“Lo que se requiere hoy es que todos los que quieren ser presidentes en 2026 salgan ya a la palestra y que se empiece a concertar la posibilidad de que Colombia tenga una gran alianza nacional republicana, donde pueda haber, a través de un mecanismo de consulta, la unificación de quien pueda representar una verdadera alternativa a toda esta catástrofe”.
Esta propuesta fue lanzada por el expresidente Iván Duque en la convención de Asobancaria que se realizó en Cartagena. Y más se demoró el exmandatario en formular su planteamiento que el presidente Petro en revirarle.
“Duque dice que invita a todas sus fuerzas tradicionales de la política colombiana a hacer una gran alianza contra Petro. ¿Será contra el progresismo? Yo digo que están asustados, porque si tienen que juntarse todos contra mí, será porque estamos haciendo algo bueno,” sostuvo el mandatario. E hizo énfasis en la palabra A-SUS-TA-DO.
Pues se equivoca Petro: la gran mayoría de los colombianos, no solo los que integran las fuerzas tradicionales, no estamos A-SUS-TA-DOS sino PA-NI-QUEADOS ante la posibilidad de que esta debacle se prolongue más allá del 2026.
Quien, en mi sentir, también está equivocado es Iván Duque. No en calificar lo que estamos viviendo como una “catástrofe”. Si no en considerar que la mejor forma de evitar que el petrismo sea reelegido dentro de dos años sea armando un “toconpetro” (todos contra Petro). Esas gavillas suelen tener un efecto contrario del que persiguen.
Está equivocado es Iván Duque en considerar que la mejor forma de evitar que el petrismo sea reelegido dentro de dos años sea armando un “toconpetro” (todos contra Petro).
Y más si el objetivo a combatir es alguien como Petro, experto en victimizarse. Mucho me temo que ese “toconpetro” terminaría uniendo a la izquierda, hoy muy fragmentada, en torno al Presidente. Y, de contera, conseguiría que muchos colombianos que votaron por Petro pero que hoy están desencantados, terminasen solidarizándose con él. Y volvieran a votar en su favor. O por su delfín.
Tampoco creo que sea el momento para que los posibles candidatos a suceder a Petro se lancen al ruedo. Faltan 24 meses para las presidenciales, y eso en política es una eternidad. Además una campaña tan larga termina desgastando al candidato.
Hay que dejar que Petro se desgaste solito, en medio de su incompetencia y sus metidas de pata, para que llegue bien chamuscado al 2025. No veo por qué sus rivales tengan que arrimarse a ese fuego.
Quienes estén pensando a suceder a Petro no deben hacer una campaña más larga de seis meses. Sobre todo si son personajes conocidos por el electorado. Entre menos tiempo le den al petrismo para que enfile baterías en su contra, mejor.
Hay que aprender de los errores del pasado. En la campaña anterior, la llamada coalición de la esperanza, en la que participaron Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo y Juan Fernando Cristo, resultó un fiasco.
Al punto de que ninguno de ellos llegó ni siquiera a la segunda vuelta presidencial.
Quienes aspiren a ser candidatos en el 2026 deben buscar figuración a través de las redes sociales y de los medios y, sin querer queriendo, comenzar a proyectarse como una alternativa interesante para los comicios de ese año.
Y formalizar su aspiración, máximo seis meses antes de la primera vuelta presidencial. Sin buscar ninguna coalición ni ninguna componenda que cobre apariencia de “toconpetro”.
O sea que si la primera vuelta es en mayo del 2026, deben anunciar su aspiración a finales del 2025. Medio año es un tiempo más que suficiente para dar a conocer unas propuestas de gobierno.
Otra cosa que deben hacer quienes aspiren a llegar a la Casa de Nariño y no pertenezcan al petrismo es no centrar su discurso en atacar al actual gobierno. Tienen que ir más allá, construir una alternativa atractiva, con unos postulados muy claros. Pocos y claros. Mostrar que es posible un escenario diferente.
Otra cosa que pasó por alto Duque es que en Colombia existe la segunda vuelta presidencial. Y de seguro en los comicios del 2026 llegarán a la instancia definitiva un candidato petrista y un crítico de este gobierno. Con lo cual, la mayor parte de los votantes que no simpatizan con el actual gobierno, que según todas las encuestas constituyen amplia mayoría, terminarán apoyando al candidato de la oposición.
Lo que si me parece es que hay que tener una estrategia clara. Como la tiene el gobierno que está esperando a ver si la imagen de Petro sigue en caída libre o si repunta, para definir si buscan el camino de la reelección o si lanzan a alguien que no haya sufrido semejante desgaste.
Más lo qué hay que hacer, lo que está claro son los errores en los que no pueden incurrir los opositores: así que ni “toconpetro”, ni campañas eternas y desgastantes, ni obsesionarse con destruir a este gobierno. Entre otras cosas, él se está destruyendo solito.
Y lo que quedó claro tras escuchar la propuesta que hizo en Cartagena, es que como político, el expresidente Duque es un excelente tecnócrata.