Con ocasión de la inusitada preparación y organización en Cali de la décima sexta versión de la Conferencia de los Países miembros de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica que se proclamó en junio de 1992, el gobierno nacional ha retomado como eslogan para el evento “En paz con la naturaleza” en medio de contradicciones.
En la pasada Conferencia realizada en Montreal en los primeros días de diciembre de 2022, se había acordado realizar la COP16 en Turquía, que fue devastada dos meses después por un terremoto en el que murieron oficialmente más de 53.000 personas en el sureste del país, lo cual hizo desistir al gobierno turco de la COP sobre biodiversidad a finales de 2023.
Ante este imprevisto, la Conferencia de las Partes determinó en diciembre pasado acoger la petición del gobierno nacional y designó a Colombia como sede de la COP16 para finales del venidero octubre y este asumió el reto determinando en febrero pasado que sería Cali la ciudad anfitriona, quedando 8 meses para organizar un evento para el que se disponen 2 años.
En medio de la parafernalia del discurso ambiental del Presidente Petro, se revivió el pacifista eslogan, mientras que simultáneamente se vinculo a Colombia a la Fuerza Naval Conjunta capitaneada por Estados Unidos, una de las facetas de la OTAN para enfrentar las fuerzas militares de parte del Oriente Extremo entre las que se cuenta China, India y Rusia. ¡Qué tal!
Esto explica el arribo del portaviones nuclear George Washington en inmediaciones de Buenaventura este fin de semana, para desplegar ejercicios militares bajo la campaña Mares del Sur, es decir, el adoctrinamiento para la guerra por encima de las metas de Marco mundial de la diversidad biológica, acordadas en Kunming-Montreal en la COP15.
De nada sirvió que el 10 de junio un puñado de ciudadan@s hayamos pedido al Presidente Petro el respecto por los mandatos constitucionales de soberanía nacional, que requieren concepto y permiso del Consejo de Estado y del Senado, para poder transitar por aguas continentales de nuestro mar territorial la Máquina para la Muerte con su Marina Yanqui.
En Canadá bajo el liderazgo de China, la Conferencia de las Partes propuso conservar y gestionar de manera eficaz al menos el 30% de las zonas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas, así como la restauración de manera efectiva del 30% de estos ecosistemas degradados, como una estrategia para ocultar el mercado de las patentes genéticas.
Realmente fue hace 2 años en Montreal que la Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, propuso para la implementación del Marco para la Biodiversidad, que “todo el sistema de las Naciones Unidas apoyara su implementación para que podamos realmente hacer las paces con la naturaleza”, como un libreto mundial.
El veneno se destila en el mismo marco, que sugiere eliminar gradualmente o reformar los incentivos perjudiciales para la biodiversidad al tiempo que aumentaran los incentivos positivos para la conservación y el uso sostenible incrementado los flujos financieros internacionales de las transnacionales y las instituciones financieras para controlar los riesgos en la biodiversidad.
Retomemos además el inmenso engaño de proponer la Estación Guardacostas con sus 3 obras militares (Radar, Muelle y Cobertizos) en el Parque Natural Gorgona, como una estrategia para la educación ambiental que oculta el adoctrinamiento castrense, para justificar operaciones militares como las de la Máquina para la Guerra, el Portaviones G.W.
Téngase en cuenta también, que esta Máquina para la Guerra funciona con 4 reactores nucleares que emiten al mar la contaminante radioactividad del Uranio, dejando por todo el Pacífico una estela por el sendero donde precisamente vienen desde la Antártida las parturientas Ballenas Jorobadas a mostrarnos otro milagro de la vida, sus ballenatos.
Preguntamos entonces, donde quedaron los ambientales Principios de Precaución y Prevención para evitar riesgos ante la duda y falta de certeza científica o para impedir daños seguros y medibles, lo que nos lleva a indagar también cual ¿Paz con la Naturaleza?, aunque una caterva de ingenuos y charlatanes les haga eco a semejantes despropósitos.
Aquí es cuando entono las letras de Uno (1943) el intangible tango de Discépolo: “Uno, busca lleno de esperanzas / el camino que los sueños / prometieron a sus ansias... / Sabe que la lucha es cruel / y es mucha, pero lucha y se desangra / por la fe que lo empecina... / Uno va arrastrándose entre espinas / y en su afán de dar su amor, / sufre y se destroza hasta entender: / que uno se ha quedao sin corazón...”.