Al igual que los humanos, en la alimentación canina también hay una tendencia que busca regresar a lo natural eliminando alimentos procesados para dejar una dieta donde solamente son protagonistas los naturales que comían los ancestros de los perros antes de la aparición de concentrados industriales, la cual no fue hace más de un siglo. Es así como el pollo, las carnes, los pescados, huesos, arroz, avena, frutas y verduras se toman el plato del mejor amigo del hombre.
Se habla de dieta BARF para perros, por sus siglas en inglés (Biologically Appropiated Raw Food) pues se trata de seleccionar los alimentos biológicamente aprobados que ellos escogerían si pudieran. Sin embargo, esta dieta tiene sus defensores y detractores. Por un lado hay quienes sugieren que este tipo de alimentación es mejor que darle a una mascota comida procesada y por el otro hay quienes sostienen que podría llegar a ponerse en riesgo la salud del animal. Es muy importante diseñar una dieta donde haya un completo equilibrio de proteínas, carbohidratos y grasas -al igual que en las dietas humanas- teniendo en cuenta tanto las necesidades alimenticias como particularidades de cada perro. Se cree que la dieta BARF es sinónimo de comida cruda, lo cual no es enteramente cierto pues los alimentos se le pueden dar al perro ligeramente cocidos. En todo caso, la principal condición de esta dieta no es el grado de cocción, sino la naturalidad de la comida.
Entre las ventajas que trae consigo este tipo de alimentación para los perros puede destacarse que evitaría problemas de alergias, problemas de piel, sobrepeso y problemas con las glándulas anales. Aparte, los animales no consumen los conservantes presentes en las comidas comerciales, igualmente les gusta más el sabor que el de un concentrado. Por su parte las heces son menores y con menos olor. En cuanto a los huesos –altos en calcio- estos no deben de ser de cualquier tipo pues pueden perforar el intestino o causar demás daños, por ello hay quienes prefieren suministrarlos triturados o no darlos y combinar la dieta con concentrado. Sin embargo los huesos de pollo crudos no suelen astillarse, cosa que pasa con los huesos cocidos.
En relación a la comida para perros tradicional, no suele ser mucha la diferencia para el bolsillo pues así como hay variedad de precios en los concentrados, también se puede adaptar económicamente a distintos presupuestos. Contrario a lo que se cree tampoco exige mucha dedicación pues solamente se requiere una nevera para guardar los alimentos y una batidora para preparar los purés que se le dan al animal dos veces al día. Aunque con la cocción se eliminan bacterias también se pierden algunos nutrientes por lo cual hay quienes optan por la congelación de los alimentos para ello pues al congelar la comida y descongelarla cuando se necesite también se eliminan bacterias. Igualmente el organismo de los perros tiene la capacidad de eliminar más bacterias que el de los humanos.
Teniendo en cuenta que este tipo de comida suele ser húmeda y tener cerca de un 70% de agua lo cual no sucede con el concentrado, la cantidad de alimentos naturales que se le dan al perro deben ser mayores que la que se le daría de concentrado, por lo cual es importante calcular las necesidades calóricas de cada perro teniendo en cuenta su tamaño, edad y nivel de actividad física. Por norma general un perro debería comer el 2 o 3% de su peso en gramos de concentrado al día, mientras que si se trata de comida casera deberían ser 160 gramos por cada dos kilos. Sin embargo las cifras varían en cada caso dependiendo tanto del perro como de la cantidad de calorías presentes en los alimentos y según los expertos es recomendable asesorarse de un veterinario a la hora de optar por este tipo de alimentación para una mascota.