Pacho, un muchacho militante del M-19 y adorador del comandante Carlos Pizarro lo acompañó años en la guerrilla. Fue su sombra desde mediados del 1986 cuando Pizarro, asumió el mando tras el asesinato de Alvaro Fayad, el 13 marzo de ese año. Habían pasado cuatro meses desde el fallido juicio al gobierno de Belisario Betancur por la ruptura de las negociaciones de paz que derivó en la fatídica toma del Palacio de justicia el 6 de noviembre de 1985 en la que murieron de manera cruenta 94 personas entre ellos once magistrados y quedaron doce desaparecidos, planeado y ordenado por Fayad. Ahora después de tanto Pacho entregó el sombrero de Pizarro.
En su condición de comandante de la guerrilla desde las montañas del Cauca fue Pizarro quien lideró los diálogos de paz en el gobierno de Virgilio Barco que después de casi cuatro años de negociación terminaron con la firma del Acuerdo de paz en la recta final del gobierno con el que posibilitó la desmovilización de miles de guerrilleros, entre el ellos el hoy presidente Gustavo Petro.
Tras la firma en las montañas del Cauca, Carlos Pizarro tuvo un brevísimo encuentro de veinte minutos con el Presidente Barco en el Palacio de Nariño, siempre con el sombrero cerca. Este se volvió el símbolo de la desmovilización y el comienzo del grupo guerrillero como movimiento político, sin armas.
El sombrero de Pizarro marcó su nuevo look de camino a la paz
Pizarro tenía que cambiar su aspecto físico porque se estaba movilizando de un lado para otro con bastante regularidad durante los diálogos y quería pasar un poco más desapercibido. Se quitó la barba y la boina que usaba al estilo del Che Guevara, uno de sus grandes ídolos y referentes. Se dejó el bigote. Un sombrero de paja marcaría su nueva pinta y lo portaría siempre hasta que formara parte del imaginario de la paz. Como sucedió.
Casi que inmediatamente después del encuentro formal de Carlos Pizarro con el Presidente comenzó su campaña política. Su carisma, su slogan “Deme esa mano país” con impactantes imágenes de televisión con la habilidad publicitaria del M-19 sumadas a sus propuestas fueron dibujando a Pizarro como una opción presidencial con una popularidad que crecía. Su escolta, ahora convertido en jefe de seguridad y su sombrero siempre con él
A los 45 dias de haber iniciado su campaña fue asesinado con disparo a quemarropa. Recién había ocupado su puesto en el HK-1400 de Avianca, cuando le entregó su sombrero blanco a Pacho. El escolta, quien estaba bien armado, no pudo reaccionar frente a los disparos de Gerardo Gutiérrez, alias Jerry. Su reflejo fue coger el sombrero y guardarlo.
Antes de que el avión que iba hacia Barranquilla empezara a carretear, Pacho había guardado en el maletero el sombrero que Pizarro le entregó luego de acomodarse en la silla 23C, una de las últimas del avión.
Cuándo el avión se regresó hacia Bogotá, a los 11 minutos de haber despegado, con un herido de muerte (Pizarro) y un muerto (alias jerry), este último asesinado por Jaime Ernesto Gómez, el escolta del DAS asignado por el gobierno y quien terminó detenido en 2017 señalado de participar en el homicidio del líder guerrillero pero quien cuatro años después fue dejado en libertad por vencimiento de términos.
Pacho se encargó de las cosas personales del comandante Pizarro, entre ellas el sombrero blanco, que quiso conservar como un recuerdo. Fue lo que le quedó cuando su jefe fue declarado muerto minutos después de haber llegado a la clínica Cajanal, la más cercana al aeropuerto El Dorado donde aterrizó el avión de regreso.
Pacho, como todos los escoltas, fue investigado por el crimen. Sus dudas sobre los escoltas que hacían parte del DAS lo condenaron a muerte. Salvó su vida como lo hicieron muchos alzados en armas militantes no solo del M-19 sino de la Unión Patriótica a quienes les había tocado también el asesinato de su candidato Jaime Pardo Leal, el 11 de octubre de 1987, gracias al exilio.
El gobierno de Cesar Gaviria posibilitó el viaje de muchos de los perseguidos exguerrilleros a Europa a recomenzar sus vidas, pero sobre todo para evitar morir asesinados, a sabiendas de que el Estado no era capaz de protegerlos.
Pacho como muchos colombianos hizo su vida en Suecia. En el viaje a Estocolmo en 1990 lo primero que hizo fue empacar el sombrero, el secreto mejor guardado. La visita del Presidente Petro a Estocolmo a comienzos de junio, le cambió el destino al sombrero. Allí lo esperaba Pacho. Y se lo entregó 34 años después de haberlo guardado. Nadie registró el momento hasta que el Presidente recibió a Pacho y su esposa en la Casa Nariño para que se lo entregara, ya colocado en una urna de cristal.
Igual que la espada de Bolívar que lo acompañó en la posesión el 7 de Agosto del 2022, solo que esta vez quería convertir en patrimonio cultural del país. Un propósito que hasta ahora no pareciera poder cumplir a cabalidad, pero que independientemente de su suerte formal, le quitó a Pacho un gran peso de encima. Tuvieron que pasar 34 años y un ex guerrillero del M-19 llegar a la Presidencia de Colombia.
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