Compañía Energética de Occidente: otra vez los mismos en campaña

Compañía Energética de Occidente: otra vez los mismos en campaña

No pasó mucho tiempo para que quienes residimos en Quilichao nos diéramos cuenta del contubernio entre la clase política tradicional del Cauca y el uribismo

Por: Omar Orlando Tovar Troches
junio 13, 2024
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Compañía Energética de Occidente: otra vez los mismos en campaña

"Hay que terminar con el miedo ser políticamente incorrecto, ojalá que los que vengan sean transgresores y políticamente incorrectos". Néstor Kirchner (2010): charla en el Observatorio Latinoamericano de la New School University.   

La anterior frase de Kirchner me sirve para poder hacer la advertencia al desprevenido lector sobre lo políticamente incorrectas que les podrán parecer a la mayoría de los conciudadanos quilichagüeños, las posiciones que comparto en esta nota, respecto a las muy justas jornadas de protesta en contra de los abusos de la Compañía Energética de Occidente (CEO). 

Efectivamente, me solidarizo con la indignación generalizada que sienten los usuarios del servicio de energía eléctrica que vende la empresa de don Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño del Grupo Aval, ni más faltaba, este servidor y su familia también somos víctimas de la voracidad del propietario de la cuarta parte de la riqueza colombiana, quien, en su avaricia, hasta ha sido capaz de dejar a oscuras a la segunda ciudad del Cauca. 

Hasta ahí todo correcto. Mi deslinde con la tendencia de estos días en Santander de Quilichao, consistente en sumarse a las protestas en contra del mal servicio, peor atención y delincuenciales cobros de la CEO, nada tiene que ver con los motivos de la justa protesta, mi renuencia a acompañar estas jornadas tiene otras causas. 

Como anotaba al comienzo de esta columna, si hay algo que algunos mayorcitos, como el suscrito, atesoramos a más no poder es la ventaja de la memoria para procurar decirle que no a la pendejada de cometer los errores del pasado.  

Hace ya algunos años, precisamente en épocas preelectorales, el pueblo quilichagüeño también se levantaba indignado en contra del mismo grupo económico, por su intención de atravesar el gasoducto por toda la mitad del casco urbano de esta localidad norte caucana. El pueblo se levantó y lo levantaron.  

Hábiles actores políticos (los mismos de siempre) azuzaron a la comunidad en contra de las intenciones de enterrar el tubo del gas en la mitad de la ciudad: el pueblo se levantó. Sin embargo, la autoridad local, departamental y nacional de ese entonces, envió a los angelitos del ESMAD para que disuadieran a la gente de su intentona de obstaculizar el progreso y la riqueza. Al pueblo lo levantaron a punta pies, bolillazos y gases lacrimógenos. 

No pasó mucho tiempo para que, quienes residimos en Quilichao nos diéramos cuenta del contubernio entre la clase política tradicional del Cauca, el dueño de la cuarta parte de la riqueza colombiana y el uribismo.  

A pesar de las vejaciones, señalamientos y maltratos sufridos por los protestantes de aquella época, el tubo se enterró en la mitad del pueblo y ¡oh sorpresa! ; quienes lideraban la protesta terminaron apoyando políticamente a los aliados y copartidarios de don Luis Carlos Sarmiento; casualmente, los mismos que años más tarde posarían juntos en heroica foto en una pose de proceres de la política quilichagüeña y que, en los días de la golpiza y el atropello policial, no atinaron a decir palabra ni a salir en defensa de sus posibles votantes. 

Durante muchos años, quienes han agitado las masas en Quilichao han gozado del favor de los poderosos de turno, que son los mismos y, tras la excusa de una defensa política en contra de uno de los tantos exabruptos del uribismo (la privatización de CEDELCA empresa pública que prestaba el servicio que ahora presta la empresa de don Luis Carlos); no han hecho cosa diferente de retrasar la solución definitiva al pleito jurídico que tiene el presupuesto municipal en veremos y que parece condenarnos a seguir esclavizados a la CEO. 

Algunos viejos, arropados por la memoria, nos ponemos desconfiados.  

Resulta que justo ahora, que nuevamente soplan vientos electorales, otra vez los mismos agitadores políticos de siempre y sus nuevos pupilos (as), camuflados en las banderas del Pacto Histórico, lideran la justa protesta en contra de los abusos del mismo Luis Carlos.

Una vez más se acude a la manipulación del descontento, de la indignación y de la impotencia frente al inmenso poder del hombre más rico de Colombia y de sus socios en el poder político, entre quienes se encuentran los copartidarios (los de verdad) del actual alcalde de Quilichao y del gobernador del Cauca.  

Una de las ventajas de hacerse viejo es la de poder reclamar para uno mismo los sagrados derechos a decir que no y a ser políticamente incorrectos a cambio de nada; no obstante que, como decía un sabio y viejo amigo mío: “La vejez no te vuelve sabio, si desde siempre fuiste pendejo; con el paso del tiempo serás un viejo pendejo”. 

Ante la presión del pasado reciente y a riesgo de pasar, otra vez, por un cucho políticamente incorrecto, le digo que NO a las convocatorias a la protesta oficial, hechas por los de siempre para tratar de tapar su incapacidad, su ineficiencia, pero, sobre todo, su oportunismo electorero y camaleónico que les permite ganar con todo (a)s los (las) candidatos (s); siempre a costillas de las marchas y protestas de todos. 

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