Dice la Real Academia de la Lengua Española – RAE que el secuestro es la “Privación de libertad ambulatoria a una persona o grupo de personas, exigiendo, a cambio de su liberación, el cumplimiento de alguna condición, como puede ser el pago de un rescate.”, de tal manera que para que se cumpla el supuesto de la categoría secuestro se deben cumplir varios requisitos:
Primero, se debe privar al otro de la libertad ambulatoria o de circulación. Lo que para una persona que milita en un Partido Político vendría siendo la imposibilidad de moverse a otro Partido u organización por la imposición de fuerza que ejerce otro sujeto. Por ejemplo, la materialización de tal secuestro político podría pasar si una persona requiere para su inscripción en otro Partido o Movimiento político la desvinculación de la organización a la que pertenece, y ésta le negara el ejercicio de retiro o el documento que así lo certifica.
En segunda medida, para cumplir con los requisitos del secuestro se requiere que quien está ejerciendo la retención pida una extorsión a cambio de su liberación, así, volviendo al ejemplo anterior, esto ocurriría cuando a una persona se le cobrara dinero para permitirle el retiro o para expedir el documento que le certifica la terminación de la vinculación con la organización política.
En el caso del supuesto secuestro anunciado por la senadora Angélica Lozano y la exalcaldesa de Bogotá Claudia López, ninguno de los dos supuestos se cumple.
Aunque hay que valorar que el titular les quedó llamativo para el drama que argumentan estar viviendo, lo cierto es que, en los Partidos Políticos en Colombia, la regla general es la libertad. Usted decide cuándo entra como militante y cuando se retira, sin más requisito que la solicitud al Partido u Movimiento Político.
En el caso de la senadora que fue electa bajo el aval del Partido Alianza Verde, esto implicaría perder su curul, pues el logo del Partido juega un papel fundamental al momento de la decisión ciudadana sobre el voto e incluso hay una inversión de cada organización para promover el voto por las candidaturas de su colectividad; en el caso de Angélica siendo la dueña aparente del Partido junto a su esposa (para ese momento Alcaldesa de Bogotá), la inversión debió ser significativa.
Para la exalcaldesa Claudia López, el caso es distinto, pues habiendo terminado el periodo su rol en el Partido vuelve a ser el de una militante más y podría retirarse en cualquier momento, sin ningún tipo de repercusión en el ejercicio de sus actividades.
En todo caso, ambas podrían renunciar al Partido Alianza Verde de forma inmediata si quisieran hacerlo y no habría ninguna fuerza que les impidiera proceder con su voluntad.
Pero allí viene el asunto real, aunque ambas han solicitado con anterioridad la escisión (división) del Partido Alianza Verde en más de una ocasión, lo que esperan es que todo aquel o aquella que no esté de acuerdo con ellas se vaya a crear otra colectividad y ellas se queden con el logo, el nombre y hasta los recursos del Partido.
¡Por eso la solicitud no ha prosperado! Quien pide la división debe ser quien se vaya y no podrá quedarse entonces con todo lo acumulado.
Pero no me refiero solo a recursos económicos sino al reconocimiento que ya tiene una colectividad política que se ha consolidado como la segunda fuerza alternativa más importante del país, que hoy es referente de las causas ambientales, animalistas, juveniles, de paz, entre otras; y que además se creó sobre la personería jurídica del M19 sobre la base de unos principios progresistas que han propuesto una salida a la hegemonía de la derecha en el país.
Hoy quienes dicen estar secuestradas no coinciden con los valores ni las luchas del progresismo que identifican al Partido, son quienes han intentado excluir y a través del poder que les dio la Alcaldía de Bogotá coartaron la democracia con burocracia para ponerla al servicio de las mafias políticas nacientes en la capital, son quienes echaron por la borda la bandera anticorrupción para beneficiar políticamente a quienes fueron fieles acólitos de sus formas patriarcales de hacer la política, burlando cualquier promesa de inclusión social que abanderaron para hacerse elegir.
El secuestro que se inventan hoy para volverse noticia no es más que otra estrategia para obligar a sus opositores a irse de un Partido Político que no es de ellas, que no es el de las derechas con las que sueñan compartir sillas en el poder. Lo cierto es que su única limitación para salir del Partido Político al que pertenecen es la ambición que les caracteriza.
Fingen un secuestro aparentando no poder abrir la puerta de salida mientras empujan al resto contra las ventanas.