‘Cuando falte yo’; ‘Cuando no estás tú’; y la última con Iván Zuleta se llama ‘El amor que soñé’.- Confesó que Diomedes tenía la costumbre, la misma que ya no hacen los actuales artistas, y era que mandaba a llamar a los compositores, compartía con ellos, los escuchaba cantar sus canciones, y de allí se generaba ese calor humano que hoy tampoco ya no se da, y que era clave para realizar una buena escogencia de los temas de un trabajo discográfico, matizó el compositor.-
Ya entrado en gastos y con la confianza que dan 17 aguardientes y 8 rones, me atreví a preguntarle por el origen de aquellas letras de “Déjame llorar” y, como en un susurro y muy en voz baja, como para no ser oído por más nadie, me dijo: “Hermano, para llegar hasta allá se necesita estar muy enamorado”.-
Volvamos al Festival de Acordeoneros y Compositores de El Bagre.- En primera instancia se escogieron cuatro lugares para presentar las distintas categorías para su juzgamiento.- El primer día, el 12 de julio, el parque Yamesíes serviría como escenario al programa del mejor Acordeonero Infantil, la Canción Inédita y la Mejor Voz e Intérprete Infantil; más tarde, en la noche, esas mismas categorías serían premiadas en el nuevo parque de Las Delicias, como en efecto se hizo, con el gancho de presentar a los compositores, Aurelio Segundo “El Yeyo” Núñez Bermúdez, y a Reinaldo “El Chuto” Díaz Araújo.- El jurado dio su veredicto inapelable: La Mejor Voz e Intérprete Infantil fue para Hanna Jaller Morales, una niña de 12 años nacida en El Bagre; Acordeonera Infantil 2024 fue Sara Valentina Mora, de Montelíbano, Córdoba y Canción Inédita, la presentada por Luis Alberto Prado, oriundo de Sahagún, Córdoba, llamada “Con la mano en la Biblia”.-
El parque Los Almendros, con sus tres matarratones, su árbol de guayaba, otro de mamoncillo, unos laureles recién descogollados, uno más de icaco y un solitario almendro, así como una vecina que ponía pereque por el ruido, sirvió de escenario para el concurso del Acordeonero Aficionado, el Profesional y la Piqueria, todo ello bajo un solazo que puso a sudar los termómetros a la módica cifra de los 39° a la sombra.- Recogida la experiencia de la noche anterior, el alcalde Marco Fidel Trespalacio Bulloso, mediante consulta popular, decidió que fuera el parque Las Delicias el sitio para la premiación aquella noche, acto que fue acogido por las mayorías.- Allá salieron ganadores, en su orden, los siguientes concursantes.-
Roger Herrera Vergara, de Montelíbano, en la categoría de Acordeonero Aficionado; José González Trujillo, de Cartagena, sería el Rey de los acordeoneros profesionales, mientras que Edwin Vásquez, conocido en ese extraño mundo de los apelativos como “Fósforito”, se convirtió en el nuevo Rey de la Piqueria.- Y se me vino a la mente la Bella con “Déjame llorar”….
