Las reflexiones sobre educación de Cecilia María Vélez, con su gran experiencia en Bogotá como secretaria de Educación en la primera Alcaldía de Enrique Peñalosa y luego ocho años como Ministra de Educación en los dos períodos de Álvaro Uribe, son más que valiosas. A la experiencia práctica trabajando por los jóvenes se le une la académica, fue invitada a la Universidad de Harvard a trabajar una matriz comparativa sobre las reformas educativas en el mundo y ahora es consultora sobre el tema; es mucho lo que sabe y mucho lo que está analizando.
JMO: Buena parte de tu tiempo tanto en la secretaria de educación de Bogotá, como en el Ministerio de Educación, ocho años, los dos gobiernos de Álvaro Uribe, los dedicaste al avance en cobertura educativa, ahora es el tiempo de la calidad. Que tanto se ha avanzado en Colombia.
CMV: Es un tema que en este memento en Colombia está la orden del día. Seguimos teniendo problemas de cobertura, obviamente, limitaciones, pero dijéramos que ya estamos en unos niveles razonables, inclusive agilizar mucho la cobertura nos llevó en muchas, en muchos momentos, a sacrificar calidad. Pero en este momento, para la trayectoria de los muchachos que tienen que estar en el centro de todo el sistema, hay que garantizar calidad desde que empiecen su formación y hasta que termine. Muchos se nos quedan en el camino.
JMO: Te la jugaste a fondo por la cobertura, y ahora sin duda estamos entrando en un segundo momento, en este proceso largo de desarrollar una educación comprensiva. Una educación nacional tiene elementos de continuidad. Esto romper cada uno llega a ser lo suyo. Como diría alguien entre tus cercanos y mentores, Antanas Mockus, construir sobre lo construido. Cómo ves esos nuevos escenarios, nuevos desafíos, esas nuevas posibilidades que se han ido abriendo y el proceso educativo, somos capaces de acoplarnos en este que está cambiando profundamente.
CMV: Hay niveles educativos en el país muy buenos, pero en lo masivo, es donde hay que dar pasos importantes. La educación masiva fue muy forjada con la revolución industrial, pero cuando ya estran estos componentes de desarrollo tecnológico, de la importancia del conocimiento para cualquier tipo de cosa, para cualquier desarrollo, pues entra un cuestionamiento muy grande.
Si ese modelo educativo si es el apropiado. Y frente a la calidad, hay muchas maneras de verla. ¿La calidad es que tengamos buena infraestructura? ¿Qué le paguemos bien a los maestros? ¿Qué enseñemos lo que nos enseñaron a nosotros? O se trata más bien de enseñarles a pensar y enseñarles a desarrollarse en la vida.
JMO: Y entra a jugar el escenario global, los estándares y las evaluaciones internacionales.
CMV: Si. Y allí no puedes evaluar currículos; se evalúan capacidades. Y nos metimos en evaluaciones latinoamericanas y cuando yo llegué ya empezaban las evaluaciones de la OCDE. E insisto, en las competencias. Es la capacidad de pensar, de entender lo que leen; de resolver problemas a través de las matemáticas que es muy distinto a saber de las operaciones y las fórmulas; capacidad de formular hipótesis y llegar a conclusiones, que es el pensamiento científico.
Hicimos énfasis también en las competencias ciudadanas, esa capacidad de vivir y de respetar al otro que yo creo que siempre hay que tenerlas en cuenta. El 50% de los muchachos no entienden lo que leen. Y menos de resolver los problemas de las matemáticas. Y eso inciden en que no son capaces de formular hipótesis, llegar a conclusiones. Y en todo esto reside el poder desarrollar capacidad de enfrentar el mundo. Un mundo tan cambiante, un mundo en donde los adelantos tecnológicos y el desarrollo del conocimiento va a tal velocidad. De lo que se trata, e insisto, es en desarrollar en los muchachos capacidad de entender, de leer, de sacar conclusiones para poderse situar frente al mundo.
JMO: Te entiendo, es un balance entre el conocimiento, las capacidades técnicas y las capacidades de entender realidades.
CMV: Y allí entra a jugar otro elemento, la pertinencia. Tenemos que conceptualizar los conocimientos, pero también que darles a los muchachos capacidades técnicas, por ejemplo, para que salgan a poderse ubicar en el mercado laboral, sobre todo cuando vienen de condiciones muy complicadas. Es muchísimo más fácil cuando la gente sabe pensar cuando la gente sabe evaluar los problemas. Y allí, obviamente viene un cuestionamiento muy, muy grande a la forma como enseñamos. (…)
JMO: Romper con esas formas de enseñar tan arraigados no resulta nada fácil.
CMV: Es muy complicado, porque esto implica cambios y son procesos tan largos; cambio de mentalidad en las facultades de educación, y esto tiene que hacerse con mucha conversación. El sector tiene que estar conversando todo el tiempo para poder para poder ir digiriendo todo este proceso porque esto no se hace con leyes ni con mandatos.
JMO: Esto es una construcción del colectivo y progresiva. Y bueno, hay que dejar que la realidad invada el espacio cerrado de la academia, que suele ir por un lado y la realidad moviéndose por otro.
CMV: A mí me han tachado mucho de ir en contra del currículum. En que no sea un currículum de contenidos. Yo insisto en las competencias.
JMO: Fundamental que los maestros entiendan la importancia. Me imagino que hay muchos que sí, pero hay un grueso que sigue pegado del pasado, amarrado a una visión convencional.
CMV: Porque les da seguridad, o sea, aquello de que yo sé esto, yo llego a la clase y yo soy el que sé y los otros escucha y repiten lo mismo de hace 30 años. Y eso da seguridad. Claro. El problema es que ahora nos están moviendo el piso a todos, en este mundo tan cambiante. Y si pensamos en la universidad, ni hablar. Ahí si que es importante la interdisciplinariedad. Y la necesidad de desarrollar capacidad para integrar las distintas disciplinas y de ligar lo que se ve en la universidad con la problemática de la vida real.
JMO: Y la investigación; que tenga también pertinencia. Volvemos a lo mismo. Pero eso da para otro tema, el futuro de la de las universidades, no solamente el futuro económico, sino la gran caída, que estamos viendo no solo en Colombia sino en el mundo de la matrícula universitaria. El desinteres creciente en lo que se ofrece. El aliciente que eran las posibilidades laborales que abrían, ya no son, como tampoco la garantía de un mejor ingreso y etcétera, etcétera.
CMV: Lo uno y lo otro está ligado. Yo prefiero no hablar de educación superior sino de educación de después del bachillerato. La universidad tiene el reto de no solamente estar en una cuestión muy formal de sacar profesionales, sino que también tiene que abrirse a todas esas otras formas dijéramos de desarrollar capacidades de la gente. No solamente para que salgan al mercado laboral sino para que se recicle. En la vida, todos nos tenemos que reciclar.
Creo que hay dos factores que están pesando: uno cambio demográfico que realmente es la limitante de la gente que está en capacidad de ir hasta la universidad y en Colombia está el espacio, tenemos todavía mucha capacidad de ampliar esa cobertura para quienes no han tenido la oportunidad de acceder a ésta. Y por el otro problema lado está la validez de la universidad actual.
Y si no estamos que los niños terminen la media porque no le ven un valor agregado, que pensar de la universidad. Hay que pensar en alternativas como introducir en los dos últimos años unas habilidades técnicas que les permitan a estos muchachos que no tienen posibilidad de financiarse estudio o que tienen que rápidamente generar ingresos para sus casas.
JMO: Romper con el mito del título profesionales. Y desarrollar habilidades desde el bachillerato.
CMV: En Manizales tenemos una experiencia que nos ha impresionado mucho con muchachos a los que se les dio la posibilidad de hacer una tecnológica en los últimos cuatro años del bachillerato. El resultado es impresionante. Las universidades tienen que volverse muy flexibles.
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