"Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta; por lo menos no le privarás ese derecho. Dime, ¿qué te da imperio soberano para oprimir a mi sexo? ¿Tu fuerza? ¿Tus talentos? Observa al Creador en su sabiduría, observa en toda su grandiosidad esa naturaleza con la cual parece que quieres estar en armonía, y dame, si te atreves, un ejemplo de su imperio tiránico".
Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana
1791
El nombre de OLYMPE DE GOUGES toma fuerza en la segunda mitad del siglo XX después de siglos de olvido. Fue sentenciada a muerte el 3 de noviembre de 1793 por su postura revolucionaria y contestataria que provocó la reacción de los promotores de la revolución francesa.
Durante el desarrollo de esta revolución se divulga y da a conocer LOS DERECHOS, DE LOS HOMBRES, con su CONSIGNA de libertad, igualdad y fraternidad. Curiosamente, se excluye a la mujer como un sujeto de derechos y se la condena a desempeñar un papel secundario en la sociedad. Relegada a la cocina, a criar hijos y a una vida religiosa de segundo orden.
En ese orden de ideas se levanta la voz de OLYMPE DE GOUGES reclamando igualdad de derechos para hombres y mujeres. Redacta y da a conocer la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER proclamando una nueva sociedad en la cual hombres y mujeres comparten las responsabilidades y los privilegios que otorga el Estado.
Al respecto expresa la magister y pedagoga ODYLA GÓMEZ que "con el nombre original de MARIÉ GOUZES nace en Montauban, Francia en 1748. De origen humilde, su padre era carnicero; a su madre se le criticaba por ser la amante de un noble, al grado que circulaban rumores sobre la paternidad de su hija, a quien consideraban incluso "bastarda de Luis XV...".
En uno de sus documentos escritos en referencia sobre este destacado e ignorado personaje de la historia señala igualmente que fue "Autodidacta, mujer de gran creatividad, belleza y coraje.
Forma parte de quienes son llamadas HEROÍNAS DEL FEMENISMO REVOLUCIONARIO, quienes a su manera desearon intervenir en los sucesos de su época, mujeres que tomaron conciencia de la exclusión y la opresión, que levantaron su voz para, exigir un papel más digno en la
sociedad.'.
Igualmente, nos recuerda la pedagoga ODYLA GÓMEZ que la revolucionaria OLYMPE DE GOUGES "Amaba las letras y también se propuso dominarlas; siempre deseó publicar un periódico, se dedicaba a editar sus panfletos y obras de teatro...".
Pero fue en 1791 cuando Olympe De Gouges se consagra como una verdadera libertaria al publicar su obra más controvertida: "LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER Y LA CIUDADANA ", Donde reclama la igualdad de sexos y solicita que esta se extienda a hombres de color. De acuerdo a este histórico texto "la mujer debía, quitarse la opresión de los hombres, tener un papel político diferente, puestos públicos iguales, etc.".
Sostuvo hasta su muerte que "Si la mujer tiene el derecho de subir al patíbulo, debe tener el derecho de subir a la tribuna".
Como lo expresamos en líneas anteriores, "Sus trabajos fueron profundamente revolucionarios. Defendió la igualdad entre el hombre y la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada, incluyendo la igualdad con el hombre en el derecho a voto, en el acceso al trabajo público, a hablar en público de temas políticos, a acceder a la vida política, a poseer y controlar propiedades, a formar parte del ejército; incluso a la igualdad fiscal así como el derecho a la educación y a la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico".
El legado de su lucha es aún motivo de estudio y análisis por cuanto fue una verdadera anticipada a su época al promover y defender derechos que trascenderían lo meramente económico y social. Su legado humanistico abarcó a la niñez, los adultos mayores y los vulnerables y abandonados del Estado:
"Asimismo realizó planteamientos sobre la supresión del matrimonio y la instauración del divorcio, la idea de un contrato anual renovable firmado entre concubinos y militó por el reconocimiento paterno de los niños nacidos fuera de matrimonio. Fue también una precursora de la protección de la infancia y a los desfavorecidos, al concebir en grandes líneas, un sistema de protección materno-infantil (creación de maternidades) y recomendar la creación de talleres nacionales para los parados y de hogares para mendigos".
Nos recuerda la magister ODYLA GÓMEZ que se hace necesario rescatar para la memoria colectiva y universal el nombre de un ser tan maravilloso y prodigioso como OLYMPE DE GOUGES. Incomprendida en vida, olvidada después de su muerte y rescatada en nuestros días gracias al avance y reconocimiento en materia de DERECHOS HUMANOS.
En el año de 1791 lanza un interrogante que subsiste como un eco profundo en la conciencia colectiva: “Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta; por lo menos no le privarás ese derecho. Dime, ¿qué te da imperio soberano para oprimir a mi sexo? ¿Tu fuerza? ¿Tus talentos? Observa al Creador en su sabiduría, observa en toda su grandiosidad esa naturaleza con la cual parece que quieres estar en armonía, y dame, si te atreves, un ejemplo de su imperio tiránico". Este clamor que se vuelve de imperiosa observación por parte de los gobernantes del siglo XX y XXI aún recorre las páginas del breviario universal y queda expresado en su
Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana
Como todo adelantado, es incomprendida, señalada y estigmatizada. Sentenciada a muerte por los mismos revolucionarios franceses y excluida de figurar en los canales de la historia. "Fue condenada por un tribunal revolucionario de apoyar a los Girondinos, fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793. Y no fue sino hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, que la figura de Olympe de Gouges se recuperó como una de las grandes figuras humanistas de Francia de finales de siglo XVIII. Se le rindió homenaje en los actos del bicentenario de la Revolución Francesa en 1989. Desde entonces se han representado varias de sus obras de teatro, sus escritos están siendo reeditados y varios municipios franceses han dado su nombre a colegios, institutos, plazas y calles".
Las reacciones de revolucionarios, académicos e intelectuales se levantan contra la voz fresca y serena de OLYMPE DE GOUGES al extremo de pretender sostener la superioridad masculina mediante actos de desprecio y desprestigio: "En 1793 crearon la "Sociedad de las Republicanas Revolucionarias" (...) En su entusiasmo, unas llegaron a vestir la escarapela tricolor sobre su peinado y otras, el gorro frigio e, incluso, el pantalón rojo. Pero la fuerza de sus enemigos fue tal que fracasaron en sus empeños. Uno de ellos, Chaumette, misógino notorio, llegó a decir: ¿Desde cuándo le está permitido a las mujeres abjurar de su sexo y convertirse en hombres? ¿Desde cuándo es decente ver a mujeres abandonar los cuidados devotos de su familia, la cuna de sus hijos, para venir a la plaza pública, a la tribuna de las arengas (...) a realizar deberes que la naturaleza ha impuesto a los hombres solamente?".
Es más, se inicia una verdadera cruzada contra los derechos civiles de las mujeres. Contenido el gran impulso revolucionario, a las mujeres se les niega el acceso a los clubes políticos, se combate su politización y se las recrimina predicando su vuelta al hogar. Mas aún, con la reorganización burguesa que "inicia Napoleón, con el Código Civil, la mujer casada vuelve a ser sometida a tutela, cae bajo el dominio del marido en su persona y en sus bienes; se niega la indagación de la paternidad; se quita a la casada derechos civiles, como a las prostitutas; y se les prohíbe el divorcio y el derecho de enajenar sus propiedades".
Gracias al trabajo constante, disciplinado y tesonero de la magíster ODYLA GÓMEZ, docente INEM DE PASTO, adscrita al departamento de CIENCIAS SOCIALES Y FILOSOFÍA se comienza a tejer en torno a nuestra heroína OLYMPE DE GOUGES un manto de memoria y reconocimiento a su legado humanístico expresado en diversas normas, leyes y constituciones. Las aulas se llenan de esplendor y emoción en la difusión de un nombre que partió en dos la historia de la Revolución, obligándola a ir más allá de los simples límites economicistas.