El anuncio de la estadounidense General Motors, dueña de marcas tan reconocidas como Chevrolet, de cerrar la planta de Colmotores para dedicarse únicamente a la comercialización representa un cambio importante para el sector automotriz. Más allá de que se trate de una empresa con casi 70 años de historia, lo que la convierte en la ensambladora más antigua del país, el final de Colmotores da como resultado que en Colombia solo quede una empresa dedicada a esta labor, Renault-Sofasa.
La Sociedad de Fabricación de Automotores es la ensambladora oficial de la marca francesa desde 1969 y desde su planta en Envigado han crecido hasta convertirse en los líderes indiscutidos del sector. Junto con Colmotores han impulsado el sector automotriz en el país protagonizando una competencia de más de cinco décadas, pero han sido ellos los que mejor se han sabido adaptar a la nueva realidad en la que la venta de vehículos va en picada como nunca antes.
A día de hoy, la empresa paisa controla el 70 % del ensamblaje de vehículos en el país, pero con la salida de los estadounidenses se convertirán oficialmente en la única ensambladora de vehículos ligeros en el país y ese porcentaje lo verán aumentarse hasta el 90 %, dejándole el otro 10 % a los vehículos pesados.
¿En qué va el cierre de Colmotores?
El plan de los estadounidenses era salir de forma instantánea al considerar que esa división no es rentable y con ello despedir masivamente a casi 800 empleados. Sin embargo, no contaban con la mano de hierro de la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, quien, empoderada tras la aprobación en segundo debate de su Reforma Pensional, les está poniendo el tatequieto.
El objetivo de Ramírez es proteger los derechos de los trabajadores de esta compañía, quienes deben ser retirados de sus cargos cumpliendo con todos los requisitos que exige la ley. Según ella, General Motors no esperó la autorización oficial del Gobierno para clausurar sus empresas y por eso tiene en pausa su salida definitiva.